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Adolescentes y jóvenes, puro dead man walking

JUAN PABLO BECERRA-ACOSTA

Hace unos días el INEGI dio a conocer las estadísticas acerca de las defunciones registradas el año pasado en el país (847 mil 716 mexicanos fallecieron) y las principales causas de muerte. Malas noticias. Muy malas porque, si desde la obviedad tenemos que la infancia, la adolescencia y la juventud representan el futuro de una nación, México tiene un porvenir incierto, producto de un presente negro: la primera causa de muerte en el país para los adolescentes y jovencitos que tienen entre 15 y 24 años fue, en 2022… un homicidio. Sí, las agresiones, los homicidios. La primera causa de muerte en los jóvenes que están entre los 25 y 34 años fue… lo mismo, un asesinato. Y la primera causa de muerte entre los adultos en plenitud, los que andan entre 35 y 44 años fue… igual, una agresión, un homicidio.

Tenemos un país donde sus adolescentes (muchos son niños todavía), sus jóvenes y sus adultos en juventud, van caminando muertos. Como esos condenados a muerte que esperan su ejecución en el claustrofóbico pabellón de una cárcel gringa, saben que pronto podrían fenecer violentamente, y que, por tanto, cada uno de ellos es, de muchas formas, una especie de dead man walking esperando la agresión de un sicario que los ejecute, la desaparición que los esfume, el balazo que les sesgue la vida en alguna calle, en algún barrio, en cualquier colonia de una urbe o de un pueblo.

En una nación no tan violenta como la nuestra, la primera causa de muerte para los adolescentes y jóvenes entre 15 y 24 años sería un accidente. También para los jóvenes entre 25 y 34, producto, en general, de las imprudencias y excesos de esas edades. Para los adultos entre 35 y 44 años se trataría de alguna enfermedad del corazón. No me lo invento: son la segunda causa de muerte para esos grupos poblacionales.

Hubo 33 mil 287 muertes por "presuntos homicidios" el año pasado, reporta el INEGI. Hemos normalizado tanto la violencia que quizá usted me diga "no son tantos 33 mil asesinatos". ¿No son tantos 91 homicidios por día, en promedio, al menos tres cada hora? Yo diría que sí es una especie de ruleta rusa en muchos estados del país. Es verdad que al terminar el sexenio de Enrique Peña Nieto eran mucho más los casos reportados por el INEGI, 36 mil 685, 100 por día, y que en las cifras la violencia desciende, pero siguen siendo números inaceptables.

La gran mayoría de los homicidios afectaron a hombres el año pasado: 28 mil 745 casos, contra los 32 mil 765 del 2018, una tendencia a la baja, pero para los adolescentes, jóvenes y adultos entre 15 y 34 años los asesinatos fueron la principal causa de muerte.

Mucho peor noticia, la violencia contra las mujeres crece: hubo 3 mil 752 casos hace cinco años (10.2 por día, en promedio) y en 2022 crecieron hasta 3 mil 928 (10.7 diariamente). Es muy preocupante, porque para las mujeres jóvenes, las que tienen entre 15 y 34 años, los homicidios fueron la segunda causa de muerte en 2022. El reflejo nítido de un país misógino, machista y feminicida que se ensaña con sus niñas y jóvenes.

¿Cómo fueron los 33 mil 287 homicidios del año pasado? La mayoría con el sello del país: 22 mil 309 por arma de fuego. ¿Más sellos de la casa mexicana? Exposición al fuego, llamas (o humo), 222 casos. ¿Bien machos? A cuchilladas (contacto traumático con arma blanca), 3 mil 228. ¿Más machotes? Por ahorcamiento, estrangulamiento y sofocación, 2 mil 461.

¿Cuál es el peor estado en términos de homicidios como principal causa de muerte? Colima, con la primera causa de muerte para los hombres y la segunda para las mujeres. No es extraño, esa entidad es zona de disputa de cárteles de la droga desde hace varios años, desde tiempos del exfiscal Edgar "Diablo" Veytia, preso en Estados Unidos por narcotráfico.

Pero bueno, damas y caballeros de la aristocracia política nacional, qué le hace, ustedes sigan en lo suyo, en lo importante, que es pelearse por candidaturas electorales mientras porciones del país se anegan con charcos de sangre joven y muy joven.

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