DICHOS DE SOR JUANA
NO ES MUY VALIENTE EL PRESO QUE NO QUEBRANTA LA CÁRCEL
Es muy claro -y subversivo- el sentido de los dos versos de Sor Juana que citamos como tema para este comentario. Es sedicioso porque es un reto evidente para -en su literalidad- provocar la fuga del delincuente. Sin embargo es un dicho que puede aplicarse a quien pretende hacer -o decir- algo pero se encuentra preso de los convencionalismos o de las obligaciones. La familia, la escuela, el empleo, la religión y muchas otras instancias sociales son parte de un entramado de compromisos que circunscriben y limitan los espacios de tal manera que en sentido figurado constituyen una cárcel de responsabilidades que, si cansan por sí o por su frontera, además se alzan como prisión.
La vida en sociedad enseña a sus integrantes a aceptar los limitantes tejidos del deber ser, pero a veces aparecen en el desarrollo del individuo momentos en que el peso de las limitaciones se siente insoportable y la sofocación lo impulsa a buscar atmósferas más respirables. Sin embargo hay quienes en la vida jamás sienten la existencia de fronteras porque las desconocen o porque no les incomoda el lugar en que discurre su existencia, pero surgen en los grupos humanos individuos que también en un momento dado sienten la crisis de la sumisión y a la vez la necesidad de superarla y se sublevan, se insurreccionan o hasta tratan de revolucionar el entorno que los llevó al trance de insumisión.
Es entonces que resulta aplicable el dicho de los dos versos de la poeta sometida a las estrecheces de la vida religiosa que conlleva el inclinarse ante las jerarquías. Fue lo que la hicieron quebrantar muchas veces su cárcel. Por ello, Sor Juana dice: "que no es muy valiente el preso / que no quebranta la cárcel".
