
Elegir a jueces
Este próximo 1 de junio se llevarán a cabo las primeras elecciones judiciales en tiempos modernos de nuestro país. Seremos la primera nación del mundo en elegir por voto popular a todos los jueces, magistrados y ministros. No es una buena noticia.
En Estados Unidos, algunos jueces locales son electos y tienen que salir a hacer campaña y ofrecer promesas a la ciudadanía. Esto no necesariamente mejora la calidad del sistema judicial. La ministra de la Suprema Corte de Justicia, Loretta Ortiz Ahlf, cuestionó en noviembre de 2023 este modelo. Recordó que estuvo en un foro con juzgadores en Texas, estado en el que son electos por voto popular a nivel local, donde uno de los participantes había condenado a muerte a un mexicano a pesar de las pruebas de su inocencia. “En ese momento le pregunté: ‘¿Por qué emitió esa sentencia?’. Y lo dijo clarito: ‘Es que esto me dio más popularidad, me dio la oportunidad de ascender en mi carrera’, y eso es lo que no podemos permitir”.
En Estados Unidos, sin embargo, ninguno de los jueces federales es electo por voto popular. Esto permite que los juicios de apelación sean resueltos por juzgadores profesionales, que pueden echar para atrás las sentencias de los jueces políticos.
El 5 de agosto de 2018, el entonces ministro Arturo Zaldívar, quien posteriormente sería presidente de la Suprema Corte, declaró en una entrevista con el activista de Morena John Ackerman: “El más popular o el más simpático o el que logre generar más empatía con la ciudadanía no es necesariamente el mejor ministro o juez… En muchas ocasiones los jueces tenemos que ser impopulares. Mucho de lo que nosotros hacemos es contramayoritario, porque es defender los derechos de las minorías incluso frente a las mayorías. Me parece que, si fuera por elección popular, se desnaturaliza la función del juez constitucional”.
Las opiniones de estos juristas cercanos a la Cuarta Transformación no sirvieron para nada. El expresidente López Obrador impuso la elección por voto popular de los juzgadores. Se inspiró en Bolivia, que en el gobierno de Evo Morales estableció la elección popular de los magistrados más importantes. Sin embargo, eran sólo nueve, mientras que en México serán miles. Aun así, el experimento de Bolivia fue un fracaso; llevó a la politización de la justicia y a enfrentamientos políticos que provocaron la postergación de las elecciones judiciales de 2023.
En México los ciudadanos tendremos que votar este próximo 1 de junio en un proceso marcado por irregularidades. Las ministras de Morena hicieron campaña antes de que fuera legal. La selección de candidatos se llevó a cabo con problemas y violando las suspensiones de jueces en funciones. Una parte integral de estos procesos fue el uso de sorteos, de tómbolas, para elegir a los candidatos.
Es falso que elegir a los jueces haga a México más democrático. Al contrario, hace más frágil su democracia porque nos dará jueces que se interesan más por la política que por la justicia. Dinamarca es considerado por muchos como el país más democrático del mundo. Ahí los jueces son nombrados por el monarca, a recomendación del ministro de justicia, pero la verdadera selección la hace un Consejo de Designaciones Judiciales que escoge a los candidatos por sus cualidades profesionales. El resultado es que Dinamarca tiene un poder judicial sólido y respetado. El de México terminará siendo dominado por el partido en el poder, cuando no por integrantes del crimen organizado.