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Hiram Ruvalcaba y la paternidad como narrativa

'La imaginación es una gran mentira que te quiere contar algo', dice Hiram Ruvalcaba

Desde los textos bíblicos se arroja una narrativa donde las relaciones entre padres e hijos se tornan tortuosas. ¿Cuál es el manual indicado para aprender a ser padre? ¿Este manual existe o sólo es producto de la imaginación, una aproximación a la solución deseada? (SAÚL RODRÍGUEZ)

Desde los textos bíblicos se arroja una narrativa donde las relaciones entre padres e hijos se tornan tortuosas. ¿Cuál es el manual indicado para aprender a ser padre? ¿Este manual existe o sólo es producto de la imaginación, una aproximación a la solución deseada? (SAÚL RODRÍGUEZ)

SAÚL RODRÍGUEZ

Desde los textos bíblicos se arroja una narrativa donde las relaciones entre padres e hijos se tornan tortuosas. ¿Cuál es el manual indicado para aprender a ser padre? ¿Este manual existe o sólo es producto de la imaginación, una aproximación a la solución deseada?

“La imaginación es una gran mentira que te quiere contar algo”, dice Hiram Ruvalcaba (Ciudad Guzmán, 1988), autor del libro de cuentos Padres sin hijos, un volumen donde la paternidad es el eje central de los personajes. Aquí los padres parecen preguntarse ¿qué es un hijo? Mientras algunos hijos se valen de rencor rulfiano para evitar conectar con sus progenitores.

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En un camino lleno de miedos e incertidumbre, Ruvalcaba retrata a padres cuya intención no es dañar a sus hijos, pero que por accidente terminan afectándolos. ‘Padres sin hijos’ recibió el Premio José Alvarado de Cuento 2020, convocado por la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL) y abre el panorama para replantearse el concepto de la paternidad.

¿Qué reflexión te arroja la relación entre padre e hijo a través de este libro?

Creo que el tema de la paternidad es muy complicado, desde el punto de vista de los padres contemporáneos. No digo que antes fuera fácil, pero antes se hacían menos preguntas porque estaba mucho más dicho cuál era el rol de padre en el hogar: el padre es el proveedor. A mí me tocó todavía el rescoldo de esta idea que es muy del siglo XX, de la generación anterior a nosotros, de los ‘baby boomers’. Lo digo sin afán de ofender. Los ‘baby boomers’, que estaban dedicados a la construcción económica del país, pues difícilmente tenían tiempo para pensar en la crianza. Entonces, tú y yo, que somos de la generación de los millennials, pues ya nos han tocado muchos cambios sociales, muchos cambios tecnológicos, familiares y dentro de eso lo más importante es reconocer que el papel del padre en la crianza es fundamental. Eso es un click hacia muchas dificultades, porque si bien reconocemos nuestro rol en la crianza, las necesidades económicas han cambiado, incluso se han recrudecidos […] Tienes la necesidad económica, igual o peor, y ahora tienes que cubrir una necesidad afectiva y eso necesariamente trae problemas.

Has dicho que la paternidad arroja una promesa eterna por hacer las cosas bien. ¿De qué manera los personajes incluidos en tu libro se enfrentan a esta promesa?

