Cultura

El cuerpo como un lenguaje

Carolina Morales ha sido maestra de ballet por más de veinte años

La profesora. Carolina Morales es profesora de ballet y fundadora del Centro de Danza Nijinsky. Empezó a dar clases en la Casa de la Cultura de Torreón a los 19 años, y a partir de entonces no ha dejado la danza. Además, imparte clases de ballet en la compañía Mezquite.

La profesora. Carolina Morales es profesora de ballet y fundadora del Centro de Danza Nijinsky. Empezó a dar clases en la Casa de la Cultura de Torreón a los 19 años, y a partir de entonces no ha dejado la danza. Además, imparte clases de ballet en la compañía Mezquite.

DIANA L. NÁPOLES Y YOHAN URIBE

"Uno, dos, tres. Vamos a la izquierda. Un paso, otro más y fíjate en el 'grand jeté'". Los bailarines se mueven siguiendo las instrucciones, la música regresa al primer compás y hay que volver a repetir la frase.

Mientras enciende un cigarro, Carolina Morales, maestra de ballet clásico desde los 19 años y directora del Centro de Danza Nijinsky, comienza a relatar que cuando le dijo a su familia que quería estudiar danza, su madre se opuso. "Me decía que no me iba a servir de nada, que para qué quería andar 'brincoteando'. Además, éramos una familia grande para los medios económicos con los que contaban mis padres".

Carolina dice que eran seis hijos y su padre trabajaba como maestro.

En aquellos años, ella recuerda que su mamá le decía que mejor se abocara a algo más productivo. Entonces, como pudieron, ella y su hermana comenzaron a tomar clases en la Casa de la Cultura, que estaba en la avenida Morelos.

"Ahí empezamos a estudiar ballet clásico. Creo que llegamos en el momento más oportuno, porque el INBA acababa de enviar a varios maestros a Cuba a capacitarse en metodología de la danza, es decir, en cómo enseñar ballet".

Después, todos estos maestros del INBA viajaron a provincia para capacitar a su vez a otros maestros en la enseñanza de esta disciplina. "Siento que llegué en el momento oportuno a la Casa de la Cultura."

"El director convenció a varias alumnas de ir a Monterrey a tomar un curso de metodología".

El primer taller tenía una duración de dos semanas. Carolina confiesa que fue algo totalmente nuevo para ella. "Llegó un maestro y nos dijo: 'Miren, lo primero que tienen que enseñar es la primera posición, de la cual van a corregir esto y esto'". Así fue como Carolina se inició en el aprendizaje de diversos aspectos sobre la manera en que el cuerpo humano trabaja en la danza.

Al hablar sobre la enseñanza del ballet clásico, comenta que en Torreón no hay ninguna escuela profesional de danza clásica.

"En Monterrey está la Escuela Superior de Música y Danza, que es a donde fui a tomar los primeros dos cursos. Me mandaron y yo fui muy contenta, pero no tenía idea de que aquello terminaría por convertirse en mi vida. Me dieron muy buenas bases y tuve buenos maestros que venían de Cuba de haber tomado estos cursos en metodología".

El regreso de Carolina a Torreón coincidió con el cambio de las instalaciones de la Casa de la Cultura al bulevar Constitución, y en ese momento le dijeron que ella sería la nueva profesora de ballet, porque la anterior acababa de renunciar.

"Yo pensé: 'madre mía de Guadalupe, pero cómo voy a dar clases en los grupos si las alumnas son mis compañeras del grupo de avanzados'. Lógicamente hubo mucha deserción y también hubo quienes sí se quedaron. Ahí comencé a aplicar lo que había aprendido y creo que resultó. Además, aprendí a trabajar con personas chaparritas, gorditas, flaquitas, sin cualidades, con cualidades; es decir, tenía todo tipo de alumnos. Mi obligación era enseñarlos a moverse y a apreciar el ballet".

 UN LENGUAJE CORPORAL

Carolina explica que esta etapa la ayudó a conocer el cuerpo humano, su mecánica y cómo se trabaja con cada tipo de complexión y características anatómicas. La profesora dice que nunca estudió una licenciatura en danza, porque en aquellos años todavía no se había fundado.

"Los maestros de aquellos tiempos nos formábamos experimentando con los alumnos, tomando un curso aquí, otro allá, otro 'acullá', y acribillando a los maestros de mayor experiencia con nuestras preguntas".

Desde el principio, Carolina se interesó más por dar clases que por bailar. A los dieciséis años ya se consideraba "grande" para aprender a bailar. "Además, nunca tuve las cualidades físicas que la danza requiere. Por los cursos que tomé, me di cuenta que nunca hubiera podido despuntar como gran bailarina".

Entonces, al darse cuenta que le gustaba la enseñanza, siguió preparándose en este camino. "Claro que leí diez mil libros de metodología de la danza".

