15 oraciones llanas convertidas en función poética, es la tarea...
Planta un árbol
Mientras crece, tú maduras
Duermes más, sueñas más
Despiertas con una idea:
Voy leer más. Voy a leer a Julio Cortázar
pero primero, primero, saber más sobre llano, llana, llanamente
El maestro ya lo dijo: llano, figuradamente, es simpleza, no es orgullo.
Digo orgullo, pero otra vez, recurro al diccionario.
Lo tengo, no tengo estudios, pero tengo diccionario
Antónimos y sinónimos. Un pequeño Larousse ilustrado.
El árbol da frutos, da sombra.
Bajo esa sombra, me nutro de la lectura, de la literatura.
Antonio Plaza me subyuga, me conmueve... "yo mendigo, mujer, y tú ramera,
descalzos por el mundo marcharemos...
Y sueño y concluyo: maduro estoy, viejo también.
Mi túnel, por fortuna, tiene una luz al fondo. Camino con una esperanza:
salir del túnel, regar mi árbol y hacer de mis sueños, historias de mi vida.
¿Olvido algo?
¡Ah! Sí, olvido el mar, olvido recoger los frutos de la existencia, olvido el cielo, olvido gratitudes, olvido los libros que he leído...
El árbol florece, abraza y refresca con sus ramas a los solitarios.
Volveré a las sonoridades poéticas del maestro José Miguel Cháirez Carrillo
comulgaré con sus propuestas y aprovecharé sus ilustraciones, sus insistentes "no falte, lo esperamos"...
Volveré a su café literario, es mi deseo, pero una incertidumbre me atosiga:
¿Cómo volver a casa? Atribulado estoy. Desorientado vago.
El taxi no llega, me deja plantado, en un lugar desierto y extraño. La noche avanza y otra vez, la soledad se cruza en mi camino. No pasan coches y un entorno sombrío me agobia y me entristece.
El cordón de la banqueta crece. Se vuelve un fantasma. Tropiezo con él y las estrellas sonríen, las de arriba; las de abajo, las del duro pavimento, tendrán que esperar. Imelda me sostiene. Su presencia es una luz en el sendero de mis sorpresas y desamparos.
El árbol da frutos...
Posdata: He leído libros, pero a los ochenta y tantos años es ya prácticamente imposible acordarse de títulos y menos de autores. ¿Cuál es el propósito de esa pregunta? ¿Atolondrarlo a uno? ¿Es una prueba literaria? ¿Es una medida del conocimiento? ¿De qué se trata? En mi caso no voy a salir a la calle disfrazado de biblioteca ambulante y repetir, como lo hizo el expresidente Peña Nieto: "He leído la biblia". Esto último, y otra vez en mi caso, es una mentira. No he leído la biblia y sólo sé, porque ahí lo dice, que el rey Nabocudonosor ordenó que a Daniel lo arrojaran al foso de los leones, pero antes de que se cumpliera la sentencia, al rey le proporcionaron otros datos y cambió de parecer. Copio textualmente lo que describe el libro sagrado: "Por orden del rey fueron traídos los hombres que habían acusado falsamente a Daniel y junto con sus mujeres y sus hijos fueran echados al foso de los leones; y aún no habían llegado al fondo cuando ya los leones se habían lanzado sobre ellos y los habían despedazado". Y para hacer más truculento el cuento, agrego: "En el pleito del Señor contra Israel no hay lealtad, ni fidelidad ni conocimiento de Dios. En cambio, abundan el juramento falso y la mentira, el asesinato y el robo, el adulterio y la violencia y se comete homicidio tras homicidio. El pueblo de Samaria llevará su castigo por haberse rebelado contra su Dios. Morirán a filo de espada, los niños serán estrellados contra la pared y las mujeres embarazadas serán abiertas en canal.... No he leído completa la biblia, una obra considerada como una joya de la literatura universal, pero en ese poco de lectura encuentro conceptos relacionados con la mentira, la infidelidad, la prostitución, el adulterio y la maldad.
En fin, he leído y releído (cabeza hueca que soy) Antología de Cuentos de Misterio y Terror editada en dos tomos de 1,390 páginas cada uno de la Editora Labor, de Madrid España; Antología del Cuento Siniestro Mexicano; Los Periodistas, de Vicente Leñero; La Terca Memoria, de Julio Scherer, me duermo con Las Mil y Una Noches y despierto con los cuentos de Edgar Alan Poe; también han pasado por mis ojos (ojo, dije, han pasado) "El Viejo que saltó por la ventana y se largó", del escritor sueco Jonas Jonanson; Cuadernos de Lanzarote, de José Saramago, Norte, de Eduardo Antonio Parra; una Antología de Literatura Fantástica, de Jorge Luis Borges, Adolfo Bioy Casares y Silvina Ocampo; Gloria y Esplendor, de Caldwell Taylor, Furia, de Wilbur Smith; El Fantasma de Canterville, de Oscar Wilde; Fantomas, de Marcel Alan, No les Muevas a las Viejas y La Tercera Edad, Edad Maravillosa, del escritor lagunero nacido en Monterrey, Juan Manuel González Cerda, Don Quijote de la Mancha, del inmortal Manco de Lepanto; Leer y Morir, de Guadalupe Loaeza; Los Precursores del Periodismo, del maestro, licenciado y reportero Jesús Máximo Moreno Mejía; /
Aquí le paro al cuento, los gritos de mi esposa se imponen desde la cocina: "!Higinio, a almorzar! Y corro y suelto el teclado porque no hay de otra. En la mesa me esperan papaya, kiwis y melón en trozos, café, una torta de huevo rellena de rajas con queso, galletas de plátano y nuez y un churro de veinte centímetros de largo rociado con escarcha azucarada. ¿Libros? Los libros, en ese momento, pasaron al olvido, al cajón, a los estantes, y solo cobrarán vida cuando yo los abra, pero ya olvidé que los olvidé… (Más vale una débil tinta que una brillante memoria, observó, metiéndose en la plática, Paco, el intelectual metido a taxista que me lleva a Lerdo, a las gordas de nopales con huevo y de moronga, del bulevar Presidente Alemán rumbo a la Ciudad Jardín)
(Moronga: Morcilla hecha de sangre de cerdo, de borrego o de chivo, mezclada con grasa, condimentos y especias, rebanada y freída en aceite, se come en tacos o con frijoles; y otra vez, para no variar, es una herencia de los españoles, aparte de las alpargatas con callos. Precavido que soy, cargo con unas pastillas de Omeprazol, por aquello de las dudas)
