
El deseo es fundamental para mantener la armonía en la pareja.
Cuando el amor y el sexo ya no son suficientes para mantener viva una relación marital, es necesario acudir a un especialista.
Los sicoterapeutas ayuda a reencontrar el deseo perdido de la pareja, por medio de la recuperación del erotismo. Esther Perel, sicoterapeuta especialista en familia y pareja, descifra en "Inteligencia Erótica" la actual realidad de la pareja humana a través de casos reales.
A través del texto se pueden conocer los ingredientes del erotismo, qué pasó con la pareja moderna en una sociedad tan sexualizada.
Es un texto de investigación que ayuda a reencontrar el deseo. No da respuestas, pero sí muchas ideas con casos de pacientes, de cómo resolvieron ellos esos problemas.
Esther Perel comentó que, con su obra, quiso hacer una observación intercultural sobre el tema de la sensualidad, intimidad y el deseo.
-¿Cómo ha cambiado la vida erótica de las personas?
-Antes no se buscaba el erotismo con una pareja fija, el matrimonio no tenía mucho que ver con la pasión; era sólo una situación que daba estabilidad, seguridad para los niños, respeto y apoyo económico.
Nunca se juntaban estas características con alguien que además fuera un buen amigo, confidente y un apasionado amante.
Ahora vivimos en una sociedad que está más sexualizada. Antes teníamos una frontera muy grande entre la vida privada y la pública.
Esther Perel, sicoterapeuta especialista en pareja dice que ahora la sexualidad es un tema público y la pregunta es qué pasa dentro de la pareja cuando hay tanta sexualidad fuera.
-¿Por qué tanta sexualidad ha llevado a la pérdida del deseo?
-Nadie quiere volver atrás y pensar que el sexo es sucio, denigrante.
A pesar de ello, creo que cuando algo no es del todo permitido, a veces hay más erotismo. Pasa que cuando todo está permitido, deseamos menos.
La excitación viene muchas veces de la combinación de la atracción y el obstáculo.
-¿Cuándo se pierde el erotismo?
-El erotismo se pierde cuando no cuidamos los elementos que lo conforman dentro de la relación de pareja. Es decir, que dejamos de jugar, de seducirnos, de tener la anticipación al encuentro erótico, ya no sentimos curiosidad por el otro. El erotismo, se mata con la repetición.
No es una cuestión de edad, pues muchas veces este factor ayuda al erotismo. Los adultos tienen más esta cualidad que los jóvenes, pues los años, la madurez, la experiencia de vida nos dan más confianza personal, más satisfacción con nuestro sexo, mejor aceptación de nuestro cuerpo y se pone una mayor atención en el ambiente erótico.
Yo creo que aunque los jóvenes tienen más energía sexual, los adultos tienen más erotismo.
El erotismo es la sexualidad transformada por la imaginación, y empieza en la cabeza. El deseo es una producción imaginativa.
-¿Es conveniente la llegada de un tercero?
-Es una realidad. Desde que el matrimonio cambió de una cosa arreglada a un asunto de libertad, uno elige a su pareja entre muchos otros a los que se rechaza, pero no paran de ser una tentación.
Yo nunca voy a aconsejar a alguien que vaya a buscar un tercero, pero entiendo que a veces las personas traten de equilibrar a su pareja o matrimonio buscando otra relación. No lo hacen por destruir a la familia, sino para complementar su vida, porque buscan salidas.
En muchas ocasiones, una "aventura", estabiliza al matrimonio. Dicen: Yo no quiero dejar a mi pareja, a mis hijos, pero hace años que no me he sentido deseado, no me toca, no me mira.
Claro, si el otro se entera del engaño, suceden dos cosas: que se caiga una relación que ya estaba muriendo, o que este acto brinde a la pareja un vigor que no había tenido en años. El miedo de la pérdida alimenta y despierta el deseo como ninguna otra cosa puede hacerlo.
-¿Cuál es la forma de volver a amar lo que ya se tiene?
-Sabiendo que el otro no me pertenece. Es necesario perder la seguridad. Hay que temer que un día un día mi pareja se puede ir; cada amor viene con el miedo de la pérdida. Al vivir con este miedo, se esfuma la seguridad de que ese alguien va a estar ahí siempre. Esa situación de peligro nos hace desear más a nuestra pareja.
-¿Qué consejos daría a las parejas?
-Lo primero es no confundir amor y deseo. Cuando amamos y nos sentimos responsables, nos resulta más difícil la autonomía y el espacio para poder sentir el deseo.
No hay nada más antiafrodisiaco que cuidar a alguien y es más difícil disfrutar el placer. Cuando se está metido en las necesidades del otro resulta más complicado atender las propias.
El deseo es un poco más egoísta, el amor es altruista. El ideal romántico no da mucho espacio para la individualidad.