
Las manchas blancas en la sandía no afectan su sabor ni calidad, son señales naturales de madurez y crecimiento.
La sandía es una de las frutas favoritas del verano: refrescante, jugosa y naturalmente dulce. Su pulpa roja y sus semillas negras son características inconfundibles, pero también suele presentar algunas marcas en la cáscara o en el interior que generan dudas entre los consumidores.
Una de ellas son las manchas blancas, que pueden aparecer tanto por fuera como por dentro de la fruta ¿Qué son exactamente y afectan su calidad? A continuación, te lo explicamos.
¿QUÉ SON LAS MANCHAS BLANCAS EN LAS SANDÍAS?
Las manchas blancas de la sandía pueden tener distintos orígenes según su ubicación. Si aparecen en el exterior de la cáscara, son generalmente áreas donde la fruta estuvo en contacto directo con el suelo durante su crecimiento.
Estas marcas, conocidas como manchas de campo, son normales y no indican que la fruta esté mala. De hecho, una mancha blanca o amarilla en la base puede ser un buen indicador de que la sandía maduró correctamente en la planta.
Cuanto más grande y dorada sea esa mancha, más tiempo permaneció la sandía madurando al sol.
Por otro lado, si las manchas blancas se encuentran en el interior de la fruta, pueden deberse a varios factores: desde una variación genética, hasta condiciones específicas durante su cultivo, como la falta de nutrientes o problemas con la polinización.
En algunos casos, estas manchas blancas internas son simplemente partes de la pulpa que no se desarrollaron completamente. Si no tienen mal olor ni sabor extraño, no representan un riesgo para la salud, aunque pueden alterar ligeramente la textura.
5 CURIOSIDADES EXTRA SOBRE LAS SANDÍAS
Son pura agua: La sandía está compuesta en un 92% por agua, lo que la convierte en una excelente opción para hidratarse en días calurosos. Además, contiene electrolitos naturales como el potasio.
De origen africano: Aunque se cultiva en todo el mundo, la sandía tiene su origen en África, donde crecía de forma silvestre hace más de 5,000 años. Desde allí se extendió a Europa y Asia.
Variedades sin semillas: Si bien las semillas negras son tradicionales, hoy existen sandías sin semillas, producto de cruces genéticos naturales que no implican modificación genética.
La cáscara se come: En algunos países asiáticos, la parte blanca de la cáscara se cocina en guisos o se fermenta. Es rica en fibra y nutrientes como la citrulina.
Sandías cuadradas: En Japón se cultivan sandías en moldes cúbicos para facilitar su transporte y almacenamiento. Son más caras, pero llaman mucho la atención por su forma inusual.