
La falta de sueño tendría que estar relacionada con una situación difícil y después normalizarse.
El insomnio es para muchas personas peor que una pesadilla, trastoca sus horas de descanso y la vida misma.
Perder el sueño de vez en cuando, no poder dormir una noche tras una larga siesta en la tarde, no es malo ni raro, pero cuando el insomnio se vuelve una constante de todas las noches es hora de olvidarse de remedios caseros y curas mágicas, hay que acudir al médico.
Existe la creencia de que la falta de sueño es cosa de viejos, pero la realidad es que los datos científicos indican que este mal afecta más a la gente joven, de entre 20 y 30 años, entre sus principales víctimas se encuentran las mujeres.
Ellas, explica el doctor José Luis Jiménez López, especialista del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), lo sufren cuando es de tipo fisicosicológico, es decir, que no es perceptible, porque se da durante un periodo prolongado de tensión o ansiedad en que se encuentra despierta más tiempo de lo habitual.
Es común que la falta de sueño comience con dormir más tarde y de manera superficial. Esto ocurre en personas que descansan mejor los fines de semana o cuando salen de vacaciones, es decir, están fuera de su ambiente habitual.
El médico, jefe del Servicio de Psiquiatría y Psicología del Hospital de Especialidades del Centro Médico Nacional La Raza, aclara que la falta de sueño tendría que estar relacionada con una situación difícil y pasajera y después normalizarse.
Lla costumbre de dormir poco y a altas horas de la noche, provoca que el insomnio dure hasta por varios meses.
Este trastorno puede ser condicionado por alguna enfermedad física como diabetes, hipertensión arterial y mal de Parkinson, o por alteraciones siquiátricas como depresión y ansiedad. Hasta 50 por ciento de los afectados padece alguno de estos males.
Mal global
La Organización Mundial de la Salud (OMS) lo considera un problema de salud pública, pues el trastorno del sueño tiene un impacto negativo en la productividad laboral o escolar. Sus víctimas sufren irritabilidad, falta de concentración, dificultad para memorizar, e incluso, depresión.
Estima que lo sufre el 30% de la población mundial entre los 18 y 60 años. El INEGI calcula que más de 15 millones de mexicanos lo padecen, alrededor de millón y medio lo sufre de manera crónica: tres veces por semana.
El doctor Jiménez López identifica entre sus orígenes el ver televisión antes de dormir, escuchar música, platicar, estar pensando en problemas de la vida diaria o del futuro, tomar café, refrescos de cola, bebidas alcohólicas, fumar, comer pesado después de las seis de la tarde o hacer mucho ejercicio.
Las víctimas, no deben automedicarse con pastillas para dormir o con fármacos hipnóticos ya que, además de la posibilidad de esconder una enfermedad crónica o psiquiátrica, pueden causar dependencia para conciliar el sueño, adicción al medicamento y que el insomnio se haga crónico.