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Azar y destino

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ALEJANDRO TOVAR

En el día de la mujer, para la fiel cementera, Gaby Reyes Soto.

La máscara de las ficciones y las realidades, ajusta tanto el rostro de mirada triste, que termina por oprimir el día entero, pues la vacuna se muestra pero no llega, la pobreza toca a la puerta y seguimos siendo de la casta de los anónimos y de la federación de muchachos con ojos soñadores pues nunca dejamos de luchar contra sombras legendarias, así que sin sueños de grandeza y siendo comunes, uno aprende a observar, invocando hechiceros y repasando sus propias ideas.

Cuando la realidad se vuelve irresistible, la ficción es solo un refugio de nostálgicos y soñadores, como la gente de Cruz Azul, que al principio quería la cabeza de Reynoso y ahora lo adoran, será porque tienen los recuerdos como emociones congeladas y con la hilera de triunfos, evocan a Trelles y Cárdenas, repican con su corazón la sombra de Bustos, Victorino, Muciño, Alejándrez, Halcón Peña, Kalimán Guzmán y Miguel Marín, que moran en el valle de los muertos.

Ahora cabalgan esos hombres de miradas morenas y ojos negros, con nombres raros, Orbelín, Pol Fernández, Yoshimar, Misael, Angulo y Cata. En el fondo, un viejo de 40 que se ve como Banks en el 66. Y luego el tal Cabecita, el único blanquito junto con Santi, porque detrás viene una tribu con Aldrete, Escobar, Baca, Elías, Rivero, Romo y otros. Todos ellos invocan a su talento y repasan su repertorio de habilidades en el vestuario, como el soldado valiente que vigila sus armas.

La gente del pueblo, la que viaja en bus, la que come en estanquillos, la que pertenece al siempre cordial mundo de la montonería, la que se muere de angustia, la que se agita por todo y por nada, la que se mata en las fábricas y en los talleres, esa se dio cuenta de que los recuerdos son emociones congeladas y que los héroes se fueron pero el futbol les ha creado otros nuevos.

Algunos oficios buenos, practicados con rigor y honestidad sirven para salvar ilusiones, como el caso de Almada y los santistas, porque da la impresión de haber encontrado al equipo y a la tarde del domingo, si le faltaba luz llegó con la irrupción de Santi, el muchacho que parece veterano pues muestra carácter competitivo.

Eludió a dos, tiró entre las piernas de Unai para vencer a Malagón.

Luego, Otero encendió corazones y Gorriarán puso en piloto automático las emociones.

Uno puede vivir tan solo, aunque rodeado de tanta gente, que puede escuchar los latidos de su propio corazón y contabilizarlos sin recurrir al electrocardiograma, es por eso que la gente del pueblo suele apegarse a sus sentimientos, quizá como única propiedad real, junto con su esperanza y luego esperar a que los equipos de sus sueños, cualquiera que sea, se muestren lejos igual que en casa, porque los cracks son nuestros juguetes vivos, como el amado Barcelona, en París.

Es grato reconocerlos, admirarlos y sentir con una sonrisa infantil y un ingenuo reflejo de entusiasmo que hoy volverán a jugar en nuestra propia sala de muebles envejecidos. Hemos prometido todos que seremos indulgentes, por si Messi o Mbappé rompen algún cristal. 

Alejandro Tovar // [email protected]

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