-Estornuda.
Esa orden le dio el Funcionario del Régimen al señor equis:
-Estornuda.
El señor equis no puede estornudar a voluntad. Nadie seguramente puede hacerlo. Así, no estornudó.
-Estornuda -volvió a ordenarle el Funcionario.
El señor equis intentó estornudar pero no pudo hacerlo. Le salió un ruido que ni remotamente parecía un estornudo.
-Estornuda, te digo -se impacientó el Funcionario del Régimen.
El señor equis, angustiado, se atrevió a preguntar:
-¿Por qué quiere Usted que estornude?
Se dignó responder el Funcionario:
-Para decirte "salud". En cuestión de salud eso es lo único que ahora podemos hacer por ti. Decirte. "Salud".
¡Hasta mañana!...