Juanes 'enamora' a los lagunerosDefinitivamente el concierto de Juanes permanecerá durante mucho tiempo en la memoria de los laguneros, y no solamente por la calidad del show, sino por lo que sucedió antes y durante el espectáculo.“¿Nos vamos? ¿nos quedamos? Ustedes dijeron... ¡la fiesta no se acaba!”. Pero esa promesa duró muy poco, pues interpretó Luna, para terminar luego con Nada Valgo Sin Tu Amor en medio de una fuerte ovación.El primer susto se lo llevó la gente cuando Juanes dijo “nos vamos despidiendo”. Sin permitir el “derecho de réplica”, de inmediato comenzaron los acordes de A Dios le Pido.El repertorio siguió con La Tierra –canción que grabara con el grupo Equimosis-, Rosario Tijeras, ¿Qué Pasa?, Mala Gente y Ámame. Si para entonces el Estadio de Beisbol Gómez Palacio ya era un torbellino de emociones, cuando la banda comenzó con Volverte a Ver y Fíjate Bien, el ambiente adquirió el grado de tornado.Su maestría en la guitarra, calificada por Quincy Jones como "universal y muy poderosa", lució en todo su esplendor cuando llegó el momento de escuchar La Camisa Negra, Fotografía, No Siento Pena y La Noche; temas en donde ofreció su música original con extrema variedad de estilos e influencias que fueron desde el rock hasta la música folclórica de Colombia.No faltaron las personas que llegaron con sombreros y jorongos colombianos, y con algunas banderas de aquel país. También hicieron su aparición un grupo de jovencitas que portaron en su playera cada una de las letras del nombre de Juanes y unos chavos que ya en ambiente, optaron por quitarse las camisetas para que la música entrara por cada poro de su piel.“¡Esa gente de Torreón! ¿Cómo están esta noche? (Sin caer en cuenta que estaba en Gómez Palacio)... buenas noches, muchas gracias por venir. No esperábamos tanta gente, estoy muy sorprendido y contento. Gracias por estar aquí, ¡bienvenidos!”.Todos, los del área VIP, los de la zona dorada y plateada, y por supuesto los que abarrotaron el área general, bailaron, cantaron y aplaudieron hasta el cansancio. En ese instante ya nadie se acordaba de la larga espera ni de los empujones que tuvieron que soportar al ingresar al recinto, sobre todo cuando él tomó el micrófono para saludar a su fiel público.Sueños, La Paga, Es Por Ti y Dámelo fueron las primeras canciones que marcaron el rumbo de la velada.Desde la primer nota que salió de su guitarra las sillas salieron sobrando, nadie las necesitaba, todos estaban de pie, y de pie terminaron.Luego de 90 minutos de retraso, por fin había llegado el momento de ver en vivo y a todo color a Juanes. De pronto, entre luces azules y en medio de dos pantallas gigantes colocadas en el fondo del foro, hizo su aparición con guitarra en mano. Ni su recién nombramiento como una de las cien personas más influyentes del mundo –según la revista Time- logró que el colombiano cambiara su indumentaria. Jeans, convers, camisa blanca y un saco negro fueron el atuendo perfecto para la ocasión.Bastó que las luces se apagaran y sólo quedara iluminado el centro del escenario instalado en el terreno de juego, para que el grito eufórico de los aproximadamente seis mil 500 asistentes cimbrara el lugar.No fue “un día normal”, y no precisamente porque los alrededores del antiguo Estadio Rosa Laguna perdieron su total calma, sino por las emociones que adentro de él vivieron las personas que acudieron al llamado de un colombiano que hizo realidad sus “sueños”, que le cantó a la “Luna” y que cual transfusión, entregó su “sangre” a todos los laguneros...