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Apuntes sobre las letras LGBT+ en México

Libros de refugio y resistencia para la comunidad

Apuntes sobre las letras LGBT+ en México

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JOSÉ LUIS AGUIRRE

En los primeros años del siglo pasado, Torreón vivía la cúspide de las discordias revolucionarias. Hombres armados, con sombreros raídos y ropas de manta, atravesaban calientes tolvaneras con carrilleras cruzadas sobre el pecho. La imagen angustiaba a la población, sobre todo a los pequeños, quienes no comprendían la causa del conflicto armado. Ellos sólo querían jugar a la pelota o al trompo bajo el abrasador cielo lagunero. Uno de esos niños se percibía diferente al resto, relegado, incomprendido. 

El pequeño Salvador Novo (Ciudad de México, 1904) encontraría el refugio y la templanza en la calidez de sus libros. El autor, quien vivió sus primeros años en suelo lagunero, plasma estas tempranas impresiones en “La escuela”, poema que alude a un precoz despertar homosexual: “El profesor no me quiere; ve con malos ojos mi ropa fina y que tengo todos los libros. No sabe que se los daría todos a los muchachos por jugar como ellos, sin este pudor extraño que me hace sentir tan inferior cuando a la hora del recreo les huyo, cuando corro, al salir de la escuela, hacia mi casa, hacia mi madre”.

La literatura sobre la diversidad permite conocer y visibilizar grupos que por años han sido silenciados o minimizados. El desarrollo de las variadas propuestas dentro de la literatura LGBT+ ha permitido romper cánones y paradigmas, formando así una sólida herramienta para la construcción de una cultura propia. Una cultura enérgica, subversiva y desafiante que ha crecido y tomado su propio cauce principalmente durante los dos últimos siglos, tanto en América Latina como en el mundo. México no es la excepción.

MOVIMIENTOS SUBVERSIVOS

Aunque sus publicaciones fueron mayormente enfocadas en la ciencia, los movimientos estudiantiles y las causas sociales ocurridas en México durante la segunda mitad del siglo XX, El vino de los bravos (1981), de Luis González de Alba (Charcas, San Luis Potosí, 1944), despliega relatos enmarcados en la diversidad sexual.

Tras los conflictos del 68, González de Alba fue aprehendido en Tlatelolco y recluido en Lecumberri, donde permaneció por dos años. En prisión escribió su primera novela, Los días y los años (1971), que retrata su experiencia como líder del movimiento estudiantil.

Declarado abiertamente homosexual, publicó en 1975, en la revista Siempre, el primer manifiesto en defensa de los homosexuales en colaboración con Nancy Cárdenas y Carlos Monsiváis. La compleja mente de González de Alba y la enfermedad terminal a causa del VIH lo orillaron a tomar la decisión de terminar con su vida en un apoteósico 2 de octubre, a sus 72 años, como un último ejemplo de subversión y elegancia contestataria.

OBSCENIDADES VAMPÍRICAS

Antes de El vampiro de la colonia Roma (1979), novela semiautobiográfica de Luis Zapata (Ciudad de México, 1951), la literatura homosexual en México estaba fuertemente opacada por los tabúes y el agreste machismo. Incluso, a finales de los setenta el gobierno impuso una serie de censuras hacia todo aquello que no cumpliera sus pulcros estándares conservadores.

El libro, ganador del premio Juan Grijalbo de novela en 1979, retrata la doble moral de una sociedad mexicana que niega, reprueba y crucifica todo lo que considera “obsceno y pornográfico”. El mismo Juan Rulfo sentenció arbitrariamente su rechazo a la obra, aun cuando fuentes cercanas aseguraron que él ni siquiera la había leído.

La novela narra las vicisitudes de Adonis, joven homosexual en los setenta, quien se prostituye en la Ciudad de México para ganarse unos pesos. La historia presenta una fuerte y divertida crítica a la sociedad mexicana de aquellos años, convirtiéndose en parteaguas para la narrativa que vendría después.

ACTIVISMO Y DRAMATURGIA

Nancy Cárdenas (Parras, Coahuila, 1934), considerada como la madre del movimiento LGBT+ en México, incursionó como escritora principalmente dentro de la poesía y el teatro; sin embargo, su trabajo más conocido fue su profundo activismo y compromiso hacia el reconocimiento y los derechos de la comunidad.

Transgresora y auténtica, Nancy admitió abiertamente su homosexualidad durante una entrevista con Jacobo Zabludovsky, en una Televisa colmada de prejuicios y estereotipos. En 1971 fundó el Frente de Liberación Homosexual en México, luego de una intensa lucha y protestas en contra de la discriminación, la violencia y la desigualdad ejercidas por años hacia la comunidad LGBT+.

