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Light my fire

ALEJANDRO TOVAR

El formidable guitarrista Robby Krieger (76) ha decidido tomar el papel de historiador y el disfraz de profeta para definir a The Doors, el grupo que integró con el fenómeno Jim Morrison (muerto en 1973) el gran baterista John Densmore (78) y Ray Manzarek, el tecladista que se fue por cáncer en 2013. Los dibuja como un grupo que explotaba la teatralidad en escena con el vuelo poético de las letras de Morrison. Le faltó agregar que sus nombres son indispensables en la historia de la música moderna. Jimmy era una extraña mezcla de ficción y realidad. Un ser único.

Morrison se fue de este mundo desde París en 1971 por sobredosis y se recuerda Krieger cuando fueron detenidos y multados en Florida por "lenguaje ofensivo en público". Hoy eso es común y nadie se fija. Sucede hasta en la TV mundialista donde los extécnicos de la Selección e invitados hacen uso de lenguaje de cantina, sobre todo Aguirre y Peláez hasta ridiculizarse.

Esta actitud parece propia de una gran mayoría, que de pronto se integra al grupo de quienes no han podido digerir el fracaso pero que sobre todo se sienten tristes porque aun con promesas de cambio, saben bien que difícilmente habrá movimientos estructurales sonados, porque la prioridad de los empresarios, dirigentes y medios está en lo que significa dinero y negocio.

Los protagónicos se envuelven dentro de una coraza común para protegerse de las demandas. Quisieran ser olvidados por un tiempo mientras ellos mismos buscan sus propias soluciones. Hay quienes gustarían acometer una vida paralela, que pudiera ser disfrutada, sin que hubiese reproches, sin petición de cuentas claras, sin explicaciones. Sería como vivir en tierra de promisión.  

Como dice Krieger, "teatralidad en escena" la mejor fórmula exitosa de Morrison. Porque cuando la vida se desboca, cuando ya no se pueden exorcizar los demonios en la cancha, hay que afrontar realidades. Vea a Martino, acosado, insultado y sacudido en el aeropuerto, sin poder escapar de la turba, aunque Scoponi le defienda como un valiente centurión a un herido César.

Martino solo viene por su liquidación millonaria y a rematar sus cosas para irse de inmediato y mientras muchos levantan la mano (Daniel, Herrera, Lapuente, Carrillo, Hugo Sánchez y el propio La Volpe), tal parece que acá no hay controles que rompan líneas y voluntades. Todo seguirá igual. Y lo será mientras la gente siga creyendo en lo poco que suelen darle dirigentes y jugadores.

Mauro Camoranesi, dice en TV que tenemos futbol mediocre y que nos conocen afuera solo por las novelas. Puede que tenga razón pero siendo un exjugador famoso y deseoso de ser DT, ¿qué hace entonces en México, donde solo dirigió al Tepic y Cafetaleros? Estamos llenos de falsos profetas que buscan instruirnos. Nos falta valor para rechazar tanto, para ser un poco como Morrison "Came on baby light my fire. Try to set the night on fire. Try to set te night on fire".

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Escrito en: Al Larguero

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