En lo que es actualmente la Comarca Lagunera, en los estados de Coahuila y Durango , existieron un gran número de tribus indígenas, las cuales no tenían un lugar fijo en dónde residir, de ahí que fueran nómadas, cazadores y recolectores, pues no cultivaban la tierra, sino que vivían de los productos que la misma les daba, tal y como los frutos que extraían de árboles y de la misma tierra, al igual que se dedicaban y vivían de la caza y de la pesca que realizaban en las superficies de tierra en que eventualmente vivían, así como de los animales que cazaban.
Los historiadores que han estudiado a los indios laguneros afirman que eventualmente habitaban chozas tipo “campana” las cuales construían de carrizo y zacate y que la vestimenta de los mismos, la cual era usada en pocos de ellos, consistía en pieles de animales que cazaban, la cual curtían y les servía para cubrirse, señalando los historiadores que en un número reducido de ellos, pues la gran mayoría si mucho utilizaban un taparrabos, pues gran número de los mismos no utilizaba nada para cubrirse, utilizando además adornos con caracolillos y vértebras de animales.
Todo lo anterior se desprende de los informes anuales de los Evangelizadores de la Compañía de Jesús, que a partir del año 1594, fueron autorizados por Felipe II para que evangelizaran a los indios laguneros a los que llamaron así por vivir en las lagunas que existían, tanto en el actual estado de Coahuila como de Durango, señalando en sus “anuas” o informes , que los indios laguneros “que no tienen casa y andan desnudos, no siembran, ni tienen casa, ni asunto determinado, ni siembran y comen exclusivamente lo que la tierra voluntariamente les produce, tunas, maguey, mezquite y otras hierbas y algún pescado de la laguna y río que llaman “de las Nazas”.
En la anua de 1596, refiere el doctor Manuel Terán Lira que refiriéndose a los indios irritilas, se dijo: “Los indios de la laguna son medios hombres, habitan en el agua y parte en tierra, pero en ninguna parte tienen habitación frecuente, no siembran ni recogen lo que la tierra voluntariamente les ofrece de raíces y caza, y así nunca están en un lugar determinado y cierto, sino donde les parece hallar sustento, hoy aquí, mañana acullá”. (Continuará).