DICHOS DE SOR JUANA
El interés
es en todas edades
quien del amor aviva
las viras penetrantes
En el auto sacramental El divino Narciso, de Sor Juana, obra teatral que se fecha en 1690, la ninfa Eco es la antagonista del protagonista Narciso-Jesús. La mitológica figura femenina pertrechada con su hermosura y su riqueza compite por la preferencia de Narciso, quien siempre se inclina a favor del personaje Naturaleza Humana -por supuesto, alegoría de la humanidad.
Eco se siente atraída por Narciso-Jesús porque es tan bello como el Narciso de la mitología griega. Puesto que Narciso-Jesús la ha despreciado a pesar de ser tan bella como él, la ninfa, primero reconoce el desaire ("Más desde que severo / mi beldad despreciaste / las que canté hermosuras / ya las lloro fealdades") y luego saca otra de sus armas de seducción. Su arma alternativa es el interés y la exhibe al recitar la cuarteta que encabeza los presentes párrafos. Una vez que lo anuncia, describe sus caudales -que son todo lo que hay en el mundo-, para provocarle a Narciso-Jesús el interés seductor de las cosas materiales.
No hay duda de que el interés es uno de los potentes motores que mueven a la humanidad (el interés tiene pies, reza un proverbio), por ejemplo, el interés en poseer la belleza, el interés en la riqueza, el interés en el poder político, el interés en la fama, el interés por la trascendencia hacia la divinidad; grandes y pequeños intereses. En el campo del amor, según atinadas consonancias de la ninfa Eco, el interés afila o enciende las flechas (viras, dardos) que se clavan uno a otro los enamorados. A través de Eco, pues, Sor Juana sentencia: "El interés / es en todas edades / quien del amor aviva / las viras penetrantes".