FORMAS| LA FIGURA DE PERA ES MÁS COMÚN EN LA MUJER Y LA DE MANZANA EN EL HOMBRE.
Las mujeres viven pensando en su figura por razones estéticas, pero deben echarle un ojo también para no sufrir males graves.
Al hablar de frutas como la manzana y la pera, la gente puede pensar en muchas cosas, incluso algunas buenas, pero cuando se refieren a la forma del cuerpo femenino es hora de platicar con el médico para prevenir males como la diabetes y algún padecimiento renal.
El doctor Juan Díaz Salazar, miembro de la American Diabetes Association, comenta que identificar si el cuerpo comienza a adquirir la forma de una pera o una manzana determinará la posibilidad de que esa grasa acumulada en su cuerpo predisponga el desarrollo de enfermedades cardiovasculares, diabetes, y problemas renales.
Todo depende de las zonas en las cuales se acumula, entonces la figura puede adquirir la forma de alguna de esas frutas. "Usted tiene figura de pera si el volumen de grasa se encuentra en cadera, glúteos y muslos; en cambio parecerá manzana si tiende a ganar peso principalmente en el área del abdomen", explica.
Apunta que "a pesar de que la figura de pera es más típica de la mujer y la de manzana propia del hombre, esta última es más peligrosa que la otra y también suele aparecer en la población femenina, debido a que se llevan inadecuados hábitos de vida y una alimentación rica en carbohidratos y grasas, con los riesgos que ello implica para sus arterias y su corazón".
El especialista sostiene que "las personas con figura de manzana sufren mayor predisposición a desarrollar diabetes mellitus, hipercolesterolemia e hipertensión arterial y, en consecuencia, eventos graves como infarto del corazón, enfermedad vascular cerebral y daño renal".
Según el endocrinólogo, quienes padecen la figura de pera concentran los adipositos en zonas de menor riesgo, mientras que la forma de manzana resulta mucho más peligrosa para órganos vitales, ya que el hígado se enfrenta a altas concentraciones de grasa que se dirige a las arterias, los pulmones, el cerebro y el corazón, provocando lesiones arteriales, intolerancia a la glucosa, aumento de los lípidos en la sangre, cardiopatías y lesiones cerebrales.
Sobre la obesidad ginecoide o de pera precisa que presenta una menor relación con estas enfermedades, pero en ningún caso debe descuidarse, ya que por acumularse en muslos, cadera, glúteos, pantorrillas y tobillos se relaciona con trastornos vasculares como varices, flebitis, celulitis y, en ciertos casos, mala circulación en las piernas.
Batalla vital
El especialista menciona que entre los principales factores de riesgo que suelen aparecer con la obesidad está la elevación del colesterol y la hipertensión arterial, enfermedades que deben ser atendidas de manera integral a partir de innovadores enfoques terapéuticos.
"En el caso específico de la hipercolesterolemia existe la combinación de ezetimiba y simvastatina, medicamento único, que logra actuar en las dos vías productoras del colesterol: el hígado y el intestino; en tanto que para el control de la hipertensión, Losartán ha demostrado que además de bajar la presión, reduce en 39% el riesgo de muerte por infarto del corazón y accidente vascular".
Dice que además protege a "los riñones, al disminuir en 28% la progresión de la enfermedad renal terminal, grave condición en la cual el paciente requiere diálisis y transplante para sobrevivir.
"La prevención es lo primero, por ello lo más importante es llevar un estilo de vida saludable, comer sanamente, lograr un peso corporal óptimo, no fumar y tener a los principales factores de riesgo bajo control", concluye.