Invita iglesia a vencer la avaricia y cultivar la generosidad
Durante la misa dominical, Monseñor Néstor Martínez, vicario general de la Diócesis de Saltillo, exhortó a los fieles a no dejarse dominar por la avaricia, que consideró un impulso natural en el ser humano desde la infancia. Desde el altar del templo de Santiago Apóstol en Monclova, el sacerdote centró su homilía en reflexionar sobre el Evangelio que advierte contra el deseo desordenado de acumular bienes materiales.
Monseñor explicó que la avaricia se manifiesta desde la niñez, cuando los niños se niegan a compartir juguetes o atención familiar, pues ya experimentan el impulso de apropiarse de lo que consideran suyo. “Al ser humano siempre lo va a acompañar la avaricia”, afirmó. Añadió que este rasgo de comportamiento se presenta también cuando surgen celos entre hermanos, lo cual muestra cómo el deseo de posesión forma parte de la naturaleza humana.
El vicario general subrayó que corresponde a los padres enseñar a sus hijos el valor de la generosidad, fomentando en ellos la capacidad de compartir. Señaló que si bien desear cosas no es en sí negativo, es importante orientar esos deseos hacia fines positivos, como el crecimiento en la fe, la felicidad y el cumplimiento del deber con honestidad.
Retomando el pensamiento de Santo Tomás de Aquino, el sacerdote explicó que existen dos deseos desordenados especialmente peligrosos: la soberbia y la avaricia. Enfatizó que este último impulsa a acumular bienes materiales sin medida ni sentido de trascendencia, y recordó que Jesús llama en el Evangelio a desprenderse de ese afán posesivo.
“Jesús nos invita a que no nos dejemos llevar por la avaricia, que aprendamos a ser generosos”, puntualizó el párroco de Santiago Apóstol. Añadió que la generosidad debe convertirse en una virtud cotidiana, presente en cada ámbito de la vida, desde la familia hasta el trabajo.
Asimismo, Monseñor Néstor Martínez reiteró que el deseo puede tener una función positiva si se enfoca hacia el bien común y no hacia el egoísmo. Deseos como ser una buena persona, tener una familia unida o esforzarse por hacer bien el trabajo son ejemplos de aspiraciones ordenadas, dijo, en contraste con los deseos de acumular riquezas sin propósito moral.
Al concluir su sermón, el vicario general llamó a la comunidad a revisar sus intenciones diarias y a cultivar una espiritualidad basada en la generosidad. Enfatizó que una sociedad con más personas dispuestas a compartir lo que tienen puede construir relaciones más justas, solidarias y fieles a los valores del Evangelio.
La reflexión dominical de Monseñor Néstor Martínez se enmarca en la serie de homilías en las que ha abordado los pecados capitales desde una perspectiva pastoral, con el propósito de orientar a la feligresía a llevar una vida más coherente con los principios cristianos.
