Columnas la Laguna

IBERO TRANSFORMA

MÚSICA PARA VOLVER

LAURA ELENA PARRA
"La música puede cambiar el mundo porque puede cambiar a las personas".— Bono

Mi abuela, quien murió a los 107 años, amaba la música. Desde pequeña aprendió a tocar varios instrumentos, su guitarra la acompañó por años; en las últimas tardes que pasamos con ella, disfrutaba de la música que le poníamos en los iPad y en Spotify, y es que la música puede hacer maravillas en el cerebro y en el corazón. Como dijo Oscar Wilde, "La música es el tipo de arte que está más cerca de las lágrimas y la memoria".

El neurólogo y escritor Oliver Sacks menciona, en el documental Vivo por dentro, que "La música es inseparable de las emociones. No es sólo un estímulo fisiológico". Cada acción que realizamos es regulada por distintas zonas del cerebro, sin embargo, la música despierta a la mayoría de las zonas cerebrales. El ritmo se interpreta en la corteza frontal izquierda, en la corteza parietal izquierda y en el cerebelo derecho. El tono, con la corteza prefrontal, el cerebelo y el lóbulo temporal. Por otro lado, la letra se interpreta en el área de Wernicke, en el área de broca, en la corteza motora, en la corteza visual y en las zonas correspondientes a las respuestas emocionales.

La música influye en el ser humano tanto en el momento en que la escucha como en otros momentos de su vida; su efecto permanece a largo plazo. Escuchar, cantar e interpretar música a través de un instrumento, influye en el desarrollo de la inteligencia, ayuda a bajar el nivel de ansiedad, a disminuir el dolor y a que las personas enfermas se recuperen; además, como lo demuestran las investigaciones científicas, puede ayudar en el tratamiento de enfermedades como el Alzheimer, el Parkinson, el Autismo y el síndrome de Tourette.

Para realizar el documental Vivo por dentro, Dan Cohen -trabajador social que llevaba seis años como voluntario en un asilo de ancianos- pidió que filmaran la reacción de los ancianos con demencia y con falta de memoria, cuando escuchaban, en los iPod que les llevaba, la música que les había gustado cuando eran jóvenes.

En el documental se puede ver que las personas, al escuchar las bandas sonoras de su juventud, recuperan, al menos por unos instantes, su personalidad, su identidad, sus emociones y sus recuerdos, lo que es muy conmovedor para los familiares, los médicos y para los mismos pacientes que logran, a través de la música, volver al aquí y al ahora.

Podemos decir que todos o casi todos tenemos en la vida nuestra propia banda sonora, y que al momento que escuchamos, cantamos o tocamos ciertas melodías, además de disfrutarlas, estamos creando memorias que se quedarán ancladas a cada una de ellas; en nuestra vejez pueden ser un bello recurso para acompañar nuestros recuerdos y recuperar las emociones que los acompañaban, porque como afirmó Platón, "El ritmo y la armonía encuentran su camino hacia el interior del alma".

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