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Reportaje

El estado de las dos estrellas, a 200 años de Coahuila y Texas

En 2024 ha ondeado una nostalgia transnacional al conmemorarse los dos siglos de la unión entre ambos territorios, ahora ubicados en países distintos.

Mapa del estado de Coahuila y Texas.

Mapa del estado de Coahuila y Texas.

SAÚL RODRÍGUEZ

El año es 1949. Tras separarse de su compañero Lacey Row en Saltillo, el texano John Grady Cole toma un autobús rumbo al norte. Afuera silba la lluvia. Él se adormece con la tracción de los neumáticos que pasan sobre el asfalto mojado. Cabe imaginar la vibración del vehículo, las gotas cayendo sobre el techo, la incomodidad del asiento en una noche que, de pronto, se aclara tras las ventanas. Entonces la luna asoma y el desierto se ilumina; un esplendor de estrellas cae sobre las montañas. 

Es medianoche cuando John Grady Cole llega a Monclova. En la estación se despide de sus compañeros de viaje. Desciende. Sobre la calle observa cómo la luz trasera del autobús desaparece en la oscuridad. Luego camina. Decide dormir en una banca de la plaza principal. Allí pasa la noche y se despierta cuando el sol ya está en lo alto. Cruza la calle. Entra a un café, luego a una farmacia. 

Lo anterior es una ficción. Ocurrió por primera vez en la mente del escritor estadounidense Cormac McCarthy, quien la publicó como novela en 1992 bajo el título de Todos los hermosos caballos. Narra la historia de un joven de 16 años que deja su hogar en San Angelo, Texas, y se interna a caballo en Coahuila. Al cruzar la frontera, encuentra es un mundo duro, hostil, marcado por los ecos violentos de una Revolución que estalló décadas atrás. 

La novela ha inspirado a escritores coahuilenses como Luis Jorge Boone. Originario de Monclova, ha dicho en múltiples entrevistas que la escena donde John Grady Cole pasea por el centro de su ciudad natal, le motivó a escribir. Incluso en su juventud, Boone recreó el mismo recorrido. 

Monclova fue la primera capital que tuvo el extinto estado de Coahuila y Texas, el cual se fundó en 1824, tras la instauración de la Primera República, y se separó en 1836, tras la insurrección texana. 

El parafraseo de la novela de Cormac McCarthy en este texto es introductoria, y no tiene otra intención que reflexionar sobre la relación histórica entre estos dos estados, ahora ubicados en distintos países: sus encuentros, sus desencuentros, los lazos económicos que aún hoy unen a ambos lados de la frontera y el territorio común que forman sus respectivas culturas y lenguas. 

Pero toda historia tiene claroscuros. La unión de Coahuila y Texas tuvo sus expectativas frustradas, sus aciertos y fallos, y su separación sería el preámbulo para la invasión estadounidense de 1846-1848.

Hoy, a más de 200 años de aquel acontecimiento, las palabras del historiador Carlos Castañón refieren sobre el tema: “La historia se repite. Da vueltas, regresa de una forma u otra. Así se resume la relación a veces íntima, a veces extraña, entre Coahuila y Texas”.

Miguel Ramos Arizpe pretendía crear la Diputación Provincial de Oriente para poblar y proteger las provincias del norte de México. (Imagen: Wikimedia).
Miguel Ramos Arizpe pretendía crear la Diputación Provincial de Oriente para poblar y proteger las provincias del norte de México. (Imagen: Wikimedia).

LA CREACIÓN

El Primer Imperio Mexicano cayó. Tras proclamarse el Plan de Casamata, Agustín de Iturbide abdicó al poder el 19 de marzo de 1823. Eran tiempos caóticos. Después de la guerra de Independencia, persistía el desorden financiero y político, la incertidumbre, la duda. No se lograba consolidar a un país. El águila recién coronada en la bandera se tambaleaba en su nopal. Meses antes, el 2 de diciembre de 1822, Antonio López de Santa Anna había salido al frente de su regimiento en las calles de Veracruz, proclamó la República y desconoció a Iturbide como emperador (quien había disuelto al Congreso en octubre). 

Para investigadores como el doctor Enrique Sada Sandoval, Agustín de Iturbide ha sido un personaje maltratado por la historia oficial. Al exlíder del Ejército Trigarante —dice en una cafetería del centro de Torreón— le tocó pagar los platos rotos. 

