Columnas la Laguna

ANÉCDOTAS

DE ESTRELLAS, CASITAS Y CASERONES... CON ALBERCA

HIGINIO ESPARZA RAMÍREZ

El Ayuntamiento de Torreón pagó 60 mil pesos en la era del alcalde Heriberto Ramos Salas y su tesorero Efrén Mireles Estens, para adquirir en beneficio de la ciudad, la casa del cerro, un chalet de piedra y mampostería enclavado en las faldas del Cerro de las Noas, sitio desde el cual contempla, atestigua y ordena el trazo urbano de la llamada Perla de la Laguna y se erige al mismo tiempo en símbolo de identidad comarcano, una representación similar a la que proyecta la estrella del Cerro de Calabazas, aquella en Torreón y ésta en Gómez Palacio.

La incursión de los funcionarios municipales torreonenses -de los de antes, subrayo- en el toma y daca de los bienes inmuebles varados en el abandono, permitió rescatar una finca que algún comprador despistado intentó adquirir para transformarla en una discoteca o darle otros fines que mancillarían su estampa original. -"O me la vende o se la expropio", había amenazado un anterior alcalde ante la reticencia para enajenarla por parte de los nuevos dueños, herederos de don Celso Garza González, a la vez sucesor de don Federico Wolff Olivarri, el constructor de esta singular obra arquitectónica empotrada en un cerro en la época en que Torreón todavía era un rancho anexado a la desaparecida hacienda del Coyote.

Efrén Mireles Estens, habilitado en esos esos menesteres hipotecarios -por urgencia del momento, no por otra cosa- y el historiador lagunero Manuel Terán Lira, asumieron la misión de gestionar la compra con viajes a Saltillo donde radicaba la propietaria última, consultas a notarios, a los especialistas en el ramo, etcétera, y para amarrar el trato, Mireles entregó un cheque por 20 mil pesos a manera de anticipo. Los 40 mil restantes fueron cubiertos en su oportunidad y con ello se dio por finiquitada la operación. "Fue un regalo para Torreón", coincidieron los ciudadanos interesados en el caso.

En esa forma la población enriqueció su patrimonio con un bien de alto valor histórico y cultural, uno de los más antiguos y emblemáticos de la región, todo ello con una módica suma que da fe de la honestidad que campeaba en aquel lejano entonces en el mundo oficial provinciano, sin alterar los costos de las adquisiciones ni desviar los fondos públicos, como lo hace ahora la nueva clase política mexicana.

En Gómez Palacio, en cambio, están fallando los fusibles: "!Es una venganza política!", claman los defensores de la estrella luminosa que le da identidad y presencia a la ciudad, sacada de juego por la actual administración municipal con el argumento que resulta caro su mantenimiento lumínico. La alcaldesa proviene de un partido político opositor al bando al cual pertenecía el dos veces presidente municipal Carlos Herrera Araluce, autor y ejecutor de la idea materializada en 1998. La estrella forma parte del legado que les dejó a los laguneros y no es la primera vez que los funcionarios en turno la apagan por sus pistolas, argumentando que gasta mucha luz. Desde el Cerro de Calabazas sirve de faro y guía a los aviones que aterrizan y despegan desde el aeropuerto internacional de la ciudad de Torreón, orientan a los conductores que llegan en sus vehículos desde diferentes partes del país, ponen en su camino a los adultos mayores que salen a caminar por las noches y a su regreso al hogar, pierden el rumbo, pero la estrella, solidariamente, les dice por donde. El mismo Superman la busca cuando vuela llevando en sus brazos a Luisa Lane, la novia de Clark Kent, ironizaron golfistas en el Centro Campestre Lagunero, alumbrados del mismo modo por los destellos que irradia el astro estacionado arriba de sus cabezas y la cerveza que consumieron en cada uno de los 18 hoyos del campo de golf.

"La queremos" (a la estrella), dijo el licenciado Lorenzo Natera, exalcalde interino de Gómez Palacio, uno de los más autorizados para hablar sobre el tema y propuso la creación de una asociación o un comité de vecinos a fin de aportar las cuotas que se requieran para pagar el consumo eléctrico que demanda la instalación emblema. "Una luz desde las alturas", la calificó por su parte Efrén Mireles Estens, un especialista en cactos, retratista de las diferentes fases de la Luna, escritor y analista de todo lo que sucede en la comarca lagunera.

Lo más lamentable, observó el también abogado Jesús Esparza Bejarano, un defensor más de la estrella que ilumina a gomezpalatinos y aeronautas, es que la actual administración pierde el tiempo en disputas internas -nepotismo por ejemplo- y desatiende los requerimientos de la urbe que gobierna. Sin embargo, una realidad irrebatible, es que no simpatiza con la luminaria debido a que fue una obra de un gobierno de filiación partidista distinta a la que está en funciones. La polémica en la radio y en las redes sociales es porque unos están en contra y otros a favor. Tere González Carranza, directora de comunicación social del ayuntamiento, dijo que la controversia surgida al respecto, tiene un fondo político, por lo cual la alcaldesa está dispuesta a someter a una consulta ciudadana el camino a seguir: si se prende o se apaga. Ahorrar sería el objetivo. Mientras tanto el nombre Gómez Palacio volvió a aparecer luminoso en el anochecer lagunero. La estrella no.

Cierro este texto con el tema de "La Casita", una composición vernácula de don Felipe Lleras y don Manuel José Othón y de la cual canta, parodiándola, el inolvidable Oscar Chávez. Esa parodia la escribió don Armando Fuentes Aguirre "Catón" pero vendió los derechos al cantante y compositor defeño en una de las giras que hizo por Saltillo. Dice vox populi que don Armando le propuso a Chávez la liquidación de la transferencia con un "bocho" nuevo valorado en esa época en 28 mil 500 pesos. "Necesito un carrito" dicen que le dijo uno al otro y se hizo la operación entre artistas. Por ese motivo "Catón" no figura en el internet como letrista de la sátira musical: -¿Qué de donde amigo vengo?/ de una casita que tengo por allá en el Pedregal/ de una casita chiquita, con jardínes y alberquita y calefacción central... La versión original dice: ¿Qué de dónde amigo vengo?/ De una casita que tengo más abajo del trigal/ una casita chiquitita/ para una mujer bonita/ que me quiera acompañar... etcétera. Por conducto de El Siglo de Torreón "Catón" hizo las precisiones del caso pero la creencia errada y prófuga, aún persiste...

(N de la R: La Casa del Cerro tenía alberca, la Casita también)

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