El asunto con los personajes es que, en la búsqueda de esta conexión de la que te hablaba, tratan de estar con los hijos de alguna manera, de decirles: ‘Yo soy tu padre y trato de ser la mejor persona posible’. Esto se puede observar con mucha claridad en el cuento ‘Tiempo de calidad’, de este padre que va en la carretera y de repente unos cuates se le cierran, lo sacan del camino. Mucha gente dice que ese cuento termina con mucho machismo, violencia y una especie de complicidad criminal. Para mí el final, cuando lo pensaba se me hacía muy tierno, porque después de todo, este padre que todo el tiempo está tratando de conectar con un hijo con el que no ha estado por diversas razonas (está divorciado, trabaja afuera), logra conectar con él. Sí, de la violencia, pero sobre todo de la retribución. Es un asunto de si estos irresponsables nos sacaron del camino, pues vamos ahora nosotros a sacarles un susto. En esa búsqueda de justicia, una justicia si tú quieres enfermiza, una justicia no plenamente certera, pues se encuentran padre e hijo y reconocen como padre e hijo. Hay una señal que metí, de que al principio el hijo siempre le dice por su nombre y luego le dice papá. Eso es para mí un triunfo de la paternidad, porque el padre logra a los ojos de su hijo hacer lo que es correcto. Y quién sabe si sería correcto o no. Algunos dirán qué temerario por arriesgarse más […] Otro padre que también está tratando de rescatar los pedazos de la relación con su hijo es el de la ‘Visita familiar’. Ese para mí es un cuento difícil porque no quería expresar la idea de ‘pobre feminicida’, pero sí quería decir que estos tipos finalmente no son monstruos. Por mucho uno quisiera verlos como seres ajenos a la sociedad, son personas formadas por los mismos valores que nos formaron como mexicanos. Después se deschaveta y lo que tú quieras, pero el mismo rollo de eres bien macho, tienes que tener mujeres, son para usarlas, esas son las mismas cosas que escuché en el camino a convertirme en lo que soy ahora y de alguna traté de contestarlas, pero estos batos no tuvieron ese momento de reflexión. Entonces, este señor, que se llama Rubén, rompe, fractura por completo la familia, incluyendo a su hijo y su única oportunidad de redimirse es conectar con él. Por eso lo busca dos veces: cuando es pequeño y cuando es adulto. Y si bien es un personaje un poco cínico, convenenciero, pues finalmente lo que él quiere, además de su libertad, es establecer una conexión con su hijo. Dice: ‘Voy a salir de la cárcel y te voy a buscar, quiero estar contigo’. No sé, me da la impresión de que reconocer en estos criminales a un ser humano es una buena oportunidad para preguntarnos qué los condujo y qué podemos hacer ahora para evitar que eso siga pasando.

Otro libro que también cita la paternidad es ‘Pedro Páramo’ de Juan Rulfo. En esta narrativa, Juan Preciado va en busca de su padre y se encuentra con que es hijo de un rencor vivo. ¿Qué lazos localizas en la relación de la paternidad y el rencor?

El tema del padre y del rencor definitivamente es un tópico literario. No sé qué pensó Isaac cuando se dio cuenta de que Abraham lo quería asesinar en el Monte Sinaí. No dice la Biblia, no lo dice en absoluto pero yo me imagino que ha de haber sido un gran impacto para él. El rencor es una de las emociones más presentes en las relaciones paternofiliales. Ponte a pensar en la relación con tu padre y estoy seguro de estuvo llena de rencores, aunque al final triunfara el amor, pero el rencor está presente todo el tiempo. Y de arriba hacia abajo. Lo vi como hijo y seguramente lo veré como padre. […] Finalmente, el tema es que si estás haciendo lo correcto y estás forjando a otro ser humano, el ser humano va a tener sus opiniones, ideales y valores establecidos que no necesariamente van a ser iguales a los tuyos.

En el caso de ‘Pedro Páramo’, es una novela de la paternidad fallida. Dentro de todas las otras cosas que también es, el rollo es que empieza con eso: ‘Voy a encontrar a mi padre y lo voy a hacer pagar por lo que nos hizo al no reconocernos. Ese es un padre latinoamericano. Pero aparte esa búsqueda termina mal, porque el padre termina devorando a los hijos como Cronos. Todos los hijos de ‘Pedro Páramo’ terminan muertos. El único que no termina muerto por su abandono y por su odio es Miguel, que de todas maneras muere por ser hijo de Pedro Páramo. En mi caso que fui educado en el sur de Jalisco, en una zona cercana a la zona donde escribió Juan Rulfo. De mi casa se ve la Media Luna, por ejemplo. […] Pues definitivamente esta figura paterna tan terrible fue algo que me impactó desde muy chiquillo porque decía: ‘¿Cómo es posible que un papá le haga algo tan feo al hijo como no reconocerlo?’. Ya después me di cuenta de que hay cosas mucho peores que los papás les hacen a los hijos. Pero esa sensación que yo tenía del poder que tiene uno como padre sobre los hijos pequeños, que son seres absolutamente indefensos, es inmenso.

