Siglo Nuevo Opinión Entrevista Nuestro Mundo

SEXUALIDAD

Cicciolina, la estrella porno que se convirtió en diputada

La actriz húngara llegó en la década de los ochenta al Parlamento italiano, donde abogó por la protección de las prostitutas, la educación sexual en las escuelas y el castigo a la violencia sexual.

Imagen: Mimmo Frassineti. Como diputada en el Parlamento italiano.

Imagen: Mimmo Frassineti. Como diputada en el Parlamento italiano.

REDACCIÓN S.N

Cicciolina fue durante muchos años sinónimo de transgresión, un mito en la cultura popular: una diva del porno elegida como diputada en la Italia de los años ochenta, ariete rubio contra el puritanismo. Pero aquel tiempo ha pasado y ahora la actriz hace memoria en paz: “A Dios le diré que siempre hice lo que quise”, confiesa.

“Tengo la conciencia tranquila. He llegado a mi edad amándome porque hice lo que quise y procuré el bien a la gente”, asegura.Ilona Staller (Budapest, 1951) camina tranquila por su barrio romano, entra en un bar y pide una cerveza “pequeña” que luego no lo es tanto. Su melena platino la delata en la distancia. De cerca, está envuelta en color: tacones, pantalón azul y una blusa rosa combinada perfectamente con sus uñas, labios y la sombra sobre sus párpados.

NADA QUE ESCONDER

Vive en un ático cercano comprado con la fortuna de su época dorada, acompañada por nueve gatos persas: “Me entretengo con las redes sociales, cocino, paseo... Mi vida es bastante simple”, admite nada más sentarse. 

Aparece con un libro de memorias que vende en su nuevo portal de internet —junto a dedicatorias y hasta su propia lencería— y en el que recorre su infancia en la Budapest comunista, aún como Ilona Staller, hasta su renacer como Cicciolina. 

magen: GettyImages. En la alfombra roja del Festival de Cannes, en 1988.
magen: GettyImages. En la alfombra roja del Festival de Cannes, en 1988.

Su fama nació en la década de los setenta, hablando de sexo por la radio a los italianos, pero estalló con la pornografía. Un pasado del que se siente orgullosa: “No puedo decir nada malo del porno porque gané mucho dinero. No hay que escupir sobre el plato del que se come”, zanja, al comentar títulos como Orgía Nuclear (1984). 

La actriz dio la gran sorpresa en 1987, cuando fue elegida diputada del Partido Radical: “Hacía campaña en las discotecas. Pedía el voto y repartía besos. Fue una locura”, recuerda soltando una carcajada.

Aquella mujer que mostraba cada centímetro de su piel al mundo entraba al Parlamento de la católica Italia para sentarse ante mastodontes como Giulio Andreotti: “Un día me saludó, hay una foto en Google. Se acercó y me dijo: ‘Honorable Staller, debería usar más tela’”.

EN LA POLÍTICA 

magen: GettyImages. Cicciolina diciendo adiós a los tanques soviéticos mientras se retiran de su natal Hungría, 1990.
magen: GettyImages. Cicciolina diciendo adiós a los tanques soviéticos mientras se retiran de su natal Hungría, 1990.

Cicciolina define su “innata” vocación política con el lema “paz y amor” y destaca una docena de proyectos de ley que impulsó, como uno para garantizar intimidad sexual a los presos (este año un tribunal ordenó una medida similar).

En otros proponía impartir educación sexual en las escuelas o prohibir la vivisección, es decir, la disección de seres para estudiar sus órganos internos mientras continúan vivos. “Algunas de mis propuestas siguen siendo modernas”, reivindica, y es cierto. Buscaba reformar, por ejemplo, la normativa en torno a la ilegalidad de la prostitución para brindar mayor protección a las trabajadoras sexuales. Además, se manifestó en varias ocasiones contra la violencia sexual.

