Cultura Columnas Cultura Literatura

José Guerrero Huízar

Tras el recuerdo de un artista gomezpalatino

Don Roberto Guerrero se dedicó a la pintura y a las artesanías

Legado. La familia Guerrero comparte las obras del artista don Roberto Guerrero Carrillo en su residencia de Gómez Palacio.

Legado. La familia Guerrero comparte las obras del artista don Roberto Guerrero Carrillo en su residencia de Gómez Palacio.

SAÚL RODRÍGUEZ

Una antigua casona resalta con su color rosado sobre la calle Ignacio Ramírez, en pleno corazón de Gómez Palacio. José Guerrero Huízar indica que la finca fue construida en 1900 y formaba parte de un complejo mayor, propiedad de su abuelo materno don José G. Huízar, quien en ese lugar fabricaba cobijas de lana de borrego, huaraches, correas de vaqueta y silleros.  

Pero José no ha abierto las puertas de la casona para hablar de su abuelo materno, sino de su padre, don Roberto Guerrero Carrillo, quien por años se entregó a la pintura, a la fabricación de artesanías y al arte de curtir pieles, como herencia de su suegro.

José se dirige al patio, sube unas escaleras hasta un segundo piso. La puerta de lámina se abre y devela un cuarto techado con vigas de madera. Son las vigas originales de la edificación, tienen 121 años.

El lugar era el refugio de don Roberto. En las paredes cuelgan cuadros al óleo y escudos heráldicos de madera. Son los recuerdos que evocan a su creador, quien nació en 1934 y falleció hace tres años. Si la antigua casa cuenta con varias leyendas, sin dudas don Roberto es la mayor de ellas.

"Aquí era su vida, su tesoro, su mundo. Aquí no tenía horario. Él terminaba de desayunar y se venía aquí a su taller, daban las 10, 11, 12 de la noche y aquí se la pasaba, era su mundo", dice su hijo.  

1405711.jpeg

La habitación tiene impregnado un olor peculiar. Es un olor que emana de las pieles, mismo que don Roberto portaba en su persona. "Él estaba impregnado a este olor a piel, a cuero".  

Y es que a la par de la pintura y las artesanías, don Roberto se dedicaba a la taxidermia, oficio que también aprendió como autodidacta.

"Aquí se la pasaba, únicamente bajaba a comer, descansaba un rato y otra vez se venía a su taller, confeccionando las casitas de madera o pintando. Con un cuadro a veces tardaba hasta 15 o 20 días, porque primero tenía que trazar a lápiz y luego ir detallando. Luego la combinación de los colores y hacer la mezcla que tenía en la mente".

Cuando el trabajo de las pieles pausaba, don Roberto tomaba pincel y pintura para crear sus cuadros. La naturaleza siempre fue protagonista en su vida. Plasmarla en sus creaciones se volvió un acto espiritual. Los leones, caballos y gatos que parecen cobrar vida sobre los óleos, son prueba de lo anterior.

"Siempre fue un hombre muy creyente de Dios y amante de lo que Dios nos da dentro de la naturaleza. A él le gustaba preservar más que destruir lo que venía de la naturaleza. Se ve tanto en los trabajos que hacía en la taxidermia, donde piezas de animales, en lugar de que se echaran a perder o se destruyeran, él trataba de preservarlas a través de la disección. Y en sus pinturas siempre plasmaba los animales y la naturaleza".

Las primeras exposiciones pictóricas de don Roberto se realizaron en el restorán El Parque y en el Campestre de Gómez Palacio. Sin embargo, José no recuerda las fechas con exactitud. Dice que debe existir un tríptico en alguna parte. Así que se dirige a un mueble de madera, hurga entre los objetos, pero sólo encuentra los lentes de su padre y unos recortes de El Siglo de Torreón donde sobresale la columna Ciencia Heráldica de Jaime Luis Contreras Cadena.

"Mira, él coleccionaba estas cosas. No sé, era muy apasionado a este tipo de recortes".

Los últimos días de don Roberto Guerrero Carrillo transcurrieron en su amado taller. Aunque tuvo que dejar la taxidermia, siguió pintando, diseñando artesanías y curtiendo pieles de borrego que eran empleadas en la medicina tradicional.

Para finalizar la entrevista, José manda a su sobrino Jesús a traer un cuadro de sus padres, donde don Roberto y su esposa doña Aurorita aparecen inmortalizados en sus bodas de esmeraldas. Jesús carga una pintura de caballos hecha por su abuelo y Roberto la fotografías de sus padres. En el lugar sigue la esencia de aquel que entre pieles y pinturas, veneró la naturaleza.

Leer más de Cultura

Escrito en: José Guerrero Huízar Roberto Guerrero Carrillo

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Cultura

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Legado. La familia Guerrero comparte las obras del artista don Roberto Guerrero Carrillo en su residencia de Gómez Palacio.

Clasificados

ID: 1855367

YouTube Facebook Twitter Instagram TikTok

elsiglo.mx