Es martes por la tarde en los silenciosos pasillos de la Antigua Harinera, muchos locales permanecen cerrados debido a que algunos locatarios, mejor conocidos como "los fierreros", emplean este día para ofrecer sus productos en el tianguis La Rosita, ubicado a unos cuantos metros del edificio.
En el local número 10, la figura de don Luis Javier Carrillo Mata aparece entre montañas de discos de vinil, casetes y discos compactos. Don Luis se pone se pie y acepta compartir un fragmento de sus memorias entorno a la sonoridad que durante casi 50 años ha sido su principal sustento.
Fue a la edad de 15 años que don Luis comenzó a coleccionar discos de vinil. Su repertorio incluía todo tipo de música que solía conseguir en lugares del centro de Torreón, como la discoteca El Senderito, el mercado Juárez o el extinto mercado Villa. Recuerda que en ese tiempo pudo haber tenido entre 400 y 500 discos, hoy ostenta más de 10 mil.
Entonces, por invitación de un amigo, comenzó a vender sus acetatos a las afueras de las ruinas de la Antigua Harinera, justo sobre el bulevar Revolución, en el sector Alianza. Eran buenos tiempos, afirma, pues se vendía un poco más que ahora.
"Los discos que tenía en mi casa los empecé a vender aquí. Todavía estábamos afuera, en la calle, vendíamos en la calle. Y los empecé a vender, los pocos que tenía, que eran 400 o 500 discos. Entonces la gente me empezó a vender y se empezaron a hacer muchos".
Fue en a administración municipal de José Ángel Pérez (2006 - 2009) que los fierreros fueron reubicados en 120 locales al interior de la Antigua Harinera. Desde entonces, don Luis ocupa el local número 10, en el que las pilas de viniles han crecido de tal manera que el comerciante se vio obligado a utilizar el techo del pequeño inmueble para poder almacenar su mercancía.
Don Luis recuerda bien esa época, cuando la violencia en el poniente se encrudeció y los fierreros se vieron afectados en sus ventas.
"Fue una época difícil, porque nos molestaban mucho. Luego se empezó a calmar un poco y ahorita ya estamos más tranquilos".
CURIOSIDADES
Para sus clientes, el vinil guarda un romance peculiar, un vínculo que remite a la nostalgia más sonora, donde el eco de un pasado resuena sobre el muro del presente. Don Luis conoce a fondo la importancia de este sentimiento, por eso les entrega tarjetas y si lo que buscan no se encuentra entre sus lotes, se dedica a conseguirlo y notifica a sus compradores por llamada telefónica.
Aunque lo normal es que sus clientes lleguen, suban al techo por una escalera de aluminio y se pasen horas escarbando hasta que encuentran algo de su agrado.
"Cada quien tiene su gusto por alguna cosa. Hay discos que usted piensa que nadie los va a comprar, pero hay gente para todo".
Don Luis afirma que ha tenido clientes de España, Estados Unidos y otros lugares del interior de la república mexicana. Una anécdota que se reproduce en su memoria es la de un cliente poblano que llegó buscando un vinil de Los Polivoces, pues el que tenía anteriormente se lo había regalado a Eduardo Manzano y buscaba su remplazo.
"Dice que se lo encontró en México, igual, buscando en un puesto y que Manzano estaba buscando el disco ese. Y mi cliente le dijo: 'Yo lo tengo, si quiere se lo regalo'. Y dice que se vieron otro día en un restaurante, que le invitó el almuerzo y le regaló el disco. Y aquí conmigo encontró dos de ese disco. Me enseñó hasta las fotos donde está comiendo juntos".
Entre todos sus discos, don Luis menciona que el vinil más raro que ha tenido lo vendió en tres mil 500 pesos y se trataba de un material sellado de The Beatles, en el que sólo eran tres integrantes.
"Aquí la gente se sube y comienza a escoger. También se encuentran muchas cosas de la época de Torreón de antes, de Los 7 de Torreón, de Los Yenkas, de la Comparsa".
En cuanto a las ventas, don Luis asegura que su negocio le gusta aunque existan ocasiones en que el flujo sea bajo. Destaca que hay ocasiones en que clientes muy buenos lo visitan y ese ingreso le es suficiente para afrontar el mes.
Don Luis cataloga sus discos según el género y estado físico. Su precio puede variar desde 100 hasta dos mil pesos, dependiendo de la calidad y rareza de la pieza.
"Una vez me llegó un lote que eran como 500, pero estaban nuevecitos. Eran de un coleccionista y casi los vendí en una sola semana. Y sí le saqué buen dinero porque traía hasta fotos, tickets de los conciertos, todo eso le da más valor a los discos".
Por último, reflexiona que la música lo acompañado desde chico y el comercio con viniles le ha permitido obtener un conocimiento musical variado que emplea como materia prima para conectar con sus clientes, pues abre toda la semana.
Repertorio. Géneros como el rock, la música clásica y la música popular se reparten entre sus más de 10 mil discos.
