Columnas la Laguna

IBERO TRANSFORMA

JUSTICIA ABSURDA

CLAUDIA RIVERA MARÍN

En las últimas semanas me ha tocado presenciar, una vez más, un México lleno de contradicciones. Esta pandemia ha servido para poner de manifiesto que las creencias, supersticiones, la educación y la cultura son condiciones que nos llevan a comportarnos de cierta manera. Una ola de nuevos expertos que inunda con información o fake news los medios y las redes, confundiendo aún más a la población sobre lo que conviene o no conviene hacer. Hemos podido ver a los incrédulos, que piensan que el virus no existe o que es un invento del gobierno, a otros que aseguran que el virus es una enfermedad de los “fifis”; otros que responsabilizan a la red 5G como medio de propagación del Covid.

También los que pensaron que se iba a fumigar con veneno en sobrevuelos de helicópteros por distintas áreas de México y, por supuesto, los que de manera encarnizada se han dedicado a atacar al personal del sector salud que se encuentra en diversas instituciones tratando de sacar adelante a las personas afectadas por Covid.

Hemos visto noticias y videos en donde personas de varias partes del mundo explican sus teorías sobre la existencia, letalidad, cuidados y mitos sobre este virus, lo que ha provocado una “infodemia”, término que refleja la sobreabundancia de información y la rapidez de su propagación. También hemos leído de múltiples abusos, discriminación y trato injusto hacia doctores y enfermeras en varias partes de México, quienes han sido atacados física y verbalmente o no se les permite entrar a ciertos lugares. Las denuncias se apilan en algún escritorio y no se ha visto que se imparta justicia a favor de los afectados. Asimismo, uno de los últimos casos que refleja este tipo de tratamiento es el que tuvo lugar en Chiapas, en donde un ex político falleció por complicaciones con el virus. Su hija denunció al médico tratante ante la Fiscalía. De sobra está recordar que desde que empezaron los estragos en la salud de la población se ha denunciado de numerosas formas la falta de recursos, equipo y medicamentos, principalmente en las instituciones del sector público.

Una muerte debe tener forzosamente un culpable, en este caso, el Dr. Gerardo Vicente Grajales Yuca, quien atendió al político durante su enfermedad. Este incidente resulta indignante, no sólo porque demuestra lo injusto que hemos demostrado ser con el personal médico, sino porque un sistema de justicia absurda trabajó de manera expedita para encarcelarlo en un abrir y cerrar de ojos, a pesar de que sabemos que los juzgados siguen cerrados o con guardias; pero si se tiene la suerte de conocer a las personas adecuadas puede lograrse que se hagan las cosas a una velocidad increíble.

Lo que más me asombra es constatar, una vez más, la diferencia en el trato y la rapidez con que se pueden emitir órdenes de aprehensión y encarcelamiento para algunos mientras que hay cientos de personas esperando que se les haga justicia. Para ellos, los centros de impartición de justicia si están cerrados; las órdenes de aprehensión requieren de un sinfín de trámites, escritos, revisiones y aprobaciones, y pueden tardar meses o años en salir. Así es la justicia de absurda.

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