Refiriendo tu cuento ‘Elefantes Marinos’, ¿cómo explicarías que una vida tan breve, como la de un bebé, sea capaz de detonar tantas emociones en el lector?

Híjole, ese es un tema bien difícil porque, mira… el rollo con Elefantes Marinos va más allá de un descuido, va más allá de decir que un bato se descuida, olvida a su hijo en el carro y este muere. Ha pasado muchas veces y va a seguir pasando, por desgracia. Yo le hecho la culpa al sistema capitalista que nos trae en friega y no nos deja pensar en las cosas importantes […] Cuando un bebé es deseado (esta es mi experiencia), la vida sí empieza antes del nacimiento. Cuando tú dices: ‘Quiero ser papá y tener un hijo con mi pareja’, cuando tienes es voluntad, la vida empieza antes del nacimiento. Yo así tengo la impresión, yo deseaba a mi hijo desde cinco meses antes de que naciera y, por lo tanto, todo el proceso del embarazo lo viví con mucha ilusión. Cuando una ilusión así se interrumpe, por lo que tu quieras, hubo un aborto espontáneo, el bebe nació muerto o nació y poco después se murió, sufres un duelo similar al haber perdido a cualquier de la familia.

Creo que después de todo vas generando en la cabeza un realidad y el pensamiento, el intelecto, es parte de la realidad. Si yo como escritor te dijera que la imaginación no es parte de la vida, estaría yo haciendo un acto de contradicción. Uno lee porque quiere de estas historias falsas aprender algo verdadero. Rulfo decía: “La literatura son mentiras que cuentan la verdad”. La imaginación es una gran mentira que te quiere decir algo sobre el mundo. Y los hijos que uno va imaginando durante un proceso de embarazo, pues se quedan en la imaginación, se queda en el espíritu de los hijos deseados, que es un adjetivo muy importante.

Cuando un bebé se muere, antes de tener a mí hijo y de perder a un bebé que tuve hace algunos años, yo decía: “Prefiero que se me muera un bebé, que no conozco, a un hijo ya de 10 años o alguien ya más grande. Uno dice eso desde la ignorancia y te das cuenta de que no es fácil. Es una pérdida que te duele toda la vida, ¿por qué? porque tú tenias expectativas que se vieron frustradas y las expectativas emocionales llegan muy profundamente en el corazón humano. Explorando esta posibilidad de la pérdida, surgieron dos cuentos en el libro: Elefantes Marinos (que se llama así porque los elefantes marinos son la única criatura en el mundo que mata a sus hijos por accidente, ruedan y los aplastan) y ¿Por qué no hablas con él? (otro cuento con temática similar).

Finalmente, ¿qué papel crees que juega el miedo dentro de la paternidad?

Pienso que es muy importante. Mi papá decía, en la primera vez que me le manifesté que quería ser papá, decía que desde que nací él ya no durmió bien. Esa era una de la advertencia. Y yo decía: ‘Sí, bueno, los bebés se levantan muchas veces en la noche, sobre todo los primeros años. Y yo pensé que de eso se trataba, pero ahora me doy cuenta que no; no duermes bien porque tener un hijo se transforma en un nuevo miedo en tu vida. Ese miedo abarca todo, todos los actos, todas las cosas que te pasen en torno a tu hijo, están embebidas por el miedo, miedo a que le pase algo, miedo a lo que tú estés haciéndolo en ese momento termine afectándolo a futuro, miedo a no hacer las cosas bien a pesar de tener toda la voluntad de hacerlas. Yo creo que la paternidad es un tipo de miedo muy especial que ya no se te quita y que va a regular el flujo de tus acciones.

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Escrito en: Hiram Ruvalcaba Literatura literatura mexicana

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