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ORATORIA

RAÚL MUÑOZ DE LEÓN

Hay quienes niegan todo valor cultural a la oratoria, considerándola un arte menor, de escaso significado literario y de poco  valor práctico; sin embargo, a los que así opinan se les puede ver en actos culturales, artísticos, interesados en saber, qué se dice, cómo se dice y quién lo dice. "Sólo los que tienen lengua de trapo, la garganta obstruida y el pensamiento cerrado a la libre expresión, pueden desdeñar el arte excelso de la oratoria", apuntó en el proemio de su interesante libro Antología de la Elocuencia Mexicana, el maestro Andrés Serra Rojas.

El verbo luminoso, la palabra sincera, elocuente y amable puede hacer más placentera la vida social.  "Cuando la bruma sea más espesa, más útiles serán los instrumentos de navegación". El arma o instrumento por excelencia de la vida social es el lenguaje; con él, los seres humanos han construido sus civilizaciones y sus culturas. Es muy hermoso un buen discurso que combine en las bellas formas del lenguaje, la nobleza de una idea.

México es un país de oradores. Desfilan por las páginas de esta singular Antología, entre otros muchos exponentes de la rama literaria de origen ciceroniano. Desde la fuerza arrolladora de la palabra de Jesús Urueta, aquel chihuahuense que siendo diputado federal pronunció el discurso en el aniversario luctuoso de Benito Juárez, en junio de 1920, de quien dijo: "Benito Juárez no está bajo su lápida mortuoria convertido en ceniza, está dentro de nuestras almas convertido en idea, en sentimiento, en aspiración. Cariño a la Patria, deseo de libertad, sacrificios por el deber, luchas contra el mal, recuerdos de dolor y de gloria. Todo eso es Juárez!"

Hasta el guanajuatense José López Bermúdez, orador y poeta, interesado siempre en los problemas sociales de México, autor del poema "Canto a Cuauhtémoc", a quien considera Primer Héroe del Pueblo, composición poética que termina con este verso: 

"Creces, señor, y junto a ti, tu pueblo crece;

Tu pecho es un muro de la ciudad antigua;

Camina contigo una nueva pirámide:

Y contigo, Padre, otra vez camina el pueblo".

La palabra flamígera, disparada con certeza es capaz de destruir castillos y derribar monarquías; pero igualmente puede elevar a tiranos y fincar dictaduras: muchos políticos se hicieron del poder usando como arma la oratoria.

Hay que distinguir la oratoria incongruente, sin ideales o propósitos elevados, de la oratoria constructiva, artística, símbolo de expresión de ideas generosas.

La oratoria es un poderoso vehículo de masas ante los reclamos de la convivencia social. Arte para muchedumbre, fuerza estética que liga a grandes grupos y los encamina a la realización de un propósito

Toda una galería de 41 personajes que trascendieron en las diversas manifestaciones de la vida pública, es la selección que nos presenta el maestro Serra Rojas, sin importar ideología, ni doctrina política o religiosa. Luis I. Rodríguez, Vicente Lombardo Toledano, Antonio Carrillo Flores, José Muñoz Cota, Alejandro Gómez Arias, Adolfo López Mateos, Belisario Domínguez, Manuel Gómez Morín; todos ellos en su época con una oratoria fogosa y valiente marcaron el camino y el rumbo de la vida nacional.

Un ejemplo: el 7 de octubre d e 1913, el Dr. Belisario Domínguez, senador por el Estado de Chiapas, pronunció un discurso en la tribuna del Senado, en el que dijo: "El pueblo mexicano no puede resignarse a tener como presidente de la República a Victoriano Huerta, el soldado que se hizo del poder mediante la traición y cuyo primer acto al subir a la presidencia fue asesinar cobardemente al Presidente Madero y al vicepresidente Pino Suárez". Pocas horas después de este pronunciamiento fue asesinado don Belisario, habiéndole cortado previamente la lengua.  

En el Estado de Durango y en la Comarca Lagunera, durante los años 50, 60 y 70 del siglo pasado, la práctica de la oratoria fue una constante entre los estudiantes de las instituciones educativas de segunda enseñanza. 

Gracias a los concursos convocados y organizados por la Universidad Juárez del Estado de Durango, por un periódico regional lagunero y por el Ayuntamiento de Gómez Palacio (los tres años de presidente municipal del Dr.  Francisco Galindo Chávez (1956-1959) y los tres de don José María Pámanes Guerrero (1959-1962), brillaron en el bello arte de la palabra, destacando entre otros muchos Agustín Ruiz Soto, Jorge Contreras, Arturo Cadivish Michelena, Rodolfo Ríos Tonche, Héctor Valdés Romo, Javier Orduña, Raúl González Duque, Horacio Torres  Castillo, Jesús Tapia Rocha,  Roberto Chao Madinaveitia, René Barbier Galván, Hilario López Aguirre, Juan Ramos Reyes, Raúl Muñoz de León, Rodolfo López Estrada, Jorge Torres Castillo, Enrique Torres Cabral, Héctor Raúl Avendaño, Héctor Natera Arreola, José de Jesús Ramírez Garza, José Medina Acuña, Francisco Vázquez, Gregorio Martínez Holguin  y otros que escapan a mi memoria, pero que de igual manera merecen aplauso y reconocimiento.

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