“A Iturbide lo coronan contra su voluntad. Iturbide trató de remitir o de posponer la elección de emperador en su persona, para hacer una consulta en las provincias, para tratar de retrasarlo o incluso evitar que se le nombrara a él. Y Valentín Gómez Farías (elegido diputado del Primer Congreso Mexicano en 1822), presentó una propuesta donde dijo que no, que eventualmente todas las provincias estaban de acuerdo —lo cual sí fue cierto— y lo proclaman”. 

Durante el Primer Imperio Mexicano, la provincia de Coahuila se situó debajo de Texas, entre Nueva Vizcaya y el Nuevo Reino de León, limitando al sur con Zacatecas. A Sada Sandoval se le pregunta qué pensaba Iturbide sobre el norte del país, específicamente sobre Coahuila. Responde que este consideraba que el territorio tenía que estar más asegurado militarmente.

“Ya sabía que Estados Unidos, a través de (Joel Roberts) Poinsett, lo ambicionaba. Una semana antes de que Iturbide sea proclamado emperador, envía una nota desesperada al Congreso, lleno de borbonistas y de pro yanquis. Les notifica que quiere renunciar como presidente de la regencia, porque no hay dinero para habilitar la defensa en el norte […] De una manera u otra, había un conocimiento de que Estados Unidos tenía la mira sobre Coahuila y sobre Texas. Eso le quedaba muy claro, junto con que gobernar una provincia tan extensa era política y administrativamente ingobernable”. 

Tras el destierro de Iturbide en Europa (para Sada fue autoexilio), la Primera República Federal fue proclamada el 1 de noviembre de 1823 por el Congreso Constituyente y se estableció formalmente el 4 de octubre de 1824, con la promulgación de la Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos.

Entonces, México intentaba formar una nación independiente, bajo una carta magna que abogaba por conceptos como soberanía nacional, federalismo, separación de poderes, derechos humanos y democracia representativa. 

En ese marco el territorio nacional volvió a reestructurarse. Las 24 provincias imperiales se cambiaron por un distrito federal, 19 estados y cinco territorios nacionales. El Artículo 5 de la Constitución de 1824 menciona uno por uno los estados que fundarían a los nuevos Estados Unidos Mexicanos. Coahuila y Texas era uno de ellos. 

Carlos Castañón profundiza al señalar la inestabilidad política que tuvo el país durante la primera mitad del siglo XIX. El llamado Primer Imperio poco o nada tuvo que ver con los grandes imperios como el que se encontraba formando Napoleón en Europa. Y la instauración de la Primera República fue otro intento de gobernabilidad. No obstante, la inmensa extensión de México tenía muy pocas redes de comunicación. 

“Coahuila y Texas ya tenían una dinámica. Era un territorio relativamente extenso, muy poco poblado. Las poblaciones más relevantes eran Saltillo, Monclova y Santa María de las Parras. Béjar (San Antonio), se va a formar hacia finales de 1780 […] Entonces, sí había una configuración mínima del territorio, había claramente una conciencia de su extensión, pero también era un territorio que se disputaba entre las fronteras de la civilización y la ‘barbarie’, porque si bien había esas poblaciones, quedaban muy a la merced de que viniera un grupo de indios y arrasara. Entonces, el estado siempre tuvo esa intermitencia”. 

En el documental Coahuila, 200 años de grandeza (2024), Jorge Tirzo Lechuga, historiador del Colegio Coahuilense de Investigaciones Históricas, explica las circunstancias y los personajes que propiciaron la unión de ambas entidades. El máximo protagonista es Miguel Ramos Arizpe, clérigo y político que terminó por ser conocido como el “Padre del Federalismo”. 

