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La encefalitis es una enfermedad que inflama el cerebro. Puede aparecer a raíz de alguna infección vírica o bacteriana, aunque buena parte de las veces su origen es desconocido. Existen al menos tres tipos de ella: la infecciosa, la autoinmune y la que no tiene causa precisa.
No es un mal que se deba tomar a la ligera. Es difícil predecir cómo afectará a una persona; incluso puede ocasionar la muerte. Cuando sus síntomas se muestran, es necesario buscar ayuda de inmediato.
SÍNTOMAS
Sus víctimas suelen sentirse confusas, sufren cambios en su personalidad, tienen problemas con el movimiento, registran alteraciones en la visión o en la audición; incluso llegan a convulsionar y, en los casos más extremos, a caer en estado de coma.
La encefalitis infecciosa produce, además, signos similares a los de la gripe, como dolor de cabeza, fiebre, dolor muscular o articular, fatiga y debilidad. Estos síntomas, por lo general, preceden a otros de mayor gravedad que pueden tomar horas o días en presentarse:
• Cuello rígido.• Confusión, agitación y alucinaciones.• Pérdida de sensibilidad.• Pérdida de memoria.• No poder mover zonas del rostro o del cuerpo.• Debilidad muscular.• Problemas con el habla o la audición.• Pérdida del conocimiento.
En niños pequeños y bebés, la lista de señales incluye abultamiento en las fontanelas (espacios blandos) del cráneo, náuseas, vómitos y una rigidez que se extiende a todo el cuerpo.
Los síntomas de la encefalitis inmune, por su parte, llegan a demorar semanas en desarrollarse completamente. No obstante, es común que las personas sufran combinaciones de algunos de los ya mencionados.
Cuando aparece alguno de los signos graves asociados a esta enfermedad —como el dolor de cabeza intenso, la fiebre y los cambios en el estado de conciencia—, buscar asistencia sanitaria es inaplazable, sobre todo cuando se trata de menores de edad.
TIPOS
Todavía hay mucho por descubrir sobre este padecimiento. La comunidad clínica estima que se desconoce la causa precisa de cerca de la mitad de los casos.
Cuando se trata de encefalitis infecciosa, significa que un virus ha alcanzado al cerebro —rara vez se origina a raíz de la acción de bacterias, hongos o parásitos—. El agente nocivo puede afectar una sola área o propagarse por el órgano pensante. Los virus asociados con la enfermedad son transmitidos por mosquitos o garrapatas.
En la de tipo autoinmune, las células inmunitarias del organismo actúan de forma errática y atacan al cerebro, o producen anticuerpos dirigidos a proteínas y receptores cerebrales. No se conoce con precisión por qué ocurre esto.
Hay otras clases de encefalitis autoinmune, por ejemplo, la aguda diseminada, que puede activarse como efecto de una infección. Otro tipo es la paraneoplásica, que ha sido asociada con la presencia de tumores en el cuerpo.
También existen la límbica, en la que el paciente sufre alteraciones neuropsiquiátricas y convulsiones, y la de Rasmussen, un mal crónico que perjudica mayormente a niños al provocar convulsiones, pérdida de habilidades motoras y del habla, así como daño progresivo en un hemisferio cerebral.
AGENTES NOCIVOS QUE LA ORIGINAN
Los virus del herpes simple tipo 1 y tipo 2 son algunos de los que causan esta enfermedad. El primero es el que origina ampollas febriles alrededor de la boca; el segundo produce herpes genital. La encefalitis generada por el virus del primer tipo es poco frecuente, pero a veces deriva en daño cerebral significativo, incluso la muerte.
Otro virus del herpes que puede afectar al cerebro es el de Epstein-Barr, que comúnmente causa mononucleosis infecciosa.
La encefalitis también surge por efecto de enterovirus como el de la poliomielitis o el de Coxsackie, que usualmente ocasiona síntomas como los de la influenza, inflamación ocular y dolor abdominal.
Los mosquitos son otros agentes que causan, con los virus que transmiten, varios tipos de encefalitis: del Nilo Occidental, de La Crosse, de San Luis, equina oriental y equina occidental. Los síntomas comúnmente aparecen entre unos días y un par de semanas después de la picadura del insecto.
El virus Powassan, que es transmitido por garrapatas, también provoca inflamación cerebral. En estos casos, los signos suelen presentarse una semana después de la picadura. El virus de la rabia, en cambio, hace que se generen rápidamente.
FACTORES
Cualquier individuo es propenso a desarrollar encefalitis. No obstante, existen factores de riesgo. Niños y adultos mayores, por ejemplo, tienen más probabilidades de padecer la de tipo viral. Algunas formas de la autoinmune afectan más a niños y adultosjóvenes, mientras que otras parecen apuntara personas de la tercera edad.
El riesgo aumenta, además, cuando se tiene VIH o SIDA, o si se padece alguna afección por la cual las defensas del cuerpo sedebilitan, o que obliga a consumir medicamentos inmunosupresores.
Finalmente, fumar puede causar cáncer de pulmón, lo que, a su vez, dispara el riesgo de síndromes paraneoplásicos, incluida la encefalitis.
¿QUÉ HACER?
La inflamación del cerebro puede lesionar a este órgano, provocar un coma o acarrear la muerte. Otras de sus complicaciones terminan afectando a sus víctimas durante meses o se convierten en un asunto permanente.
Por ejemplo, fatiga que no se va, debilidad o ausencia de coordinación muscular prolongada, cambios en la personalidad, problemas de memoria, alteraciones en la audición o visión, dificultad para hablar.
Algunas precauciones para prevenir su aparición son: evitar la exposición a los virus que la ocasionan, tener buenos hábitos higiénicos, no compartir platos, cubiertos ni bebidas, así como preguntar a un profesional de la salud sobre las vacunas que deben recibirse antes de viajar a un determinado destino.
También hay que vestir ropas que protejan de mosquitos y garrapatas.