“Honorables diputados, yo concedo mi cuerpo a todo y a todos, pero nadie puede rozarme siquiera con un dedo si yo no lo quiero. ¡Nadie! Soy yo quien decide, porque nadie puede imaginar mejor que yo cuán repugnante puede ser el sexo impuesto por lafuerza. (…) el Estado debe hacer todo lo posible para impedir que la violencia ensucie la sexualidad”, puntualizó al discutir un proyecto de ley en torno a este tipo de violencia.

A sus 73 años, la política todavía le interesa y sigue atentamente los avatares de su Hungría na tal, donde reside parte de su familia, tildando de dictador al primer ministro, Viktor Orban. “Espero que se vaya cuanto antes”, señala, antes de aplaudir, como “icono gay”, el último desfile del Orgullo LGBT+ que desafió al poder en las calles de la capital húngara.

La actriz se considera feminista a su manera y asegura que nunca se ha sentido usada en una industria en la que suele haber acusaciones de abuso y explotación: “Siempre fui una mujer libre, desde niña”, asevera, aunque reconoce que a lo largo de su trayectoria llegó a haber algunas afrentas con representantes y colegas.

Por otra parte, asume que sus papeles eróticos le dificultaron decantarse por una carrera televisiva: “Algunos santurrones me cerraron la puerta en las narices. No entendía la razón, mi trabajo era como el de una funcionaria. Fichaba, grababa y me iba”.

Actualmente percibe una pensión vitalicia por su legislatura como diputada —ha resentido su reciente recorte— y también cobra por algunos trabajos en televisión, entre invitaciones a algunos programas y reality shows, aunque en el pasado ha denunciado algunas estrecheces económicas.

“Obviamente sigo trabajando, tengo que ingresar. Con los mil 300 euros del Parlamento italiano…”, rezonga. 

LA PAZ CON EL AMOR Y CON DIOS 

Imagen: Getty Images/ Patrick Piel. La actriz, entonces embarazada, y su esposo Jeff Koons, frente a una escultura del artista.
Imagen: Getty Images/ Patrick Piel. La actriz, entonces embarazada, y su esposo Jeff Koons, frente a una escultura del artista.

En el plano sentimental, se dice soltera por elección y afirma que su persona más querida es su hijo Ludwig, fruto de su convulso matrimonio con el escultor Jeff Koons.

Atrás quedan los litigios con el famoso artista que la esculpió en variadas posturas sexuales: “Ambos hemos entendido que debíamos dejar de reñir, ya somos mayores”, reconoce.

Otra de las guindas de su extraordinaria existencia es el rumor de que, durante la Guerra Fría, trabajando de joven en un hotel en Budapest, hizo de espía para el servicio secreto húngaro, con la misión de obtener información sobre individuos estadounidenses y de Europa Occidental que se hospedaran en el lugar. Pero, aunque lo confirma tímidamente, evita hablar de ello.

Cicciolina tiene algo de contradicción; es cándida pero, al mismo tiempo, certera y provocadora: “Yo cambié el sentido del pudor en Italia. Fue importante”, presume, aún recordando el artículo del Código Penal que castigaba el delito de obscenidad, del que tantas veces fue denunciada. “El quinientos-veintiocho”.

¿Cree en Dios? “Sí, aunque creería más si castigara a los malvados que hacen la guerra”. ¿Y si un día se encontrara ante Él? “Le diría que siempre hice lo que quise”, imagina.

“Yo repetiría mi historia, del mismo modo”, reconoce la pornodiva, acariciando el cristal de un vaso ya vacío.

Leer más de Siglo Nuevo

Escrito en: Sexualidad actriz porno estrella porno que se convirtió en diputada actriz húngara posturas educación sexual violencia sexual diputados

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Siglo Nuevo

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Imagen: Mimmo Frassineti. Como diputada en el Parlamento italiano.

Clasificados

ID: 2409410

YouTube Facebook Twitter Instagram TikTok

elsiglo.mx