Nacido en 1775, en el Valle de San Nicolás de la Capellanía (hoy Ramos Arizpe), José Miguel Rafael Nepomuceno Ramos de Arreola y Arizpe, construyó una sólida carrera política durante los últimos años del Virreinato y los primeros suspiros del México independiente. Fue diputado en las Cortes de Cádiz y firmante de la Constitución Española de 1812. Pero siempre pensó que las provincias del norte de la Nueva España habían sido olvidadas por la monarquía centralista: tenían pocos recursos y muy escasa población, en un amplio territorio que desde entonces tentaba a Estados Unidos y su política expansionista

En este contexto, una de sus ideas fue crear la Diputación Provincial de Oriente, la cual estaría conformada por las entonces provincias de Coahuila, Texas, Nuevo Santander (hoy Tamaulipas) y el Nuevo Reino de León (hoy Nuevo León), con su capital en Saltillo. Quería que se hiciera un plan de población y el establecimiento de cuarteles militares. Presentó el proyecto en Cádiz, mientras en Nueva España ya se desarrollaba la Guerra de Independencia. 

Más tarde, Ramos Arizpe fue apresado. Las fuerzas realistas lo detuvieron en 1814 junto a otros diputados que desconocieron la autoridad del rey Fernando VII, quien a su regreso al trono, tras la invasión napoleónica en España, disolvió las Cortes de Cádiz. Historiadores indican que ese periodo de aislamiento le sirvió para replantearse sus ideas políticas. 

Tras consumarse la Independencia de México, el gobierno pasó a manos de la Junta Provisional Gubernativa. No obstante, un grupo de diputados logró coronar a Agustín de Iturbide y así nació el Primer Imperio Mexicano. 

Ya en México, Ramos Arizpe fue uno de los opositores al Imperio de Iturbide. Cuando este cayó y se instauró la Primera República, el político se convirtió en uno de los creadores de la nueva Constitución e intentó retomar el proyecto de la Diputación Provincial de Oriente. Pero Nuevo Santander y Nuevo León no quisieron formar parte Fue el 7 de mayo de 1824 cuando Coahuila y Texas, cuya estandarte fue una bandera tricolor con dos estrellas en medio se convirtió en una de las entidades fundadoras de los Estados Unidos Mexicanos. 

Según la Constitución del Estado Libre de Coahuila y Texas, publicada en formato bilingüe el 11 de marzo de 1827, en un intento por dar orden al territorio, el nuevo estado se dividió en tres regiones: Béjar (toda la antigua provincia de Texas), Monclova (que comprendió el partido de Monclova y Río Grande) y Saltillo (integrado por el partido de Saltillo y Parras). 

Según se narra en Coahuila, 200 años de grandeza, el estado cuya bandera tenía dos estrellas recorría de sur a norte una línea de ayuntamientos unidos por el Camino Real de Tierra Afuera, que comprendía a la Villa de Parras (Parras de la Fuente), Leona Vicario (Saltillo), Monclova, Cuatro Ciénegas, Nadadores, San Buenaventura, Candela, el Valle de Santa Rosa, la Villa de San Fernando de Rosas, Peyotes y Gigedo (Villa Unión), San Andrés de Nava, San Juan de Mata de Allende, Santa Rita de Morelos y Juan Bautista del Río Grande del Norte (Villa de Guerrero). 

Así, el camino continuaba por la parte texana hasta San Antonio de Béjar (San Antonio), San Felipe de Austin (Austin), Brazos-González Nacogdoches, hasta llegar a la costa en Presidio de la Bahía (Goliad) y el Puerto de Galveston. A los habitantes de este amplio territorio se les conoció como coahuiltejanos. No obstante, es un error pensar que la actual geografía coahuilense y texana es la misma que cuando los territorios estaban unidos. Durante la época de Coahuila y Texas, la gran área no incluía ciudades como El Paso (que pertenecía a Chihuahua) ni Laredo (que pertenecía a Tamaulipas).

Plaza principal de Monclova, primera capital de Coahuila. Imagen: Sergio A. Rodríguez
Plaza principal de Monclova, primera capital de Coahuila. Imagen: Sergio A. Rodríguez

LA OTRA CAPITAL

A principios de los años noventa del siglo pasado, Eliseo Mendoza Berrueto, entonces gobernador de Coahuila, apoyó un proyecto crearía el Museo Coahuila y Texas en Monclova, en un intento por reconocer que esta ciudad alguna vez fue capital del estado. 

