Cultura

Stéphane Grappelli

Brindan homenaje a Stéphane Grappelli con acento lagunero

Es recordado en parte por el dúo que formó junto al guitarrista Django Reinhardt

(FERNANDO COMPEÁN)

(FERNANDO COMPEÁN)

SAÚL RODRÍGUEZ

Una imagen de Stéphane Grappelli habita el escenario del Teatro Nazas. La fotografía refleja al gran violinista francés y su instrumento, en un diálogo silencioso que fue congelado por la cámara de Allan Warren en 1976. A un costado descansa el piano oscuro, el violonchelo y la batería. Faltan escasos minutos para que el homenaje a Grappelli comience y la maestra Natalia Riazanova dirija el timón del ensamble a través de su violín.

Si bien Grappelli es recordado por el dúo que formó junto al guitarrista Django Reinhardt, pero el homenaje que ejecutará el Riazanova Jazz Ensamble ha sustituido la guitarra por el piano de Carlos Ramos. La percusión correrá a cargo de Absalom Ruiz, mientras que Daniel Olivares domará las frecuencias graves en el contrabajo.

Pasan de las 20:30 horas del miércoles 25 de mayo. Los músicos aparecen en el antiguo cine para acompañar a sus instrumentos. Emergen aplausos. Riazanova da la bienvenida al público, tiene un micrófono de solapa que cuelga en su blusa del lado derecho, en su hombro izquierdo apoyará el violín. Antes de iniciar el concierto, la maestra habla del origen de Grappelli, de los claroscuros de su infancia, de su estancia en un orfanato y el descubrimiento de su talento musical.

Así sonó Django, la obra compuesta en 1954 por el jazzista John Lewis, en un claro homenaje a Reinhardt. La versión del ensamble ofrece la melodía del violín, misma que Riazanova encuentra al momento de extraviar sus dedos por las cuerdas. Enseguida, I don’t mean a thing de Duke Ellington e Irvin Wills acentúa los ánimos.

En una entrevista gestada en 1970 y almacenada en el National Jazz Archive de Reino Unido, Grappelli narra cómo se inició en el jazz a la temprana edad de 15 años. Su educación clásica ya le había adjudicado el violín como instrumento, cuyo timbre no era común encontrar sobre los ritmos sincopados. En el diálogo, Grappelli subraya que se puede tocar jazz con cualquier instrumento y, como él era violinista, tocó jazz con el violín.

Los músicos del cuarteto recorren piezas como Minor swing, Nuages, Dinah o I don’t give you anything but love. Las partituras son guías, pero el concierto no deja de ser jazz, por eso los instrumentistas se dan libertades en sus solos y recurren a la técnica de la improvisación.

Momento sensible es cuando la maestra Natalia Riazanova decide dedicar la pieza Stardust (Polvo de estrella) a la memoria de Stéphane Grappelli y de todas las personas que fallecieron por la reciente pandemia de COVID-19. “Los vamos a recordar con un amor y con esta esperanza”. Riazanova y Carlos Ramos interpretan la pieza sólo con piano y violín, a luces bajas, en un aire de nostalgia.

The way you look tonight, Limehouse blues, Daphne y Ol’ man river fluyeron por el recinto.

Al finalizar el concierto, el ensamble decidió interpretar por segunda ocasión Minor swing.

Stéphane Grappelli nació el 28 de enero de 1908 en París y murió el 1 de diciembre de 1997 en esa misma ciudad, cuya sonoridad viajó por más de una hora a Torreón.

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