LA VIDA ÍNTIMA DE LAURA. (ESPECIAL)
Siempre en estado de alerta, siempre vulnerables, descocadas y persistentes, las gallinas encantaron la imaginación de Clarice Lispector. Afirmaba que entendía perfectamente la vida íntima de éstas, y lo probó en tres relatos suyos: "Una gallina", "Una historia de tan grande amor" y "El huevo y la gallina" en el que considera el tema del ser desde la perspectiva de ambos.
Pero en La vida íntima de Laura, editado por el Programa Nacional Salas de Lectura de la Secretaría de Cultura, ilustrado por Raquel Cané, Clarice Lispector va soplando entre el plumaje para presentar un apetitoso personaje relleno de un envidiable ingenio para vivir la vida y resolverla. Los ires y venires de Laura mirados de cerca son nuestras mismas ocupaciones y preocupaciones.
La sutileza de la narración está en la infinidad de preguntas soterradas en las situaciones más cotidianas que enfrenta Laura, que viene a ser si no la gallina de los huevos de oro, sí la más apreciada por su fecundidad.
Para descubrir la verdad hay que ir a la vida íntima, que está hecha de lo que no se cuenta a los demás, advierte la escritora, al presentarnos a una gallina, "la más simpática del mundo", con mucha voluntad y astucia, una gallina igual a todas, pero distinta a todas, descripción que nos comprende a todos, tal vez por ello la narradora dice: "Te pido un favor, empieza a querer a Laura pronto".
Para conocer la vida secreta de Laura, debemos comenzar por el dato más importante: la autoconciencia de una condición existencial frágil. Solemos pensar que las gallinas son bobas por cómo se comportan, porque se la pasan corriendo, picoteando; siempre tan ocupadas en hacer ¿qué?, lo mismo, decimos.
En librerías
La vida íntima de Laura, de Clarice Lispector:
⇒ Una alegoría de la vida humana.
⇒ Del Programa Nacional Salas de Lectura.