Monterrey mostró su desesperación ante el planteamiento defensivo del ahora bicampeón, y el talento de Jesús Arellano y Luis Ernesto Pérez se perdió.La fortuna del campeón acompañó a Pumas todo el juego y la acción más clara de ello se registró a los 53 minutos, cuando Sergio "Alvin" Pérez llegó sin marca para rematar frente al arco pero estrelló el tiro en la base del poste izquierdo y luego se paseó por la línea de meta bajo la mirada del arquero Sergio Bernal.Aunque Miguel Herrera hizo cambios ofensivos para buscar la igualada, sus pupilos jamás hallaron la manera de superar a Sergio Bernal, quien no tuvo que emplearse a fondo como en otras ocasiones porque la mayoría de los remates se fueron desviados.Jesús Arellano ganó un rebote y la cruzó hacia la derecha para que el esférico se fuera cerca del poste, igual que el remate de Ismael Rodríguez en un tiro de esquina, que se fue muy cerca del palo derecho a los 44.Fue la segunda final que Monterrey pierden en el propio Estadio Tecnológico, pues en la campaña 1992-93 cayeron ante Atlante, para colocar sus números en dos triunfos y dos descalabros en finales del torneo mexicano de futbol.Apenas arrancaba el complemento cuando el título adquirió tintes auriazules, cuando Francisco "Kikín" Fonseca no dudó mucho en tirar de fuera del área y tomar fuera de posición al arquero Christian Martínez a la derecha, cuando apenas iban 47 minutos.Los regios perdieron no sólo el campeonato sino el invicto en el Estadio Tecnológico, pues en 11 encuentros es la primera ocasión que pierden y no anotan gol. Precisamente Pumas fue el único que le había arrancado un empate durante la fase regular.Hugo Sánchez ordenó el equipo para esperar al rival en un intento por hacer daño por la vía del contragolpe. Y la estrategia dio resultado a los Pumas, que además de contener a la ofensiva regiomontana tuvieron las aproximaciones más claras de gol.El Kikín estaba muy emocionado y simplemente dijo que no había palabras para explicar la emoción de lograr un bicampeonato ante un rival como el Monterrey.En la cancha, los Pumas impusieron condiciones,de un partido ante un rival que, sabían, intentaría presionar desde el inicio del cotejo.El silbatazo del árbitro anunció el inicio de la fiesta y la explosión de fuegos artificiales y el estallido de una pasión desbordada ofrecieron un marco esplendoroso que se había preparado para los Rayados del Monterrey, pero que los Pumas aprovecharon para alzarse con el título del Torneo de Apertura 2004. Un bicampeón, al fin, un equipo que hace historia.Ya los universitarios habían dado el primer paso rumbo a la consagración en el partido de ida, cuando escenificaron una voltereta a base de garra para ganar el partido de ida por 2-1, un esfuerzo que coronaron en el cotejo de vuelta con un solitario gol que les garantizó la victoria por marcador global de 3-1.los Pumas se convirtieron en el primer equipo que consigue dos campeonatos de manera consecutiva en México desde que se implementó el sistema de los torneos cortos.Una noche difícil para algunos, quienes tuvieron que dividir su afición por los Pumas y su fe por la Virgen de Guadalupe. Al final, se envolvieron en sus banderas auriazules y tomaron rumbo hacia la Basílica.Miles de banderas de los Pumas ondeaban a cada paso de los aficionados.En el transcurso de la noche, hubo un momento de silencio. Aquellos que, daban vueltas en la glorieta del Ángel, se detuvieron un segundo, levantaron el puño derecho y entonaron el Himno de la Universidad.El Ángel de la Independencia fue testigo, de nueva cuenta, de la euforia azul y oro. El bicampeonato de los Pumas y la visita del equipo al monumento histórico, hicieron que el Paseo de la Reforma se convirtiera en un río de gente, todos aficionados felinos. Aunque lo fueran por una velada...