
Lesiones catastróficas
“Cuando hablamos de lesiones catastróficas, nos referimos a daños físicos de tal magnitud que requieren la intervención de equipos quirúrgicos multidisciplinarios y un abordaje terapéutico altamente especializado”, explica Alejandro Ramírez, fisioterapeuta con especialidad en traumatología y sub especialidad en miembro superior y plexo braquial.
Fracturas expuestas, amputaciones traumáticas y destrucción de tejidos blandos o nerviosos, son algunos ejemplos de este tipo de lesiones. En estos casos, la cirugía no basta: la recuperación funcional depende, en gran medida, de una rehabilitación oportuna y bien dirigida.
“Una lesión catastrófica ocurre cuando ya tienen que entrar cirujanos reconstructivos porque hay que reconstruir tendones, huesos, arterias, nervios, venas, incluso el sistema linfático”, explica Ramírez.

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Puede aparecer en cualquier momento, pero los hábitos aumentan la probabilidad de mantenerla lejos de nuestra vida.Rehabilitación desde el quirófano
Contrario a la creencia común, la terapia no inicia cuando se retiran los puntos. Para Ramírez, el tratamiento debe comenzar apenas tres días después de la cirugía.
“Yo empiezo con la movilización muy temprana porque si no se hace, esa mano o esa pierna queda inservible. Puedes tener al mejor cirujano, pero si no hay una buena rehabilitación, no funcionará”, asegura.
Para que tenga éxito la recuperación, es necesario evitar la formación de adherencias, que son cicatrices internas que limitan el movimiento de músculos y tendones. “La sangre, tanto externa como interna, genera cicatrices que se pegan. Si no mueves los tendones a tiempo, quedan ‘pegados’ y hay que operar otra vez para ‘despegarlos”, advierte.
Para estos casos, Ramírez ha incorporado tecnología de punta: férulas personalizadas impresas en 3D y sistemas de movilización robótica pasiva. “Utilizo materiales termo formados que me permiten ir doblando la férula poco a poco con calor y así guiar el rango de movimiento sin poner en riesgo la estructura reparada”, explica.

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La ausencia de desmayos podría deberse a diversos factores; especialistas hacen énfasis en la importancia de estoEste tipo de intervenciones requieren un conocimiento técnico amplio. Ramírez cuenta con formación en ingeniería electromecánica, lo que le ha permitido diseñar dispositivos específicos para las necesidades de sus pacientes. “Empecé a usar impresión 3D porque necesitaba férulas que no encontraba en el mercado. Ahora fabrico piezas exactas para cada paciente”, relata.
Gracias a esta tecnología, los pacientes logran recuperar la funcionalidad en menos tiempo. “Lo que muchos logran en tres o cinco meses, yo lo obtengo en 20 días. Es cuestión de saber cuándo y cómo movilizar”, afirma. En su experiencia, el yeso tradicional puede ser contraproducente. “Si inmovilizas con un yeso por seis semanas, ya echaste a perder toda esa extremidad. Hay que moverla antes, pero con mucho cuidado”.
Un caso que mejor refleja el avance en este tipo de intervenciones terapéuticas tempranas es un paciente de Alejandro Ramírez que lleva un año en rehabilitación, sin embargo, “ya puede manejar, trabajar y hacer su vida normal. Y solo ha tenido tres cirugías. Eso es muy poco para una lesión de ese tipo, normalmente requieren entre seis y ocho”, comenta, además resalta la trascendencia de fabricar férulas para los pacientes desde el primer momento.

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El fisioterapeuta Alejandro Ramírez advierte sobre los riesgos de subestimar el proceso de rehabilitación. “Muchos pacientes no acuden a terapia hasta que ya no pueden moverse, pero a veces ya es demasiado tarde. Si no alcanzas ciertos rangos de movimiento en las primeras semanas, puedes quedar limitado de por vida o necesitar más cirugías”, enfatiza.
En su práctica, ha visto cómo un mal tratamiento inicial lleva a compensaciones corporales que terminan en lesiones secundarias. “Si no puedes mover el brazo bien, vas a forzar el hombro, luego la espalda, y así se va en cadena. Todo empieza por no rehabilitar a tiempo”, concluye.