Nancy Cárdenas dirigió y presentó, en el Teatro Insurgentes de la Ciudad de México, Los chicos de la banda, considerada como la primera puesta en escena gay en un teatro de nuestro país. De igual manera, durante las conmemoraciones de la masacre de Tlatelolco en 1978, fungió como organizadora y abanderada de la primera marcha por el orgullo gay en la Plaza de las Tres Culturas.

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CRÓNICAS DE LA DIVERSIDAD

Como cronista, Carlos Monsiváis (Ciudad de México, 1938) guarda uno de los lugares más altos dentro de la cultura en México. Aunque nunca hizo pública su homosexualidad, siempre fue un activista destacado en pro de la diversidad.

Estuvo presente en el movimiento estudiantil del 68, que le permitió contemplar con ojos propios el autoritarismo, la represión y la violencia ejercida hacia los grupos vulnerables. Impulsó iniciativas para reformas como la despenalización del aborto y el matrimonio entre personas del mismo sexo.

Dentro de su faceta de escritor, Carlos Monsiváis obtuvo el Premio Nacional de Periodismo y el Premio Xavier Villaurrutia por su obra Los rituales del caos (1995). En 2010 publicó su último trabajo, Que se abra esa puerta. Crónicas y ensayos sobre la diversidad sexual, obra que recoge los ensayos que el autor escribió por 27 años para la revista Debate feminista, misma que refrenda su convicción y compromiso hacia la diversidad y la defensa de las minorías.

NEBULOSAS PORNO

En Pornografía para piromaníacos (2022), el torreonense Wenceslao Bruciaga (1977) nos cuenta las aventuras de Jeff y Pedro, actores porno homosexuales que dan rienda suelta a sus fantasías oscuras en San Francisco, donde predominan la prostitución, las drogas duras y el sexo sin protección. En esta gran urbe, el recato y la prohibición han quedado olvidados.

La novela abre un panorama completamente transgresor, libre y sin concesiones. Encontramos diálogos profundamente honestos y divertidos forjados en hondonadas de antros gay bajo nebulosas de alcohol y fentanilo. Los escenarios vistos en décadas atrás han sido opacados por un sentido libertario y completamente enfocado a la diversidad. Sus personajes no se deprimen por el qué dirán al salir del clóset, sino por no encontrar hombres con miembros más grandes que los suyos.

Wenceslao Bruciaga lleva la escena homosexual a sus más altos niveles, con una tinta pulcra y placentera, abordándola sin recelo. Esto hace cuestionarse al lector si en realidad la diversidad aún nos está mostrando una cara transgresora o ha pasado a ser ya una parte de nuestra cotidianeidad.

MIEDOS E INSTINTOS

Con una amplia gama de estilos narrativos, Fruta verde (2006) de Enrique Serna (Ciudad de México, 1959) narra, a manera de una autobiografía ficcionada, los primeros años del autor en su trabajo como publicista para una agencia donde el jefe inmediato es abiertamente homosexual.

El título de la novela no es en vano: una fruta verde es la alegoría de un objeto seductor y a la vez prohibido a causa de su inmadurez. Algo que se puede ver, mas no degustar, similar a la relación juvenil de los protagonistas: Germán, un reflejo del propio Serna, y Mauro, espejo de Carlos Olmos, dramaturgo y futuro escritor de exitosas telenovelas para Televisa.

La narración disecciona los conflictos internos del autor, conflictos que ponen en duda su identidad sexual, así como la represión de sus propios instintos, el amor hacia otro hombre y la tormentosa relación con su madre. Fruta verde es un documento nacido desde el corazón de Enrique Serna. Un ejercicio de catarsis y, a la vez, un homenaje hacia los actores en esa etapa de su vida donde enfrentaron cara a cara sus sentimientos y profundos temores.

CULTURA TRANSGRESORA

Una de las obras sobre la diversidad sexual más recientemente publicadas es Tengo que morir todas las noches (2014), crónica de Guillermo Osorno (Ciudad de México, 1963), de la que también existe una adaptación en Netflix. Aquí somos transportados hacia la Ciudad de México en los ochenta, retratando la escena social y cultural LGBT+ de la época.

A través de testimonios y entrevistas, el libro resplandece y se abre paso en las noches capitalinas, entre bares underground que forman su parte medular. En sus páginas desfilan personalidades de las artes y las letras, quienes aprovechan la oscuridad y el misterio para desarrollar distintas formas de expresión y contracultura en la diversidad.

En los ochenta, con el arribo del VIH/SIDA, la comunidad LGBT+ se vio estigmatizada y provocó que de nueva cuenta se refugiara en el ostracismo. Sin embargo, esto también dio la pauta para un renacimiento con la formación de nuevos grupos de activismo y expositores de sus distintas artes.

Actualmente, gracias al histórico trabajo de sus representantes, las artes y las letras dentro de la cultura LGBT+ se encuentran más libres, vivas y poderosas que nunca.

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Escrito en: poema Nancy Cárdenas libros LGBT Gays

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