El edificio elegido fue una finca cercana al río Monclova, construida entre 1794 y 1804, cuyo primer uso fue como hospital militar. Luego se convirtió en cuartel cuando estalló la Guerra de Independencia. Incluso, Miguel Hidalgo y los jefes insurgentes Ignacio Allende, Juan Aldama, Mariano Abasolo y Mariano Jiménez, fueron hechos prisioneros en este lugar en marzo de 1811, tras ser emboscados en Acatita de Baján (hoy municipio de Castaños). Se sabe que otro insurgente, Ignacio Aldama (que no hay que confundir con su hermano Juan), murió fusilado en uno de los patios exteriores, en junio de 1811. 

A pesar de toda este relato, Arnoldo Bermea, cronista oficial de Monclova, indica que el edificio tuvo poca relevancia durante la existencia de Coahuila y Texas. 

El historiador, quien hasta hace poco era también director del Archivo Municipal (el cual creó en 1997), habla en una oficina del museo. Ha dejado su bastón en uno de los escritorios y su teléfono celular en otro. Dice tener problemas de salud y expresa su pasión por los documentos antiguos. 

El edificio del Museo de Coahuila y Texas forma parte del Catálogo Nacional de Monumentos Históricos Inmuebles, del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), con el número de captura I-0010800181. En teoría está protegido, pero en sus muros se puede observar la humedad provocada por los afluentes del río que aún corre debajo. Además, el cronista informa que ni los pisos, ni los techos, ni las divisiones de las habitaciones son originales.

Su gran patio central posee un techo transparente de arquitectura contemporánea y puede sentirse el calor que caracteriza a la ciudad. El museo también es sede de una parte del Archivo de Monclova y cuenta con otros espacios donde se realizan talleres de diversas disciplinas artísticas.

La Sala de Historia Regional narra los tiempos prehistóricos, los primeros asentamientos y los distintos intentos de fundación de Monclova (llamada así en 1689 en honor del virrey Melchor Portocarrero Lasso de la Vega, conde de la Monclova). Por supuesto, el estado de Coahuila y Texas es parte de su museografía. 

Al cronista Arnoldo Bermea se le pregunta cómo era la ciudad en 1824. “Era un grupo pequeño de casas, un poco cargadas hacia el río, con una miserabilidad… La gente habla del vergel, que no sé qué… la gente no tenía qué comer. La mujeres se dedicaban a apisonar el piso, a darles alimento a los marranos. El marido a pasársela debajo de un árbol, con los amigos, echando tallas, mentiras, cuentos, repitiendo historias de aparecidos y de borrachos, y todo. Esa era la vida de Monclova. Las mujeres, en su mayoría, iban dos veces a la iglesia, en la mañana y en la tarde, ¿a dónde más? No había nada”. 

Desde un principio, Monclova y Saltillo se disputaron el estatus de capital de Coahuila y Texas. Aunque Monclova tenía mejor posición geográfica, Saltillo argumentaba contar con mayor población. Ramos Arizpe fue uno de los principales involucrados en esta pugna, pues en Ciudad de México abogó para que el Congreso del Estado se instalara en Saltillo. Lo logró por un tiempo en 1827, hasta que en 1828 el Congreso regresó a Monclova, la capital del estado hasta 1832. 

“Era una tierra de nadie, ¿sí me explico? Por eso era una carne de cañón apoderarse de Texas, porque ¿quién lo defendía? ¿Quién?”, recalca Bermea. 

Si el gobierno español había concedido un permiso al estadounidense Moises Austin en 1821 para poblar la provincia de Texas con colonos anglosajones, la República otorgó una concesión con los mismos fines a Stephen Austin, hijo de Moises, en 1823. Además, el 18 de agosto de 1824, el Gobierno Mexicano promulgó la Ley General de Colonización, cuyo propósito era atraer extranjeros para aumentar la población y mejorar la economía. La antigua provincia de Texas fue un territorio crucial en este proyecto. De pronto se abrieron las fronteras, permitiéndoles a estadounidenses asentarse en este territorio, tener títulos de propiedad y estar exentos de pagar impuestos durante cuatro años. Se pensaba que con este trato, los extranjeros le jurarían lealtad a México. 

Pero es en la misma Constitución de Coahuila y Texas de 1827, donde empezarían las primeras diferencias entre los coahuiltejanos. El documento abogaba por la religión católica apostólica romana, cuando la mayoría de la población de origen estadounidense era protestante. Además, en el Artículo 13 se leen términos tajantes: “En el estado nadie nace esclavo desde que se publique esta constitución en la cabecera de cada partido, y después de seis meses tampoco se permite su introducción bajo ningún pretexto”, algo que chocaba contra la vocación esclavista de muchos extranjeros al norte del estado, donde la población anglosajona llegó a superar 10 a 1 a la mexicana. 

