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ECOS DEL AYER

RAÚL MUÑOZ DE LEÓN

En la historia de los pueblos, los tiempos se cuentan por lustros, por décadas, por siglos, más que por años; así que hablar de 75 años de una población, es referirnos apenas al ayer. En 1950, 1960 y aún en 1970, Gómez Palacio era una ciudad apacible, tranquila, romántica y al mismo tiempo bulliciosa, como preámbulo del desarrollo que más tarde tendría. Muy lejos estábamos de la computación, del teléfono celular, del internet, del youtube, twitter y del facebook, y sin embargo nos comunicábamos perfectamente; había acercamiento y relación basada en el conocimiento de unos y otros.

La mayoría de las familias se conocían, de tal forma y a tal grado que cuando una dama comunicaba a sus padres que tenía novio y les proporcionaba el nombre del galán inmediatamente salía el parentesco: ¡ah sí. el hijo de fulano; el hermano de zutano; el cuñado de perengano; ¡pues cuídate, hija, porque ese muchacho es "tomador" y muy "noviero", y además ¡no trabaja!, decían las mamás de las muchachas- Una época en que era frecuente ver a las autoridades municipales socializar con los ciudadanos en la Plaza de Armas o en el Parque Morelos, disfrutando de un "barquillo" de nieve, de un elote, de una rebanada de jícama con limón y chile, o un "durito" de harina sumergido en una salsa líquida y picante; duritos y salsas que en sendas canastas de "ixtle", los unos y en ollas de peltre o aluminio, las otras, ponían a disposición de los dominicales consumidores los comerciantes ambulantes que ofrecían su artesanal y sabrosa mercancía en los días de fiesta cívica o al término del desfile escolar o deportivo, o de los trabajadores si la parada era el 1º de mayo Feliz época en que era común y natural en tal circunstancia histórica ver al presidente municipal dar "bola" a sus zapatos. Así recuerdo que vimos al Dr. Galindo Chávez, a don Ramón González, a don José Rebollo, entre otros exalcaldes "trepados" en los cómodos sillones que los aseadores de calzado colocaban estratégicamente en los paseos públicos, mientras el cliente leía un diario, generalmente EL Siglo, una revista deportiva o de historietas cómicas y en algunos casos revistas para adultos que el propio artesano aseador ofrecía para atraer al mayor número de clientes. Y con ellos al síndico municipal, a los regidores, a los directores de área; no tuvimos necesidad de tecnología, hoy casi indispensable, para comunicarnos, que hoy es casi indispensable.

Y en el kiosko de la Plaza, la Banda de Música interpretando marchas, valses, pasodobles, mazurcas y danzones, amenizando las reuniones  familiares bajo la batuta del maestro José Mireles, del maestro Arturo Segovia o del profesor Francisco de la Fuente, que fueron directores del conjunto musical en diferentes etapas de su historia; mientras muchachas y muchachos  daban vueltas por los andadores de la Plaza, en sentido contrario: ellos venían y ellas iban y al encontrarse, un guiño, un clavel o una rosa, una sonrisa pícara y nace una nueva relación. Se sabe de muchos noviazgos que terminaron en matrimonio, producto de este tipo de rondas.

Era la época de los "matinées" dominicales, primero en el Club Lagunero, después en el Edificio Willy, organizados los cuales por el Grupo "Amigos de Siempre", eran amenizados  por la Comparsa Universitaria de la Laguna, unas veces, otras por Los Pandava, por Los  Yenkas o por la Orquesta de Samy Hernández, matinées muy populares y concurridos que tuvieron prestigio y aceptación durante muchos años.

Época romántica y nostálgica de ir a la "botana" y los "calditos" al Francia, al Carlos, al Filarmónicos, al Club Verde o al Cuevas, entre otros bares, donde se estrechaban las relaciones humanas. Se escuchaba entonces la canción "Gema" de Güicho Cisneros, orgullo de Santa Rosa, cantada por Los Dandys que mucho éxito tuvieron con temas Como un duende, Negrura, Alma de cristal, Cerca del mar, Tres regalos y muchos más.

Noches de lucha libre para ver a rudos contra técnicos  en la Arena  Olímpico Laguna, para  aplaudir o abuchear, según el caso al Santo, a Blue Demon, a Black Shadow, al Médico Asesino, al Enfermero, a la Tonina Jackson, al Cavernario Galindo, a Dorrel Dixon, a Tarzán López, peleando máscara contra cabellera; ir a las funciones de box para ver a "Calucas" Ríos, Claudio Adame, Javier Zatarain y a Boby Cervantes; en la misma Olímpico asistir y disfrutar las "Noches de Buen Humor" o Tercia de Ases, los viernes, animados por el comediante "Rascacielos" Tiempos de los "globeros", de los "algodones de azúcar", de los vendedores de manzanitas, revestidas de azúcar en colorante rojo. Por la noche ir a los tacos de Simón en "Los Dorados" o a los del Bar "Los Amigos" de don Salvador Medina Montalvo, acompañados de una "escuis", una "Betito", de una "jippo" o una Orange. Tiempo de la cerveza Cruz Blanca, (.75 vaso 1.50 tanque) del Sidral Dos Manzanas; de Café Colón, del Estrella 57, Café K-cero, del Chocolate Abuelita y del pan La Reynera.

En la década de los años 50 circuló por las calles de Gómez Palacio el primer automóvil convertible de La Laguna, un auto Ford de color azul cielo con franjas laterales en color blanco, llantas de cara blanca con rines deportivos, cuyo dueño era don Pedro Cruz Castañeda. ¡Fue la sensación de aquel momento! Tan elegante que lo contrataban para exhibir en él a las reinas de Feria del Algodón de Torreón.

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