
Imagen: Unsplash/ Travel Yewell Es conveniente darle prioridad al pescado para cubrir el aporte proteínico que necesita el organismo.
La comunidad médica advierte que el consumo de carnes procesadas, como hamburguesas, salchichas u otros embutidos, es un pésimo hábito, dado que está asociado con la aparición de cáncer colorrectal.
Antes de avanzar conviene saber que la carne roja es toda aquella que proviene del músculo de los mamíferos, como reses, terneras, cerdos, corderos, caballos, cabras, etcétera, y quien la consume obtiene de ella importantes cantidades de hierro y grasa. Su color se debe a que contiene una alta cantidad de una proteína llamada mioglobina.
La carne procesada, en cambio, se refiere a aquella que ha sido transformada al salarse, curarse, fermentarse o ahumarse, entre otros procesos. En su composición suele haber algo de cerdo y algo de res, pero no exclusivamente, ya que puede contener menudencia se incluso subproductos cárnicos como la sangre.
También existe, desde luego, la carne blanca, la más recomendable, aquella que se extrae de aves (como el pollo, el pavo y la perdiz) y de mamíferos pequeños como el conejo. Posee mioglobina, hierro y grasa, pero en cantidades menores que la carne roja.
LLENA DE RIESGOS
Desde hace una década, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha marcado a la carne procesada como cancerígena. A últimas fechas, al interior de la comunidad médica se ha llegado al consenso de que la ingesta de salchichas, jamón y productos similares incrementa el riesgo de cáncer debido, principalmente, a las nitrosaminas, compuestos que dañan las células del aparato digestivo.
Se estima que el mundo podría disminuir en hasta un veinte por ciento los casos de cáncer colorrectal con la eliminación del consumo de carne procesada, que, además, favorece el desarrollo de males como diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares, arte riosclerosis, resistencia a la insulina y problemas con las células que cubren los vasos sanguíneos.
También es motivo de preocupación porque puede aumentar la inflamación en el cuerpo y hacer de ello una condición crónica. En un asunto relacionado, este tipo de alimentos tiende a tener un alto contenido de sodio, cuyo exceso en el organismo aumenta el riesgo de hipertensión.
CUIDADO
Dado que existe suficiente evidencia de su efecto nocivo en los seres humanos, lo más sano es dejar de comer carnes procesadas por completo, o bien, reducir su consumo drásticamente.
Las claves de la salud comienzan por introducir en la dieta diaria alimentos ricos en fibra y antioxidantes. Aumentar la ingesta de frutas es algo que el cuerpo agradece. La dosis recomendada son al menos tres porciones al día, y que por lo menos una de ellas tenga un alto contenido de vitamina C. Otro consejo consiste en darle a nuestro organismo un puño de frutos secos crudos (como nueces o almendras) una o dos veces por semana.
Conviene evitar los frutos secos que han sido procesados porque el tratamiento industrial les hace perder propiedades y también suele añadirles grasas poco saludables.
También es beneficioso incorporar a la dieta cereales y derivados integrales (como arroz, pasta o pan), así como ingerir legumbres entre dos y cuatro veces por semana. Lo adecuado es, además, comer verduras y hortalizas al menos dos veces al día. A la hora de cocinar, tres medidas que hacen gran diferencia a favor del bienestar son usar aceite de oliva virgen, no dar mucha presencia en la mesa a alimentos fritos y darle prioridad al pescado sobre la carne roja.
Para quienes les es difícil dejar la carne roja y los embutidos, lo mejor que pueden hacer es moderar su consumo, es decir, limitarlo a dos veces por semana. Asimismo, quien busca la salud debe evitar los comestibles elaborados con aceites vegetales hidrogenados o grasas vegetales y/o animales, así como alimentos y bebidas con azúcares añadidos, en especial los refrescos.
Por cierto, no hay por qué decirle no a una cantidad moderada de cerveza, o de vino, en las comidas.