Columnas la Laguna

IBERO TRANSFORMA

CORRUPCIÓN ACEPTADA

CLAUDIA RIVERA MARÍN

Para los mexicanos, la corrupción es parte inherente del diario vivir. Todos hemos oído alguna vez la frase "el que no transa no avanza", y ya no nos impacta. Sabemos que hay corrupción en todos los niveles de gobierno y en el medio empresarial, pero no aceptamos que cada uno de nosotros contribuye en algo -o en mucho- al ambiente corrupto en que vivimos. Buscamos en el amplio mundo de las excusas la forma de disculpar, por ejemplo, el acto de dar o recibir un soborno.

El medio empresarial no es ajeno a este tipo de prácticas; una de ellas es el "moche" a la persona que se encarga de las compras. Al proveedor esto le ayuda a entrar más fácilmente a colocar sus productos y mientras siga aportando su contribución es factible la lealtad por parte de la empresa, en tanto no haya cambios de personal y se revise si la aportación es adecuada, o que llegue otro proveedor que esté dispuesto a incrementar el moche o agregar otros beneficios. Pasará a segundo término si el producto es el de mejor calidad, precio y condiciones; lo que realmente importa es si el encargado de compras recibe su periódico "bono de agradecimiento". El moche se convierte en un costo de ventas que el proveedor deberá restar de su utilidad.

A esto hay que agregar que, cuando llega la temporada decembrina, los proveedores reciben solicitudes de diversos artículos, en ocasiones con el argumento de que servirán como una cooperación para rifar entre los empleados durante la posada. La lista es muy específica, no puede ser cualquier artículo: pantallas de televisión, computadoras, teléfonos o artículos de moda… para asegurar que se ciñan a los requerimientos, se incluye marca y modelo. El proveedor debe acceder a la entrega de los regalos, que muchas veces ni siquiera aparecen en la posada. Tristemente, muchos empresarios conocen esta práctica nociva y no hacen nada para combatirla, lo cual no es de asombrar si consideramos que, según el Instituto Mexicano para la Competitividad, el 60% de los empresarios acepta la corrupción como negocio, y está dispuesto a entrar en este juego con tal de obtener la venta, lo cual deriva en un círculo vicioso en donde los principales perdedores son los proveedores, no sólo con los que ya tienen relación comercial, sino con aquéllos que no puedan absorber este costo de venta o que no estén dispuestos a ceder ante ese tipo de extorsión.

En el estudio del año 2015 titulado La corrupción en México: transamos y no avanzamos, el director del Instituto, Juan E. Pardinas afirma que "la corrupción es el principal obstáculo para la competitividad en nuestro país". Por su parte, la Asociación Mexicana de Profesionales de Ética y Cumplimiento, en voz de su director Fernando Sentíes, menciona que este tipo de prácticas causa pérdidas de entre un 2% a un 10% en las utilidades de las empresas.

Como sociedad estamos equivocados: no debería ser normal el permitir y fomentar este tipo de acciones. Todos decimos estar hartos de la corrupción, pero hacemos muy poco para erradicarla en nuestro medio más próximo: el ámbito laboral, escolar o familiar. Empecemos por nosotros mismos antes de exigir ética y honestidad de otras personas o de nuestro gobierno.

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