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Sara Madero, revolucionaria

Cronista de Torreón

DR. JESUS G. SOTOMAYOR GARZA

En México, desde tiempos inmemoriales, han existido mujeres que participaron en movimientos armados, en algunos de ellos en forma directa, es decir en calidad de combatientes y otros como soldaderas, es decir atendían a su pareja antes, después y durante los combates que el mismo intervenía, aparte de la intervención a que nos hemos referido, algunas participaron en la redacción de panfletos, revistas y periódicos, dando a conocer las principios que se daban en cada uno de los movimientos que presentaban con motivo de una causa libertaria, así mismo existieron mujeres que coadyuvaron con su pareja en propagar sus ideales, sobre todo democráticos y libertarios.

Recientemente, en nuestro estado de Coahuila de Zaragoza, fue presentado un libro que nos da a conocer a una mujer de quien ya se conocían sus actividades al lado de su esposo, sin embargo en la obra que escribiera la joven abogada, Diana Esther Martínez, se muestra con amplitud, la labor que al lado de su esposo realizó durante el movimiento revolucionario de 1910, lo que acrecentó su figura entre el pueblo mexicano, puesto que, aun cuando se sabía gran parte de su labor al lado de su esposo, no se conocían con detalle cada una de sus intervenciones durante el movimiento revolucionario, pero sobre todo, su labor, una vez que su esposo triunfa en el movimiento revolucionario.

Nuestra personaje fue originaria de la hacienda de “Arroyo Zarco”, en donde nació el 19 de junio de 1870, fue en tal lugar donde los trabajadores de la hacienda y sus esposas, quienes le daban a conocer las injusticias que la gente del campo en general sufría de parte de las autoridades constituidas y de los hacendados, todo lo cual la hizo comprender y entender a su esposo don Francisco I. Madero, casándose el 28 de enero de 1903. Después de su matrimonio, se establecieron en la ciudad lagunera de San Pedro de las Colonias, Coahuila, fue ahí donde siguiendo la autorización de su esposo se inició ayudando en todas las acciones que el mismo realizaba, como la de curar homeopáticamente a gente del pueblo, que no tenía para asistir a un consultorio médico, así como ayudarlos en los problemas que vivían.

En el año de 1908, Madero le contó su proyecto de combatir al régimen de Porfirio Díaz, para ello seguía patrocinando a los FloresMagón, así como la publicación de su libro “La Sucesión Presidencial”, en el que trataba la política reeleccionista de Díaz, reconociendo 22 estados de la República, para lo cual formaron clubes antirreeleccionistas, conformando círculos femeninos en los que se daba a conocer los ideales democráticos de su esposo, lo que la hizo “sentir importante” para el movimiento democráticomexicano, ya que el pensamiento de su señor esposo se lo daba a conocer a las damas que invitaba a las tertulias y reuniones en general que organizaba.

Después del asesinato deMadero, continuó viviendo en México en la colonia Roma, calle de Zacatecas número 8, manifestando que hubiera decidido que don Francisco hubiera sido sepultado en San Pedro de las Colonias, Coahuila, su gran hogar, y en donde aún tenían buenos amigos.

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