MUCHAS COSAS EXTRAÑO DE LAS QUE LA PANDEMIA SE LLEVÓ
Una de ellas es la tertulia que después de cenar teníamos en la cocina del Potrero de Ábrego. En ella don Abundio, el viejo cuidador del rancho, contaba cosas peregrinas y desaforadas.
-Antes de que me casara con Rosa -relató una noche- una mujer de otro ejido le robó un cochinito cuino que estaba criando. Hasta pasado un año denunció el robo. El juez le preguntó por qué había esperado tanto para presentar la denuncia. Le dijo ella:
-Pa' que la ratera sinvergüenza me engordara el marranito antes de tener que devolvérmelo.
Doña Rosa se enoja.
-Viejo hablador.
Don Abundio hace con índice y pulgar el signo de la cruz, se lo lleva a los labios y jura:
-Por ésta.
¡Hasta mañana!