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Adiós a la musa de Macondo

Mercedes Barcha, viuda de García Márquez, falleció ayer a los 87 años

Cortesía / AP

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SAÚL RODRÍGUEZ

"Me dijo Mercedes: 'soy una persona buena' / Yo que tengo la virtud de conocer a Mercedes / Le dije: 'Mercedes, ¡vámonos pa' Cartagena!'", son los versos de Mercedes, una composición de Adolfo Pacheco e interpretada por el vallenato de Andrés Landeros. Una leyenda narra que esa pieza musical fue la herramienta que Gabriel García Márquez utilizó para enamorar a Mercedes Barcha, fallecida el día de ayer en Ciudad de México, a la edad de 87 años.

Mercedes Raquel Barcha Pardo dio el primer respiro de su vida el 6 de noviembre de 1936 en Magangué, un poblado colombiano asentado a orillas del río Magdalena. Fue la hija primogénita de Demetrio Barcha, un empresario farmacéutico y descendiente de una familia de migrantes proveniente de Oriente Medio.

El amor entre Gabo y su musa fue tinta que brotó de la inocencia. Era 1941 y Mercedes conoció al escritor en un baile acontecido en Sucre. Ella tenía nueve años de edad, él trece.

Cada que tenía oportunidad, Gabo recalcaba que supo que ella sería su esposa desde el primer instante en que la conoció. No obstante, esa certeza tardó algunos años en materializarse, hasta que el 21 de marzo de 1958, a las 11 de la mañana, Mercedes, vestida de azul celeste, le dio el sí a García Márquez en la iglesia del Perpetuo Socorro, en Cartagena.

ACOMPAÑANTE EN LA SOLEDAD

En las escasas entrevistas que Mercedes ofreció a los medios de comunicación, cada que le preguntaban por qué se había casado con el escritor, ella recalcaba: "Porque creí en él". Barcha fue la primera persona en divisar el triunfo y legado literario de García Márquez.

La génesis de una consagración es la siguiente: residiendo en México, con 38 años de edad, Gabo renunció a su empleo, se sentó frente a la máquina de escribir y empezó a construir el mundo de Macondo con baldosas de palabras. Así, durante 18 meses, Gabriel entregó su vida al papel para terminar Cien años de soledad.

Gabo no ganó ni un solo centavo en todo ese tiempo y ya contaba con una familia conformada por sus pequeños hijos Rodrigo y Gonzalo, además de su esposa Mercedes. "Ni siquiera sé cómo hizo Mercedes durante esos meses para que no faltara ni un día la comida en la casa", declaró García Márquez en un discurso ofrecido en el margen del IV Congreso Internacional de la Lengua Española.

Al verse responsable de sostener el hogar, Mercedes realizó excursiones al Monte de Piedad para empeñar diversos artículos y obtener "alivios efímeros" en materia económica. Las deudas crecían al ritmo que Gabo tecleaba su historia, pero Mercedes era visionaria y confiaba en el talento de su compañero.

"En los momentos de dificultades mayores, Mercedes hizo sus cuentas astrales y le dijo a su paciente casero, sin el mínimo temblor en la voz: 'Podemos pagarle todo junto dentro de seis meses'. 'Perdone, señora', le contestó el propietario, '¿se da cuenta de que entonces será una suma enorme?'. 'Me doy cuenta', dijo Mercedes impasible, 'pero entonces lo tendremos todo resuelto. Esté tranquilo'".

A principios de agosto de 1966, Gabo y Mercedes acudieron a la oficina de correos de Ciudad de México para enviar un paquete con la versión terminada de Cien años de soledad a la editorial Sudamericana, con sede en Buenos Aires, Argentina.

En total fueron 590 cuartillas escritas a máquina. El precio del envío marcaba 82 pesos. Mercedes contó los billetes y las escasas monedas que quedaban en su cartera. La realidad aterrizó a la ilusión: sólo tenían 53 pesos.

Enseguida, el matrimonio abrió el paquete para dividirlo en dos partes iguales y enviaron sólo una a la capital argentina. ¿Cómo mandarían el resto? La respuesta era como el dinero faltante, la desconocían.

Después de que las emociones habían cedido un poco, la pareja se dio cuenta de que habían mandado la última parte de la novela. Sin embargo, la editorial se interesó en la historia del colombiano y financió el envío de la primera mitad.

Mercedes Barcha supo en aquel momento que no se había equivocado (50 millones de ejemplares vendidos en todo el mundo lo confirman), y portaría desde entonces el singular silencio de la misión cumplida, como escribió Héctor Feliciano en su libro Gabo Periodista, en una de las pocas entrevistas que la mujer ofreció. Mercedes apreciaba tanto la palabra que no hablaba más de lo necesario con la prensa. Tenía los tiempos precisos y las frases exactas, acompañadas de esos silencios que matizaban su sonrisa.

"Intento resucitar el tema de aquel primer encuentro entre los dos. '¿Desde cuándo García Márquez está medio enamorado?', pregunto. '¿Medio?', contesta Mercedes, 'Completo'. Lo dice, de nuevo, con sorna y cariño. Ríe comedido, pero ríe sabroso. Ambos se miran de soslayo y Mercedes le sonríe tanto a García Márquez como a mí. Pero, hasta aquí llega su respuesta", narra Héctor Feliciano.

Por eso, Barcha fue el verdadero apoyo del escritor; Cien años de soledad no sólo es resultado de la inspiración literaria de un premio Nobel, sino también es la materialización de un trabajo en equipo entre dos seres humanos que se amaron.

Así, la frase "detrás de todo gran hombre hay una gran mujer" pierde su vigencia con Gabo, pues el literato nunca tuvo a Mercedes detrás de él, sino que ella siempre estuvo, por decisión propia, a su lado.

REACCIONES

La muerte de Mercedes Barcha resonó en el entorno cultural de América Latina. En México, Alejandra Frausto, secretaria de Cultura, escribió en Twitter: "Con mucha tristeza me entero de la muerte de Mercedes Barcha, mujer tenaz y generosa. Cómplice indiscutible de Gabo, madre de Rodrigo y Gonzalo. Nuestro más sentido pésame, vuelan mariposas amarillas".

Por su parte, Abello Banfi, director de la Fundación Gabo, compartió en un comunicado: "Hoy la despedimos, agradeciéndole su cariño, apoyo y paciencia en los más de 25 años que ha tomado el desarrollo de la Fundación Gabo. Querida Mercedes, que fuiste polo a tierra, jamás te olvidaremos. Tu recuerdo nos inspirará".

Al igual que su esposo, fallecido el 17 de abril de 2014 y con quien compartió 56 años de su vida, Mercedes Barcha exhaló su último suspiro en la urbe de Ciudad de México tras complicaciones por problemas respiratorios. La Gaba, como también era conocida, residía en el sector de Jardines de Pedregal, en un domicilio al que han arribado arreglos de flores desde que se dio la noticia de su partida.

Destacó que la actual pandemia de Covid-19 hará imposible un homenaje de cuerpo presente para la musa de Macondo, pero sin duda, su nombre quedará escrito en letras doradas junto al de su esposo, en la memoria de millones de lectores alrededor del mundo.

Amor literario. Gabriel García Márquez y Mercedes Barcha estuvieron casados durante 56 años.
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Pilar. Barcha fue fundamental para la conclusión y éxito de la novela Cien años de soledad.
Pilar. Barcha fue fundamental para la conclusión y éxito de la novela Cien años de soledad.

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Escrito en: Mercedes Barcha Gabriel García Márquez

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