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En la esfera de la salud, pocas cosas tan necesarias como hacer hincapié acerca de la importancia de obtener micronutrientes, elementos que, salvo algunas excepciones, el organismo no puede producir por sí mismo. Ingresan al cuerpo a través de la alimentación. Hay que prestarles atención y recordar que forman parte de una dieta equilibrada y del bienestar personal.
La ciencia clínica considera micronutriente a todo compuesto adquirido a partir de la ingesta que se necesite en una cantidad menor a los 100 miligramos al día.
Millones de personas en todo el mundo se ven afectadas por la deficiencia de micronutrientes. Síntomas asociados son una salud visual deficiente, bajo peso al nacer, un desarrollo físico irregular, así como un riesgo elevado de padecer enfermedades crónicas.
Si bien sólo se necesitan en cantidades pequeñas, juegan un papel fundamental dentro de muchos procesos fisiológicos: ayudan en la reparación de los tejidos, refuerzan el sistema inmunitario, promueven el crecimiento y más.
PRINCIPALES
Las vitaminas son los micronutrientes más conocidos, luego vienen los minerales. En tercer lugar aparecen los denominados oligoelementos.
Las sustancias vitamínicas se clasifican en hidrosolubles, es decir, solubles en agua, y liposolubles, que se disuelven en la grasa. El organismo sólo consigue almacenar las vitaminas A, E, D, K y B12. Son esenciales para las reacciones metabólicas. Las vitaminas A, C y E, por ejemplo, poseen propiedades antioxidantes. Los seres humanos debemos ingerirlas de manera periódica, mediante la alimentación, para no desarrollar una deficiencia con el tiempo.
Cada vitamina cumple funciones específicas. La A, por ejemplo, que se almacena en el hígado, ayuda a mantener dientes, huesos y tejidos blandos. Otros de sus beneficios son favorecer la visión y contribuir a que se desarrollen sin problema el embarazo y la lactancia. Hígado de res, pescados como el salmón, huevos y productos lácteos son alimentos ricos en este micronutriente.
La vitamina C no se almacena en el cuerpo, sus excedentes se eliminan con la orina. Como el organismo no tiene reservas constantes de ella, hay que conseguirla a través de los comestibles. Hablamos de un antioxidante potente, con un papel importante en la síntesis de colágeno y que también protege las mucosas. Prácticamente todas las frutas, particularmente los cítricos, y verduras contienen algo de vitamina C.
Las vitaminas son irreemplazables para el metabolismo. Comer una variedad de alimentos de calidad y evitar hábitos nocivos, como fumar o beber en exceso, nos ayudan a evitar una deficiencia vitamínica.
MINERALES
Sodio, potasio y calcio son tres ejemplos de minerales. Están presentes en los alimentos en forma de sales. Todos los órganos los necesitan, en especial el cerebro, pues son fundamentales para la vida de las células. A menudo se trata de coenzimas, es decir, ayudan a algunas enzimas a funcionar correctamente. Gracias a ellos se preserva la buena condición del cerebro, el corazón y los huesos. La mejor forma de obtenerlos es a través de una dieta balanceada.
En el tercer grupo, el de los oligoelementos, se encuentran el hierro, el yodo, el cobre, así como el flúor, el cloro, el zinc y demás. Se trata, como su nombre lo indica, de bioelementos imprescindibles. Intervienen en la constitución de los tejidos y en la actividad de las enzimas y las hormonas. También son sustancias que no produce el organismo, y como la capacidad orgánica para almacenarlos es muy limitada, hay que ingerirlos de forma regular.
Menos conocida es la tríada de micronutrientes conformada por los polifenoles, flavonoides y carotenoides, que son moléculas que forman parte de las frutas y verduras. Poseen potentes propiedades antioxidantes y participan en la protección de las células para mitigar, por ejemplo, los efectos del estrés.
También están los ácidos grasos poliinsaturados, como los omega-3, que ayudan a preservar la estructura de la membrana celular. Participan del mantenimiento de una colesterolemia —concentración sanguínea del colesterol— adecuada, una función cardiaca sin sobresaltos y el correcto funcionamiento del cerebro.
Además están los aminoácidos esenciales. Como el organismo no los puede sintetizar, la alimentación los proporciona. Son fundamentales en la estructura de las proteínas. Algunos de ellos son precursores de hormonas.
Una lista de micronutrientes no está completa sin los probióticos, microorganismos vivos que en cantidades suficientes ejercen un efecto beneficioso sobre la salud, y los prebióticos, con su capacidad para potenciar a los probióticos.
MULTITAREAS
Los micronutrientes son como bloques que nos ayudan a construir bienestar. Se trata de sustancias con papeles destacados en órdenes como la mineralización de los huesos, el crecimiento, la actividad metabólica, la producción de hormonas, el rejuvenecimiento celular y la función cerebral. Otro de sus frentes es el de la descomposición de macronutrientes, como proteínas, carbohidratos y grasas, para su transformación en energía.
Conviene informarse a detalle sobre las maneras en las que su consumo influye en nuestra salud y bienestar. Es considerable su impacto en la producción de energía orgánica o en la regulación del azúcar en la sangre.
Llevar una alimentación no de cantidad, sino de calidad, es un buen primer paso a la hora de plantearse cómo podemos mejorar la calidad de vida a través de la alimentación. Es fácil pasar por alto micronutrientes esenciales en una dieta que parece equilibrada. Ocurre que la desnutrición, a menudo asociada con la falta de calorías, muchas veces en realidad se debe a la falta de nutrientes.
Tener en cuenta las cantidades diarias que debemos obtener de cada micronutiente, así como el mejor modo de asegurar que ingresen al organismo —hay mucha diferencia entre consumir un alimento cocinado al vapor y uno frito—, permite nutrir nuestra fuerza vital.