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“Dolores Castro toma la vida para transformarla en palabras”, así comienza la entrevista que la poeta y periodista Sylvia Georgina Estrada le realizó a Dolores Castro Varela, texto que se incluye en el libro La casa abierta. Conversaciones con 30 poetas (UANL, 2021).
Dolores Castro falleció este miércoles a escasos días de cumplir 99 años. Tuvo vida larga y pluma inquieta. Mantuvo su poesía hasta el final, por eso a Sylvia Georgina Estrada le parece una poeta de oficio, entregada al trabajo literario sólo por amor a las letras.
“Fue madre de siete hijos y decía, en esa entrevista que tuve con ella hace algunos años, que los hijos eran independientes como los poemas. Justamente esa independencia en la poesía es la que hay que considerar en su obra. Ella siempre fue auténtica en su búsqueda poética”, dijo la también autora de Músicas (Los libros del perro, 2021).
Sencillez, brevedad, atención a los detalles, son otras características de la obra de Dolores Castro, cuya mirada poética vio la luz por primera vez el 12 de abril de 1923. Su poesía se reúne en Viento quebrado, antología publicada por el Fondo de Cultura Económica (FCE). Y es que, como lo menciona la poeta Nadia Contreras, la poesía de Dolores Castro es para todos.
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“Nos enseñó que la mirada del poeta es de quien contempla los detalles en el acto de lo cotidiano. Por ejemplo, ver los detalles en lo superfluo, en lo que pueda parecer la vida, en lo desgastado. Es buscar los detalles desde otro enfoque. Una vez que tienes ese detalle, buscas la transparencia, lo que viene siendo decantarlo”, comentó la ahora coordinadora de literatura en el Instituto Municipal de Cultura y Educación de Torreón (IMCE).
Por su parte, la poeta Mercedes Luna Fuentes, comentó que conoció a Dolores Castro hace más de una década en Parras de la Fuente, durante un encuentro internacional de poesía. “La conocí temblando: temblando yo de la emoción y escuchando temblar su voz”.
Mercedes Luna Fuentes fue testigo del ser fértil de Castro, tanto en persona como en palabra. Lamenta su partida, pero celebra que haya tenido una vida tan larga.
“Es triste que su luz viva, por así decirlo y que su luz corporal ya no esté aquí. Pero, no sé, me da una sensación de que ella estaba muy contenta con todas las cosas que seguían sucediendo a su alrededor […] La pérdida es lamentable, pero a la vez ella reiteró una y otra vez que estaba feliz de seguir viva”, concluyó la autora de yo/carnicero (Aldus).
