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El mobbing y la responsabilidad organizacional

CLAUDIA RIVERA MARÍN

El mobbing, también conocido como acoso laboral, es un tipo de violencia psicológica que se manifiesta mediante hostigamiento sistemático hacia un empleado, con el objetivo de perjudicarlo emocionalmente, degradarlo profesionalmente o incluso llevarlo a abandonar su puesto. A pesar de que se ha escrito mucho sobre este tema, es un hecho que es un fenómeno demasiado común y subestimado, con consecuencias profundas para las personas y las organizaciones. Si bien es una actitud que nace de una persona o grupo en particular, sería ingenuo pensar que el problema que causa desaparecerá por sí solo. Por lo que es importante reflexionar cuál es el papel que tiene la empresa en la aceptación, por acción u omisión, de este tipo de violencia, pues no olvidemos que ya se cuenta con la NOM035, Norma Oficial Mexicana que establece los elementos para identificar y prevenir los factores de riesgo psicosocial en el trabajo con el propósito de proteger la salud y seguridad de los trabajadores al abordar factores como el estrés, la violencia laboral y la falta de apoyo social.

Sí, es muy fácil voltear hacia otro lado y dejar que el hostigamiento suceda, pero la empresa tiene una obligación hacia todos sus trabajadores de brindar un espacio seguro, respetuoso y justo, en el que puedan desarrollarse plenamente sin miedo ni presión. Las víctimas de mobbing experimentan altos niveles de estrés, ansiedad, depresión, baja autoestima, insomnio, pérdida de la motivación y deterioro de sus relaciones personales y familiares. Pero además tiene un costo físico, ya que puede desencadenar diversas enfermedades psicosomáticas y un agotamiento total.

Para las organizaciones el acoso es un riesgo significativo. Un ambiente laboral tóxico reduce la productividad, incrementa el ausentismo, la rotación de personal y los problemas de salud, tanto física como psicológica, deteriora la imagen institucional y puede derivar en demandas legales. El clima organizacional se ve afectado negativamente, lo cual repercute en la eficiencia de los equipos y en la calidad del servicio o producto que se ofrece.

Prevenir el mobbing no sólo es una responsabilidad ética, sino también una obligación legal en muchos países. Las empresas deben adoptar una postura activa y comprometida para erradicar cualquier forma de acoso laboral. Algunas medidas clave son: 1) Establecer códigos de conducta y políticas internas sobre esta actitud así como la sanción aplicable. 2) Ofrecer canales de denuncia confidenciales, lo que implica crear mecanismos seguros y anónimos para poder denunciar el acoso 3) Capacitación continua a todo el personal (incluso el directivo), en la que se haga énfasis en el respeto, la inteligencia emocional y el manejo de conflictos 4) Actuación inmediata; esto implica tanto la investigación del hecho como la atención y acompañamiento a la víctima 5) Campañas en las que se promuevan los valores y las políticas de rechazo a cualquier tipo de agresión.

La violencia causada por el mobbing no debe tolerarse bajo ninguna circunstancia. Prevenirla no sólo protege a los empleados, sino que también fortalece la cultura organizacional y contribuye al éxito sostenible de la empresa.

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