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La intoxicación alimentaria es la afección que las personas contraen a partir de la ingesta de algún alimento o de alguna bebida. En su origen se encuentran microorganismos como bacterias y virus.
Los síntomas pueden aparecer lo mismo unas horas que semanas después de haber consumido el producto contaminado. Si bien las manifestaciones clínicas varían de acuerdo con el agente nocivo que las provoque, las más comunes son malestar estomacal, diarrea (que puede presentar sangre), vómitos, calambres abdominales, fiebre y dolor de cabeza.
Un tipo más grave es la intoxicación por alimentos que afecta al sistema nervioso. El cuadro incluye visión doble o borrosa, sensación de debilidad, pérdida de movimiento en las extremidades, dificultad para tragar y hormigueo o entumecimiento de la piel.
Frente a este mal hay que estar atentos a los signos de deshidratación como sed excesiva, boca seca, poca micción (orina) o su ausencia, mareos o aturdimiento.
ALIMENTOS INSALUBRES
Bacterias, virus, parásitos intestinales, venenos (también conocidos como toxinas), moho… cualquiera de estos agentes nocivos puede contaminar los comestibles.
Esa contaminación puede presentarse en cualquier momento, desde el origen mismo del producto alimentario, durante el cultivo o la cosecha, en su procesamiento o su almacenamiento, durante el transporte o la preparación.
En todo lugar donde se manipula el alimento (a veces basta con un lavado de manos incorrecto), existe la posibilidad de que se haga presente un agente nocivo. Algunos incluso pueden transferirse de las manos a la comida cuando esta es servida.
Otra falla con la higiene es no desinfectar las zonas donde se cocina o se come. Cuchillos, tablas para cortar y otros utensilios pueden diseminar contaminantes. Mantener los alimentos a temperatura ambiente por demasiado tiempo o guardarlos en el refrigerador más allá de su fecha de caducidad son otras razones de que aparezcan microorganismos infecciosos.
LAS CAUSAS
A la bacteria Bacillus cereus le basta con 30 minutos posteriores a la ingesta para comenzar a dar problemas. Se origina en fuentes comunes como arroz, sobras, salsas, sopas o carnes cuando se les mantiene demasiado tiempo a temperatura ambiente.
Otra bacteria, la Campylobacter, muestra sus efectos entre dos y cinco días después de que ingresa al organismo. Proviene de mariscos o aves algo crudos o mal cocidos, leche sin pasteurizar y agua contaminada.
La Giardia lamblia es un parásito que puede provocar la intoxicación alimentaria de una a dos semanas después de colarse en la persona. Sus medios de transporte son alimentos o agua contaminada con heces que lo contengan. También se vale del contacto de los comestibles con portadores del parásito.
La lista de posibles agentes nocivos es larga. Bacterias que causan enfermedades por ingestión de comestibles también se encuentran en piscinas, estanques, ríos, lagos y aguas de mar. Algunas, como la Escherichia coli, se pueden diseminar por estar en contacto con animales que padecen la enfermedad.
El tratamiento depende de la gravedad de los síntomas y de la causa de la infección. En la mayoría de los casos no es necesario recurrir a medicamentos. ¿Cuándo se necesita el antibiótico? En ocasiones, cuando la enfermedad es causada por bacterias. A veces también hay que echar mano de antiparasitarios. Los probióticos son un recurso que ayuda a reponer las bacterias saludables en el sistema digestivo.
AL PENDIENTE
Cualquiera puede sufrir una intoxicación alimentaria. Eso sí, algunos grupos poblacionales son más propensos a enfermar y a sufrir complicaciones: bebés y niños, mujeres embarazadas, adultos mayores o personas con el sistema inmunitario debilitado debido a otros padecimientos o tratamientos.
En la mayoría de los casos las complicaciones son poco comunes. La más frecuente es la deshidratación, es decir, una pérdida severa de agua, sales y minerales, a consecuencia de los vómitos y la diarrea. Para impedirla basta con beber suficiente líquido. Es posible que niños, adultos mayores y personas con defensas bajas no puedan reponer los líquidos perdidos, por lo que tienen más probabilidades de deshidratarse. En esos casos, es necesario el suministro de algún suero intravenoso en una unidad sanitaria.
La deshidratación intensa, cabe mencionar, puede causar daño en los órganos, otros padecimientos graves e incluso la muerte si no recibe el tratamiento adecuado.
MÁS COMPLICACIONES
Algunos contaminantes que ingresan al organismo por vía alimentaria pueden producir una enfermedad generalizada, también conocida como infección multisistémica. Sucede con mayor frecuencia en adultos mayores, en personas con defensas bajas o con otros padecimientos.
Este problema llega a causar coágulos sanguíneos en riñones, presencia de bacterias en el torrente sanguíneo, meningitis y hasta septicemia. Otras complicaciones raras con raíz en una intoxicación alimentaria son artritis, síndrome de colon irritable y síndrome de Guillain-Barré.
¿Qué hacer para prevenir la intoxicación por alimentos? Las recomendaciones de higiene básicas mantienen a salvo a las personas.
Lavarse bien las manos, lavar y desinfectar frutas y verduras, limpiar bien los utensilios de cocina, no comer carne ni pescado crudos o poco cocidos, refrigerar o congelar las sobras apenas se termina de comer, calentar correctamente esas sobras, desechar los alimentos cuando se tienen dudas sobre su condición o limpiar el refrigerador son medidas eficaces.
Una vez que se padece la enfermedad, mantenerse bien hidratado es fundamental. Agua y electrolitos, como el sodio, el potasio y el calcio, mantienen el equilibrio del líquido del cuerpo.
En general, hay que dejar que el estómago se asiente, reemplazar los líquidos, volver a comer de a poco, evitar ciertos alimentos (por ejemplo, los altos en grasas) y sustancias como el alcohol o la nicotina hasta que uno se siente mejor. Con eso, y descanso, la recuperación es cuestión de tiempo.