Columnas la Laguna

DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

ARMANDO CAMORRA

"Quiero que le enseñe a mi mujer a hacer el amor". Esa insólita petición le hizo don Verendo a su compadre Pitorrango. Preguntó éste, sorprendido: "¿Por qué me pide eso?". Respondió el otro: "Porque me consta que su esposa hace el amor muy bien, y me dice que con usted aprendió". Picia era más fea que el pecado. Que el pecado feo, digo, porque hay unos muy bonitos. Babalucas la consoló: "No es que seas fea, Picita. Lo que pasa es que no estás en el planeta correcto". Exactamente a los nueve meses de casada la joven esposa dio a luz un par de lindos gemelitos. El médico le preguntó: "¿Hay en su familia antecedentes de mellizos?". "Ninguno, doctor -respondió la flamante mamá-. Y me extraña que hayan sido solamente dos. Recuerdo muy bien que la primera noche mi marido y yo lo hicimos tres veces". Don Chinguetas le comentó a un amigo: "Mi hijo mayor me preocupa". Preguntó el otro: "¿Por qué?". Explicó don Chinguetas: "No fuma, no bebe, no se desvela con amigos, no es mujeriego. Trabaja mucho, es cumplido, responsable y honrado a carta cabal. No hace trampas en los negocios; a nadie engaña nunca". El amigo se asombró: "¿Y eso te preocupa?". "Sí -confirmó don Chinguetas-. Me pregunto si realmente es mi hijo". Juanilito le dijo a Pepito: "Mi hermano es mejor que el tuyo". Negó Pepito: "No es cierto". Manifestó Juanilito: "Mi papá es mejor que el tuyo". Replicó Pepito: "No es cierto". Afirmó Juanilito: "Mi mamá es mejor que la tuya". Tras de pensar un poco declaró Pepito: "En eso quizá tienes razón. Mi papá dice lo mismo". La demagogia es hija bastarda de la democracia. Esa frase puede ser tachada de melodramática y altisonante, pero no por eso es menos verdadera. Ninguna duda cabe de que López Obrador llegó a la Presidencia en forma democrática. Su gobierno, sin embargo, está mostrando rasgos demagógicos que cada día se acentúan más. Un ejemplo -otro más- de eso son las 100 universidades que AMLO se propone hacer como el jocoque, de la noche a la mañana. Tal proyecto no está fincado en bases sólidas; si se cumple tendremos multiplicado por 100 el caso de la universidad -es un decir- que fundó en la Ciudad de México, barril sin fondo cuya calidad académica está a la altura del betún, expresión usada en Tabasco para significar que algo anda por los suelos. (El betún a que se hace referencia es el usado para dar lustre a los zapatos). Costosas serán esas universidades, -universidades muy entre comillas-, pues la demagogia acaba siempre por resultar muy cara, y nunca rinde buenos frutos, en cuanto que constituye simulación, engaño. Muchos de los que votaron por AMLO piensan ahora que se equivocaron. Dicen: "Nos está dando atole con el dedo". En vez de plantar universidades como hongos el Presidente debería apoyar a las ya existentes, la mayor parte de ellas maltrechas y en dificultades por los recortes presupuestales que les ha hecho este régimen que por un lado predica austeridad y por el otro dilapida. Todo indica que con esas universidades López Obrador degradará la calidad de la educación superior en el país. Alto precio se paga cuando la democracia se vuelve demagogia. Seguramente mis palabras perturbaron gravemente a la República. A fin de volverla a la tranquilidad narraré un chascarrillo final y luego pasaré a retirarme, como dicen los merolicos callejeros. Una mujer llamó por teléfono al consultorio de su ginecólogo y le dijo a la enfermera: "Acabo de ir a revisión con el doctor, y creo que dejé ahí mi pantie". Después de buscar le informó la asistente: "No, señora. Aquí no está". Replicó la mujer: "Entonces debo haberlo dejado en el consultorio del dentista". FIN.

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