Columnas la Laguna

Panorama

PANORAMA

¿Por qué son pobres los pobres?

RAÚL MUÑOZ DE LEÓN

El “spot” televisivo es sugerente y motivador de reflexión. Aunque de contenido político y de propaganda electoral, que busca ganar votos más que atender el problema, atrae sin embargo la atención, y por lo menos a algunos nos hace pensar: “Una mujer próxima a dar a luz, a quien acompaña su marido, con tono de voz que refleja optimismo, pregunta ingenua y candorosamente a la que se supone, lleva el control de su embarazo: ¿qué va a ser, doctora?, aludiendo al sexo del bebé. Y ésta le contesta hoscamente, quizás hasta con un poco de crueldad: igual que ustedes. . . ¡pobre!”

¿Será, acaso, que los mexicanos estamos predeterminados a ser pobres desde el nacimiento? Tema filoso es éste de carácter sociológico que hunde sus raíces profundamente en la filosofía y aún en la metafísica. Nada fácil resulta dar respuesta a la pregunta con la que se titula este Panorama. Se rechaza desde luego que por destino los mexicanos estén condenados a ser y estar “jodidos”. No puede ser tan negra y nociva su suerte. Tenemos inteligencia, capacidad, voluntad y disposición para superar situaciones adversas y salir del atraso en que la vida nos ha colocado.

Además se les presentan oportunidades que miden el grado de arrojo que tienen los mexicanos. Época hubo en que se decía que cada mexicano venía al mundo debiendo dos millones de pesos, por el elevado índice de endeudamiento que tenía el gobierno, monto de deuda que teníamos que pagar todos sin que hayamos disfrutado de los créditos correspondientes, ni alcanzado un “pedacito” del dinero obtenido por la vía del préstamo. Chava Flores decía en su corrido: “¿A qué le tiras cuando sueñas mexicano, hacerte rico, en loterías de un millón? Mejor trabaja, y “alevántate temprano, con sueños de opio sólo pierdes el camión”.

Una característica del mexicano, es que a pesar de su pobreza y de las condiciones en que vive, es feliz (¿?) ríe y canta, y hace burla de sí mismo y de su situación. Ejemplos abundan. Tenemos la canción “Pobre del Pobre”, en el que el protagonista pierde a su amada por el simple hecho de ser pobre, y le pide que el día de su boda el “Ave María” le deje cantar; otro: “La Mancha” interpretada por Eugenia León: “¡Ay que mancha tan negra es la pobreza!”, en el cual narra cómo las jovencitas casaderas prefieren al rico sobre el pobre, y entre ellas se cuentan sus andanzas amorosas. Y el cuento ya muy conocido: “¿Dime porqué te “juites”, y sin avisar me “dejates”; porqué, dí, me “abandonates”, acaso por tres días que no “comites”?, (¡qué delicada, no aguanta nada!); “jodido, pero contento”, dicen muchos.

¿De quién es el mundo, quien domina el escenario humano? El mundo es de los sabios, dicen unos; de los poderosos, responden otros. Para Leandro Azuara Pérez, mi maestro de Sociología en la Facultad de Derecho: “El mundo es de los audaces, de los temerarios, de los que se “avientan”, de los que retan el peligro”.

En verdad, es el espíritu arrojadizo, lo que hace triunfar a los individuos. Personas ha habido que nacieron y se desarrollaron en ambientes familiares de bajo nivel, en condiciones adversas, pero su audacia, su espíritu decidido, su carácter férreo, les permitió superar carencias y dificultades y alcanzar situaciones de prosperidad y bonanza, enviando a sus hijos a escuelas y colegios donde cursaron una carrera que les dio una profesión y al ejercerla contaron con medios económicos suficientes para llevar una vida desahogada.

Esta argumentación que parece lógica, nos llevaría a aceptar que los pobres son pobres porque quieren. Son perezosos, tímidos, miedosos, conformistas y no se “avientan”. Es una conclusión cómoda, que no compromete. Pero la cosa no es tan sencilla. Se sabe también de personas preparadas profesionalmente, con posgrados, y con dos o tres títulos que, sin embargo, no logran colocarse en un empleo bien remunerado, a pesar de su excelente curricula. Han tenido oportunidades que han aprovechado, pero sólo temporalmente porque o se cierra la empresa, o cambia de gerentes y directores que traen “otros planes” y llegan con equipo de personal nuevo.

Están, sin embargo, los casos extremos: individuos que no fueron a la escuela, que sin preparación alguna triunfaron en la vida; son prósperos comerciantes, acaudalados industriales, exitosos empresarios que, con audacia, retaron su destino y lo vencieron; y ahora la vida les sonríe.

Falta que el gobierno revise esta situación y tome las medidas necesarias para apoyar y alentar a estas personas, la mayoría de las cuales son mujeres; crear bolsas de trabajo, políticas públicas que incentiven el empleo, y contratando para sus despachos oficiales a este tipo de personas y destacar su capacidad y preparación.

Es multifactorial la causa de la pobreza de los pobres. Hay que luchar, aprovechar las oportunidades y prepararse cada día más para salir de la marginación y demostrarles a propios y extraños que se tiene inteligencia, preparación y capacidad, o retar al destino y “aventarse al ruedo” y que hay disposición para escalar niveles más altos en el intrincado, complejo y pandémico entramado social. 

Un factor determinante en la condición de pobreza de una persona es, desde luego, la ausencia de disciplina económica, falta de educación financiera. La regla de oro aplicable incluso a nivel de empresa es: “no te endeudes por encima de tu capacidad de pago; en el ámbito familiar el consejo es: no gastes más de lo que ganas”. Son conocidos los casos de tipos que al recibir su salario, sueldo o emolumento ya lo deben; y el cheque o el efectivo, así como lo reciben, lo trasladan íntegramente a sus acreedores, sin darle la oportunidad de disfrutar del producto e su trabajo, y esa situación aumenta mes con mes hasta convertirse en crítica, hasta hacerla difícil de solucionar.

Por otro lado la carrera salarios-precios puede representarse gráficamente como una bicicleta, cuya rueda trasera –los salarios- nunca o difícilmente alcanzará a la rueda delantera –los precios-. Esta desigualdad genera una inestabilidad en la economía familiar que al largo plazo trae la pobreza. Ya no son los tiempos de: “Mira Bartola, “ahí” te dejo estos dos pesos, pagas la renta, el teléfono y la luz; de lo que sobre, coges ahí para tu gasto. . ., guárdame el resto para echarme mi “alipús”. (Chava Flores).

 [email protected]

Leer más de Columnas la Laguna

Escrito en: Panorama

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Columnas la Laguna

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 1871650

YouTube Facebook Twitter Instagram TikTok

elsiglo.mx