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La nueva masculinidad

¿Si no es macho es gay?

A los hombres confundidos por los cambios y reasignación en los roles tradicionales de hombre y mujer, los hace dudar acerca del cómo deben comportarse en una sociedad donde las mujeres tienen nuevas ideas.

EL UNIVERSAL-AEE

MÉXICO, D.F..- Miguel Angel Escobar, ingeniero de 28 años, empezó a visitar a un terapeuta, en busca de respuestas después de vivir una desconcertante experiencia: invitó a salir a una compañera de trabajo, durante la cita ambos dieron claras muestras de sentirse atraídos mutuamente.

Al concluir la velada él la llevó a casa, le dio las gracias y se despidió con cortesía. Al día siguiente ella se portó indiferente y no habló más con él. Al cabo del tiempo Miguel supo que corría el rumor de que él era o demasiado ñoño o hasta gay, pues había salido con la chica más deseada de la oficina y ni siquiera se había atrevido a besarla.

"No soy un patán, quería entablar una relación seria, con buenas intenciones y no vivir una aventura sexual", se quejó en el consultorio.

David Barrios Martínez, sexólogo autor del libro "Resignificar lo masculino", comenta que todos los días llegan a terapia hombres confundidos por los cambios y reasignación en los roles tradicionales de hombre y mujer, que los hace dudar acerca del cómo deben comportarse en una sociedad donde las mujeres tienen nuevas ideas. Algunas esperan que el hombre sea tan macho como Don Juan y otras, todo lo contrario.

"Actualmente, en los sectores más educados de la población, muchos varones manifiestan su desacuerdo con prácticas machistas, pero tal actitud con frecuencia los hace víctimas de críticas, en las que se los tacha desde faltos de carácter hasta afeminados. Pero hay quienes están seguros de que les gusta ser machos, pero que están conscientes de que esta actitud cada vez les funciona menos. El varón de hoy no está seguro de lo que se espera de él", explica Barrios.

A pesar de lo que se piensa, el machismo nunca ha sido cosa fácil para ellos, asegura el especialista, pues tal práctica conlleva demasiadas exigencias que, además, se han sofisticado con la modernidad.

"Antes bastaba con ser feo, fuerte y formal. Hoy 'un buen macho' debe ser un gran conocedor de todas las artes del placer sexual, también tiene que tener un alto poder adquisitivo para complacer a todas sus mujeres, vestir bien, tener el mejor auto, ser culto, resolver problemas, conquistar con estrategia, ser buen bailarín, además de tomar la iniciativa si quiere entablar una relación amorosa", dice.

Otro problema que enfrentan los hombres actuales es que luego de haber sido entrenados para ser rudos, calculadores y cancelar sus emociones, las mujeres de hoy les piden demostrar su sensibilidad, cariño y comprensión. Este confuso esquema crea hombres que pretenden demasiado y por ende tienen una gran tendencia a la frustración, a la depresión y están llenos de bloqueos sexuales y de temor a las relaciones humanas; algunos detonan en agresividad.

Sin embargo, es claro que la sociedad, aunque lentamente, rechaza cada vez más el machismo e inicia una tendencia hacia lo que se llama "nueva masculinidad".

El hombre que decida cambiar debe saber que le llevará un arduo trabajo de reaprendizaje, por lo que debe estar plenamente convencido de que quiere asumir este nuevo rol. Tomada la determinación, el paso siguiente es iniciar una de las terapiastaller, que imparten especialistas como David Barrios, en los que, a través de pláticas y un programa de dinámicas, la transición es paulatina pero eficaz.

Una de las quejas comunes durante el taller es que aún existen muchas mujeres que desean continuar la vieja escuela. Esta situación la vivió Manolo Cortés, administrador de empresas, quien llevaba una relación de pareja con una abogada.

"Al principio, como no teníamos mucho dinero, cuando salíamos nos cooperábamos para pagar todo. Cuando yo trataba de protegerla o la celaba, me llamaba macho. Consiguió un ascenso y si me quejaba de sus constantes viajes o fines de semana trabajando, me tachaba de egoísta y me daba una cátedra sobre la mujer de hoy. Traté de entenderla, pero cuando conseguí un excelente puesto, ella dijo que en adelante yo debía hacerme cargo de nuestros gastos de pareja y que debía empezar a ahorrar para la boda y la casa donde viviríamos, y ella dejaría de trabajar para dedicarse a criar hijos. No entendí nada, pero seguro que no estaba de acuerdo, por eso acudí al taller".

Parte del problema es que las mujeres también están confundidas, un ejemplo: aquellas que salen a trabajar, a la par del esposo, pero al volver se hacen cargo del hogar. Es como si el macho les hubiese dado el "permiso" de trabajar, siempre que "no descuiden sus obligaciones"; ellas simplemente lo asumen sin discutir. Mientras que hay otras que definitivamente prefieren conservar el esquema antiguo, pues les resulta más cómodo dejar que él tome las riendas de todo, aunque en ello les vaya la libertad.

En los talleres se advierte a los aprendices que muchas veces sentirán que nadan contra la corriente, por lo que se les recomienda tratar de convivir más con personas que compartan la misma ideología.

Muchas poses machistas suelen ser sutiles e inconscientes. Un hombre demasiado atento, servicial y sobreprotector está siendo un macho, pues asume que la mujer es débil, y que siempre necesita ayuda. Una mujer que los prefiere así, está solapando tal esquema.

"Esto no significa que el varón deba dejar de ser amable o educado, en el nuevo esquema ambos deben ser recíprocos en brindar atenciones. El cortejo y la seducción deben ser prácticas placenteras para ambos. El machismo lo contamina porque lo respalda en mentiras, falsas promesas e hipocresía con tal de conseguir un objetivo sexual", señala el experto. Según Barrios, aún hay muchas mujeres que prefieren ser engañadas antes que tolerar que un hombre les exprese abiertamente que las desea sexualmente sin compromiso alguno.

"La claridad para expresar las intenciones de uno hacia otro es la práctica más importante dentro de 'la nueva masculinidad'".

Hoy existen nuevas respuestas a preguntas como quién debe tomar la iniciativa en un cortejo, quién paga las cuentas, hasta dónde llega la caballerosidad, quién pide matrimonio o quién cuidará a los hijos y se encargará de los trabajos del hogar.

"La premisa es tender hacia la equidad, tampoco es necesario caer en el rígido mitad y mitad, todo está en establecer acuerdos justos. Se trata de que ellos sean cada vez más hombres y menos machos, el verdadero varón es un ser integral que no necesita demostrar superioridad para sentirse realizado", afirma Barrios.

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