Hay metodología rusa, cubana, la Royal; me gusta aprender un poco de todas. Creo que estuve en el lugar perfecto: la Casa de la Cultura de Torreón, que era una institución con maestros realmente capacitados. Ahí conocí a 'maestrazos' como Clarisa Falcón, Reyna Pérez, Tulio de la Rosa, Carola Montiel (q.e.p.d.). Algunos de ellos todavía viven".

Hablando un poco de su faceta como madre y esposa, Carolina dice que nunca ha dejado de dar clases. "Siempre trabajé con un niño cargado en brazos. Una vez al mes me iba un fin de semana a capacitarme".

También narra que después de dejar la Casa de la Cultura, estuvo trabajando durante un año con Magda Murguía, que tenía una academia en la colonia Estrella. "En ese tiempo mi madre se puso muy enferma y falleció el mismo día que teníamos una presentación. Entonces, no pude asistir y Magda se molestó conmigo, después me dijo adiós. Entonces yo pensé, ¿ahora qué voy a hacer?".

Después de lo acontecido, Carolina recordó que había platicado con su madre antes de que muriera, y que ella le aconsejó que había llegado el momento de abrir su propia academia. "Me dijo: 'Dile a tu papá que te haga un espacio ahí en la escuela'". Entonces, su padre le cedió varios salones en la escuela que tenía, y así fue como inició el Centro de Danza Nijinsky.

"Muchas de mis alumnas de la Casa de la Cultura me siguieron. Hace ya 23 años que tengo la academia. Después, me junté con mis dos hermanas: Lupita y Mercedes, y entre las tres manejamos la enseñanza del ballet. Además, todas estudiamos y nos seguimos capacitando".

 FORMACIÓN EN LA REGIÓN

En su opinión, la formación ha mejorado bastante con los años, pero hace falta que vengan más maestros. Comenta que cuando ella empezó, era la época de "gloria" de la Casa de la Cultura, pues el hecho de que vinieran compañías de danza foráneas ayudaba a reforzar la formación de estudiantes y maestros laguneros.

Sin embargo, Carolina recalca que si la danza ha crecido en la región ha sido gracias a esfuerzos privados, no a instituciones.

"Hemos crecido porque ahora hay más gente que se interesa por la danza. Pero cuando la gente quiere profesionalizarse necesita irse. Ahora que se inaugure la Escuela Superior de Danza Contemporánea, las personas que están interesadas en esta disciplina ya no tendrán que irse, y eso es maravilloso".

A pesar de que La Laguna no cuenta con una licenciatura en danza clásica, Carolina dice que sería lo óptimo.

"Ojalá algún día logremos tener una escuela profesional de danza clásica en Torreón, porque ninguna academia de aquí tiene el reconocimiento oficial -como el de Jaime Hinojosa- para dar una licenciatura en danza. Eso sí, lo hacemos muy profesionalmente, con mucho amor, pero aquí no hay una escuela de ballet reconocida por el INBA".

Carolina recuerda que cuando impartía clases en la Casa de la Cultura, el director le dijo que los visitaría la primera maestra de ballet en Torreón. "Yo apenas la saludé y cuando su grupo bailaba yo me reía. Cuando uno está joven es muy pedante. Un día la maestra Vargas fue a mi salón, llevaba una pila de libros, y me dijo: "Yo ya estoy grande y cuando me muera quién sabe a dónde irán a parar mis libros, por eso quiero regalárselos, porque usted sí los va a apreciar".

Carolina recuerda que eran unos libros maravillosos. "Aún los tengo. Ella me enseñó que nunca debes creerte 'la gran cosa', porque nunca vas a serlo", concluye.

Trayectoria

Carolina Morales es una profesora de danza clásica lagunera que inició su formación en la Casa de la Cultura de Torreón. También tomó varios cursos de capacitación en la Escuela Superior de Música y Danza de Monterrey. A lo largo de su trayectoria, Carolina fue aprendiendo cómo trabajar con las características y cualidades de sus alumnos, gracias a que recibió una formación en metodología de la danza. Entre sus planes está continuar dando clases, aunque quizá cediendo la batuta a una persona más joven.

Para conocer algo más

⇒ ¿Qué estás leyendo? Me apasiona leer "Crónicas vampíricas" de Anne Rice. Generalmente cargo mi libro de "Escuela de danza clásica", para mis clases.

⇒ ¿Qué sabes cocinar? A mis hijos les encanta mi caldo de res.

⇒ ¿Sitio web favorito? http://balletnews.co.uk/, me encanta ver esta página.

Carolina Morales. Cuenta con más de veinte años de experiencia en la danza clásica. Ha formado a tres generaciones de bailarines.
Carolina Morales. Cuenta con más de veinte años de experiencia en la danza clásica. Ha formado a tres generaciones de bailarines.
Su familia. Su padre, hijos y hermanas también se han involucrado en la enseñanza de la danza. Sus dos hijos son profesores de jazz.
Su familia. Su padre, hijos y hermanas también se han involucrado en la enseñanza de la danza. Sus dos hijos son profesores de jazz.

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Escrito en: Carolina Morales Centro de Danza Nijinsky ballet clásico

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