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La carga de la maternidad en solitario

La dulce entrega que se espera de una madre puede tener consecuencias emocionales graves para muchas mujeres, sobre todo si crían a sus hijos sin apoyo.

Imagen: Freepik

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MARIMAR CENTENO

En nuestro país hay 4.18 millones de madres solteras, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). Si bien representan solamente el 11 por ciento de las mujeres que son madres, del resto hay una cifra importante que asume todo lo que implica la crianza de los hijos, algo que genera satisfacciones y felicidad, pero también agotamiento y desequilibrio emocional.

Socialmente se espera mucho de la figura materna. Algunas toman ese rol de forma libre, pero otras son sometidas a él por la cultura en la que viven, como las mexicanas que suelen entregarse por completo a los cuidados de sus hijos.

Las madres son el primer contacto del bebé con el mundo. Lo alimentan, lo cargan y acompañan, y les toca ser la enfermera de cabecera cuando se sienten mal. Más adelante tienen que estar atentas a su crecimiento y buen desarrollo psicosocial, revisar sus tareas u orientarlos en ellas, llevarlos a la escuela y recogerlos, entre muchas otras actividades que se asumen como deber único de mamá.

Los movimientos feministas, en su búsqueda por la equidad de género y por la erradicación de la violencia y discriminación contra las mujeres, han tratado de concientizar a la población sobre la paternidad responsable; es decir, que los hombres se involucren en el cuidado de los hijos y las tareas del hogar, que puedan ser un apoyo emocional y no sólo proveer económicamente a su familia, sino también afectivamente.

TRABAJAR Y SER MADRE

La salud mental no distingue clases sociales; sin embargo, quienes tienen seguridad económica tienen al alcance una amplia gama de servicios sociales y de salud. Por ello la desigualdad sigue siendo tan lastimosa para la población vulnerable.

En nuestra sociedad existen al menos dos panoramas para las madres: las que tienen apoyo económico suficiente para no tener un empleo y dedicarse de lleno a maternar, y las que deben trabajar y maternar a la vez, pues no tienen la solvencia para que sea de otra manera. Muchas de ellas, además, no cuentan con ayuda para el cuidado de sus pequeños, por lo que en ocasiones deben dejarlos solos o con familiares que no siempre son un espacio seguro para la integridad de los niños. Es común que, en los casos de abuso sexual infantil, el agresor sea un integrante de la familia, realidad que genera angustia extra a las mujeres al tener que partir sin la certeza de que sus hijos estarán en buenas manos.

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Es importante que las mujeres tengan acceso a espacios donde puedan dejar a sus hijos cuando sea necesario. Imagen: Unsplash/ Benson Low

Ejercer la maternidad sin involucramiento del padre, ya sea por machismo o por ausencia física (o ambas), repercute mucho en la estabilidad emocional de la mujer, y es muy probable que pueda llegar a perder el control en diferentes situaciones. A eso se añade que los ciclos hormonales influyen en sus sentimientos, por lo que hay días en que será menos paciente que otros. También es posible que muestre mucha irritabilidad por los cambios químicos del cerebro a causa de los períodos menstruales, los métodos anticonceptivos o la premenopausia.

DEPENDENCIA MATERNA

Ser mamá no es nada sencillo. La idealización de la maternidad se desmorona mientras cada vez está más en riesgo la salud mental de ellas y, en consecuencia, la de sus hijos. ¿Cómo es posible que el bienestar de esos futuros adultos dependa tanto de sus primeros cuidados?

Mientras existan madres sin acceso a servicios de salud mental, como espacios donde aprendan herramientas de autorregulamiento para los momentos adversos de la vida, transmitirán a sus niños la angustia y el miedo, orillándolos a permanecer en modo de supervivencia, en estado de alerta.

A través de ellas, los infantes van descubriendo el mundo. Si las mamás trabajan cuando sus hijos son pequeños, no siempre estarán disponibles para atender las necesidades tan específicas que tienen los bebés. Cuando esas necesidades no son satisfechas, el cerebro del menor crea una realidad donde el mundo no es seguro ni confiable, ya que no hay respuesta en el momento en que necesita ser alimentado o contenido emocionalmente.

Al alimentarlo, las mamás pueden brindarle seguridad a su bebé, pues no sólo se trata de llenarles el estómago, sino de generar una conexión emocional a través de la forma en que lo sostienen, lo miran y le hablan.

Al menos los primeros meses de vida, las madres no vuelven a dormir igual que antes de dar a luz, pues deben interrumpir su ciclo de sueño de acuerdo a las necesidades del infante. La falta de sueño, por sí sola, posee sus propias complicaciones: genera agotamiento y ansiedad durante el día y, muchas veces, se compensan esas sensaciones con la comida, por lo que hay un riesgo latente de aumentar de peso. Además, se incrementa la producción de cortisol, la hormona del estrés, y pueden detonarse episodios ansiosos o depresivos que afectan no sólo la salud física y emocional de las mujeres, sino el vínculo entre madre e hijo.

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Los primeros meses del niño, mamá debe ajustar su ciclo de sueño a las necesidades del menor. Imagen: Freepik

RECOMENDACIONES

Los niños tienen cambios constantes en su desarrollo, a los cuales deben adaptarse las mamás. Esa tarea no es fácil, por lo que es normal no sentirse bien siempre. Las mujeres deben aprender a no juzgarse cuando sientan que alguna situación las está sobrepasando.

Es muy recomendable no sobreestimular a los niños cuando son pequeños, para lo cual es importante tratar de tener un ambiente tranquilo en casa. Para ello, tanto a la madre como al hijo les puede ayudar la música. Está comprobado el impacto que esta tiene en el cerebro, y por ello se puede utilizar como una herramienta para calmar el ánimo. Otra opción es respirar profundo para oxigenar el cerebro. Al hacer consciente la respiración profunda y lenta, la mente entra de forma natural en estado de relajación.

Ambas son estrategias básicas de autorregulación que las mujeres pueden practicar para su propio bienestar y que, al enseñarlas a sus hijos, lograrán que ellos sean capaces de disminuir sus niveles de estrés cuando sientan que las cosas se estén saliendo de control.

DEUDA SOCIAL

El deterioro de la salud mental en la población tiene repercusión en la vida laboral. Por ello es importante, en el caso de las madres, que se regulen debidamente los permisos de cuidados maternos en las empresas, y que haya líneas de apoyo para las mujeres que se sienten sobrepasadas por la maternidad. También son necesarias las redes de apoyo donde puedan compartir sus experiencias y aprender formas de criar a los hijos sin poner en riesgo su salud física y mental.

Cabe mencionar que, si bien demandar la pensión alimenticia es una herramienta para que las madres solteras no carguen solas con su responsabilidad, esto no garantiza el bienestar emocional de las mujeres y sus hijos, y tampoco lo hace el obligar a los padres a involucrarse en su cuidado, pues es algo que requiere de plena voluntad para formar niñas y niños sanos emocionalmente. No funciona si se hace de mala gana.

Sin embargo, concientizar sobre la importancia de la figura paterna para los niños tendría muchos beneficios sociales para que ambos, mamá y papá, brinden a sus hijos una base segura de amor y respeto, ayudándolos a construir una buena autoestima y a relacionarse con el mundo de forma sana.

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Escrito en: Marimar Centeno madres solteras Maternidad paternidad responsable

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