Las tensiones aumentaron en 1829, cuando el presidente Vicente Guerrero expidió el decreto que abolió la esclavitud en México. Como era de esperarse, los colonos texanos se inconformaron y en menos de tres meses lograron que se declarara una exención al estado de Coahuila y Texas. 

Pero la gota que derramó el vaso llegó en 1835. Después de años de gobierno liberal, los conservadores retomaron el poder e instauraron una república centralista con Antonio López de Santa Anna como presidente, despojando a los colonos anglosajones de los privilegios que habían obtenido con los liberales. Los texanos no soportaron esto, se levantaron en armas y, aunque Santa Anna logró vencerlos en la Batalla de El Álamo el 6 de marzo de 1836, su exceso de confianza lo hizo caer prisionero más tarde, el 21 de abril de ese año. Los texanos lo obligaron a firmar los Tratados de Velasco el 14 de mayo. México reconocía así la independencia de Texas, poniendo fin también a su unión con Coahuila.

En una de las fichas informativas del Museo de Coahuila y Texas se observa una imagen de Santa Anna. Tiene el rostro casi de perfil y lleva puesto su traje militar. El texto narra precisamente los conflictos que Monclova y Saltillo en torno a la capital del estado, y el papel que el gobierno centralista de Santa Anna jugó para trasladar los poderes otra vez a Saltillo, cuando Coahuila se quedó solo. 

Hoy Monclova es la tercera ciudad más importante de Coahuila, sólo por detrás de Saltillo y Torreón. Cuenta con poco más de 230 mil habitantes y es reconocida por su papel en la industria metalúrgica, a pesar de la crisis que en los últimos años ha envuelto a Altos Hornos de México (AHMSA). 

Hace poco, el Museo Coahuila y Texas recibió una exposición sobre los 200 años de historia del Congreso del Estado. La muestra fue colocada en el gran patio central. 

Al consultarle a Arnoldo Bermea su sentir acerca de los festejos por los dos siglos de la fundación de Coahuila y Texas, su expresión es algo severa: “Soy muy crítico de eso… creo que el asunto lo hicieron político”.

El Congreso del Estado inauguró en Monclova la exposición itinerante Coahuila, 200 años de grandeza en el mes 
de septiembre. Imagen: Sergio A. Rodríguez.
El Congreso del Estado inauguró en Monclova la exposición itinerante Coahuila, 200 años de grandeza en el mes de septiembre. Imagen: Sergio A. Rodríguez.

CONMEMORACIÓN OFICIAL

Para celebrar el bicentenario de la fundación del estado de las dos estrellas, el gobierno de Coahuila —a través de la Secretaría de Vinculación Ciudadana, Proyectos de Innovación Social e Inversión Público Productiva, la Secretaría de Cultura y otras dependencias— echó a andar un programa con diversas actividades que iniciaron el 7 de mayo de 2024 y terminaron el 13 de septiembre. El plan involucró a los tres poderes de gobierno, los 38 municipios, universidades y sociedad civil. 

El 16 de agosto se realizó una sesión solemne en el Congreso del Estado, donde el gobernador Manolo Jiménez Salinas develó la leyenda “Coahuila, 200 años de grandeza” en uno de los muros del Palacio Legislativo. Ese mismo mes, el mandatario estatal realizó una gira por Texas, donde se reunió con el gobernador Greg Abbott e inauguró la Oficina Pro Coahuila en Austin. 

Así mismo, se organizó la exposición fotográfica itinerante Coahuila: 200 años de grandeza, en colaboración con el Congreso de Estado. La muestra se conformó por 33 imágenes de momentos y documentos históricos, ordenados cronológicamente, que narran la conformación del Estado Libre de Coahuila y Texas, entre ellas un acta que se le dio a Stephen Austin. Esta propuesta expositiva visitó las ciudades de Saltillo, Monclova y Piedras Negras. 

