
Una pareja indeseada que causa problemas internos y externos; una dieta sana y una visita al médico ayudan a prevenir males mayores.
El mal aliento es como una maldición, quienes lo padecen —en ocasiones— desconocen que son víctimas de este problema al que los médicos definen como halitosis, y hay quienes no saben su origen ni cómo atajarlo. Vale la pena saber que el problema puede ser ocasionado por la enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE), debido a la disminución de la salivación.
Los especialistas dicen que cuando esta enfermedad ataca por las mañanas o tras un ayuno prolongado surge el mal aliento. Además, el debilitamiento del esfínter esofágico inferior (anillo muscular que se abre y cierra para permitir el paso del alimento al estómago) favorece la salida de gases gastrointestinales. La relajación de este esfínter causa que los alimentos, líquidos y saliva se regresen, ocasionando un molesto olor.
Trabajo médico
Para aliviar el reflujo y por tanto la halitosis que genera, los expertos sugieren medidas de prevención primarias como tener un peso adecuado, comer pequeñas y frecuentes cantidades de alimentos, evitar comer pesado en las dos horas previas a acostarse y limitar el consumo de comidas condimentadas y alcohol, entre otros.
Los especialistas recomiendan una fórmula como melox noche, que ayuda a neutralizar los ácidos del estómago al formar una barrera antireflujo que impide el paso de dichos ácidos y alimentos hacia el esófago. La médico internista Isabel Rucker recomienda acudir al médico para determinar el origen de este padecimiento.
Se trata de problemas que desgastan al paciente. Nos cuenta que en Norteamérica la gente gasta por año un promedio de un billón de dólares en productos que le ayuden a deshacerse del mal aliento: enjuagues bucales, desodorantes, gomas de mascar y pastillas.
Es importante saber que cerca de 90% de la población mundial al despertar por las mañanas tiene un ligero grado de mal aliento, especialmente la población mayor de 50 años. No obstante, la halitosis no se considera una enfermedad sino una condición común de la especie humana, y en ocasiones representa un síntoma, como en el caso de la ERGE.
De acuerdo con los especialistas en el tema, son múltiples las causas del mal olor que se desprende de la cavidad oral, pues van desde la falta de higiene bucal hasta enfermedades de los pulmones, nariz, garganta y aparato digestivo. A esta situación se le denomina halitosis.
Ciencia activa
Isabel Rucker dice que “una persona con reflujo puede sentir que los alimentos o los ácidos del estómago se regresan al esófago, o presentar un dolor quemante en esta parte del aparato digestivo, lo que comúnmente se denomina agruras.
“Normalmente estos síntomas son más intensos al hacer algún esfuerzo, agacharse o acostarse después de comer por un simple fenómeno de gravedad”.
Aproximadamente, 75% de las consultas por síntomas en el tubo digestivo alto se debe al reflujo. Sin embargo, éste no sólo afecta al esófago, ya que también puede dejar una sensación de quemadura en faringe, inflamación en garganta, flemas, carraspera, tos crónica, ronquera, cambios en la voz, sensación de ahogo y halitosis, entre otras molestas afecciones.
Existen factores que favorecen el reflujo: comer con prisa, en exceso, ingerir alimentos grasosos, con mucho condimento o picante, no comer por largos periodos o algunos tratamientos farmacológicos.
Cuando se presenta dos o más veces por semana, podría tratarse de la Enfermedad por Reflujo Gastroesofágico.