Columnas la Laguna

METRÓPOLI LAGUNA

UNA LAGUNA INTELIGENTE

TALÍA ROMERO

La semana pasada se llevó a cabo el congreso de Smart Cities para América Latina. Por la pandemia, este año el evento se realizó de manera virtual, auspiciado por la ciudad de Mérida, que sería la sede física, además de otras agencias y organismos internacionales que se especializan en materia de planeación urbana, desarrollo sostenible y tecnologías de la información.

En las ciudades, como ya hemos puntualizado en otras colaboraciones, ocurre el mundo. Ahí se concentra la población en mayor medida; se consumen energías y se generan más del 70% de los gases de efecto invernadero; las ciudades son los centros donde se agudizan las crisis y se visibilizan las desigualdades. Según la ONU, en las ciudades se concentran el 90% de los casos comunicados de COVID-19. 

También en las ciudades encontramos las experiencias más asombrosas de resiliencia colectiva, de innovación y de transformación de los paradigmas que le dan sentido a la vida cotidiana de la humanidad. Pero aprovechar las capacidades técnicas, humanas y materiales disponibles en las zonas urbanas debe concebirse como un proceso, primero, de sistematización de informaciones y conocimientos, y luego como una serie de acciones encaminadas a lograr objetivos específicos.

Las ciudades inteligentes o Smart Cities son una respuesta conceptual y metodológica para repensar la manera en la que los espacios, las instituciones y las dinámicas socioculturales pueden ser intervenidos de manera precisa con el objetivo de construir zonas urbanas más eficientes, mejor conectadas, más justas y que ofrezcan, en general, mejores oportunidades de desarrollo para sus habitantes.

Existen normas o criterios definidos internacionalmente para definir e identificar cuáles atributos caracterizan a una ciudad inteligente con base en indicadores normalizados y comparables en el tiempo y entre ciudades. Una de ellas es la Norma Española UNE-178201, que incluye en su definición e indicadores aspectos como la economía, gobernanza, movilidad, entre otros. Los ejes que conforman la plataforma de Metrópoli Laguna coinciden, como lo hacen todos los documentos de la agenda urbana mundial, en que esas son materias fundamentales para que el desarrollo que buscamos alcanzar genere bienestar para todas y todos los ciudadanos laguneros.

Para integrar los aspectos mencionados, la UNE-178201 señala componentes tecnológicos, tanto físicos como digitales, necesarios para el correcto desarrollo de una ciudad inteligente. Es decir, que todos aquellos aspectos que son susceptibles de ser planeados y gestionados metropolitanamente en La Laguna, deben incorporar bloques funcionales, hardware, redes, servicios y aplicaciones conectados entre sí.

Los especialistas de Digital Policy & Law Group advirtieron en su intervención durante el congreso que para transformar a las ciudades es indispensable generar políticas digitales locales. De no hacerlo, el sueño de estrechar brechas de desigualdad en las ciudades a través de la democratización de las tecnologías y el mundo digital, puede convertirse en la pesadilla de acentuarlas aún más. Dicho por Fernanda Arriaza de la organización TECHO, una ciudad no puede ser inteligente si no es para todas y todos. 

El modelo de gobernanza que deseamos construir para la ZML puede aprovechar el conocimiento y muchas de las herramientas disponibles en esta área de la innovación, el urbanismo y las ciencias sociales aplicadas al desarrollo sostenible desde perspectivas locales. La Laguna no puede ni debe quedarse observando desde la penumbra a las demás zonas metropolitanas que ya tienen manos ciudadanas e institucionales a la obra, con proyectos en marcha articulados entre sociedad y gobiernos.

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