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FILÓSOFO

Alejandro Tovar

Albert Camus nació en Argelia francesa en 1913. Vivía con el futbol en el pensamiento y del juego, como lo manifiesta su legado literario, extrajo ideas para adaptarlas a la vida misma o bien comparó emociones de uno y otro bando.

Filósofo, periodista, escritor, Camus decía que la literatura ayudaba a conocer el alma humana. Murió en 1960, en accidente automovilístico.

“Aprendí que la pelota nunca viene hacia uno por donde uno espera que venga. Eso me ayudó mucho en la vida, sobre todo en las grandes ciudades, donde la gente no suele ser lo que se dice, derecha” Una verdadera enseñanza para quien desea aprender. Camus tenía la sensación de que su mundo era fingido y que habitaba en ciudades de sueño y pesadilla donde no bastan los libros.

Estamos destinados a vivir en una nueva misión, en una aventura que cambie la inercia actual de temor, esa de viajar por el mundo sin salir de casa, porque ya es muy difícil acostumbrarse a vivir felizmente, así que andamos en una espera ansiosa y depresiva, donde los mínimos detalles de alegría suelen subir el tono de su real valor y seguimos con sensación de vulnerabilidad total.

Camus era feliz en el futbol. ¿Nosotros lo somos o debemos aceptar la medianía que se nos ofrece?. Porque mucha gente festeja el pase santista a la nueva etapa cuando le ganó al equipo del lugar 14, que jugó 40 minutos con 10 hombres y el cuarto gol fue un regalo arbitral. Santos es equipo de media tabla y su plantel es limitado. Además, no guardan la distancia y en el festejo pudieron pisar a Ayrton, el astro ecuatoriano, que suele lesionarse hasta cuando lo miran feo.

Con el sistema que conduce a la mediocridad, es triste asomarse a la irregularidad generalizada, salvo el León que dejó atrás a todos. Los ricos equipos regios van al repechaje, pues son forasteros de su propio universo, América juega con el rosario en la mano y Cruz Azul fue dejando ir su ventaja, mientras Cabecita insiste en tirar penales y fallarlos. Siboldi tiene todas las dudas encima.

La pandemia es tan celosa que cierra puertas a los recuerdos y solo habla de su persona pero está visto que los que militamos en el grupo de los anónimos, debemos utilizar la pobreza como una inspiración artística, porque ahora mismo la realidad supera a la ficción. Imagínese un futbol donde doce aspirantes llegan para buscar el título.

Antes, aquello era una fiesta selectiva. Hoy solo es show de la televisión, donde creen que somos ilusos y vivimos pateando penales por las calles.

*Alejandro Tovar//*[email protected]

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