Salvador Álvarez de la Fuente, subsecretario de Cultura en Coahuila, indicó en entrevista que otra estrategia fue la invitar a tres universidades texanas a la vigésima sexta edición de la Feria Internacional del Libro Coahuila, que se celebró del 13 al 22 de septiembre de 2024, en el Centro Cultural Universitario de la Universidad Autónoma de Coahuila (UAdeC), en el municipio de Arteaga.

Las instituciones que arribaron a suelo coahuilense fueron la UT Austin, la Houston University y la SMU Dallas. Por tal motivo, la organización del encuentro literario construyó un pabellón con temática del Viejo Oeste, y diseñó un programa que incluyó conferencias y presentaciones de libros con investigadores de las universidades invitadas. 

En la misma cita literaria, se estrenó el mencionado documental Coahuila, 200 años de grandeza, una película de 29 minutos de duración, donde aparecen los testimonios de historiadores como Jorge Tirzo Lechuga, de diplomáticos como Vivian Juárez Mondragón (cónsul de México en Eagle Pass) y de empresarios coahuilenses. 

Además, la Orquesta Filarmónica del Desierto Coahuila (OFDC), dirigida por el maestro Natanael Espinoza, realizó una serie de conciertos de country sinfónico al lado de la banda saltillense Black Cherry Country Band. La gira abarcó cinco ciudades: Piedras Negras, Acuña, Saltillo, Torreón, Monclova y Sabinas. 

También se realizó la publicación editorial Memoria Bicentenario del Honorable Congreso de Coahuila 1824-2024, libro integrado por ensayos de historiadores y escritores coahuilenses, entre ellos los laguneros Jesús G. Sotomayor Garza (cronista oficial de Torreón), Juan Antonio García Villa y Rodolfo Esparza Cárdenas, entre otros. 

Finalmente, se diseñó una cápsula del tiempo, programada para ser abierta en el año 2044. En ella participaron ciudadanos de los 38 municipios, quienes depositaron fotografías, documentos, escritos, dibujos, entre otros objetos simbólicos. Fue depositada en la Plaza de Armas de Saltillo. 

Salvador Álvarez de la Fuente asegura que, a pesar de sus diferencias, Coahuila y Texas preservan una identidad cultural compartida y menciona como ejemplo obras literarias, tanto de coahuilenses como de texanos, que se ambientan en este territorio. 

“Y no sólo eso, también existen coincidencias gastronómicas como la invención de los famosos nachos en la ciudad de Piedras Negras, que está a un paso de Eagle Pass. En fin, hay muchísimos puntos de coincidencia que creo que valía la pena resaltar y celebrar”, cerró el funcionario.

NOSTALGIA TRANSNACIONAL

En la actualidad, debido a su situación geográfica, Coahuila y Texas mantienen un intercambio cultural y económico importante a lo largo de sus 512 kilómetros de frontera. Cabe recordar que desde hace 55 años, Austin y Saltillo, capitales de ambos estados, son consideradas ciudades hermanas. 

La historia galopa, es un caballo como los versos de Pablo Neruda o las novelas de Cormac McCarthy.

En un tono de nostalgia transnacional, es inevitable pensar qué hubiera sido si, con condiciones políticas más favorables, el estado de Coahuila y Texas se hubiese consolidado. Según datos recopilados por Castañón, el censo de 2020 arroja que la actual población texana (30.9 millones de habitantes) es conformada en un 40.2 por ciento por hispanos (en su mayoría de origen mexicano), ante el 38.8 por ciento de la población anglosajona. 

En Monclova, los últimos rayos de sol bañan la torre de la Parroquia de Santiago Apóstol. Hay movimiento en la plaza principal. Una universidad local organiza su tradicional Festival del Día de Muertos. Jóvenes caracterizados con disfraces y maquillaje pasean frente a los altares colocados en los pilares de un gran monumento. Encima de ellos alambres con papel picado, flores, catrinas de cartón, colorido. Aparecen los vendedores de globos y de algodones de azúcar. Se cuela el olor humeante de los esquites. Suenan bocinas, guitarras, música mexicana. Las últimas aves retornan a las copas de los árboles. Otra vez el cielo, con esa intensa franja rojiza entre el azul profundo y los edificios como la Presidencia Municipal, donde alguna vez estuvo la antigua sede de Gobierno de Coahuila y Texas, demolida en 1968.

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Escrito en: historia El Siglo de Torreón Coahuila y Texas

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