REFRANERO DEL QUIJOTE

El Quijote I, 25

En Sierra Morena, cuando don Quijote se dispone a hacer penitencia por su amada señora Dulcinea del Toboso, Sancho Panza cae en la cuenta de que él la conoce, pues se trata de la hija de Lorenzo Corchuelo y de Aldonza Nogales, cuyo nombre real es Aldonza Lorenzo. "¡Cómo no! Bien la conozco -dijo Sancho-, y sé decir que tira tan bien una barra como el más forzudo zagal de todo el pueblo. ¡Vive el Dador!, que es moza de chapa, hecha y derecha y de pelo en pecho, y que puede sacar la barba del lodo a cualquier caballero andante, o por andar, que la tuviere por señora".

Además, con mucha sutileza, Sancho le hace ver a don Quijote que Dulcinea no es en realidad la gran señora que él le ha hecho creer que es.

"Eres un gran hablador" le replica don Quijote y luego le da una cátedra de lo que es el amor cortés, el amor platónico; le dice: "básteme a mí pensar y creer que la buena de Aldonza Lorenzo es hermosa y honesta, y en lo del linaje, importa poco… y yo me hago cuenta que es la más alta princesa del mundo". Agrega: "yo imagino que todo lo que digo es así, sin que sobre ni falte nada, y píntola en mi imaginación como la deseo, así en la belleza como en la principalidad…"

En apariencia convencido de lo que su señor ha expuesto, el escudero, apenado, reacciona así: "Digo que en todo tiene vuestra merced razón -respondió Sancho-, y que yo soy un asno. Mas no sé yo para qué nombro asno en mi boca, pues no sa ha de mentar la soga en casa del ahorcado".

Al conceder la razón a don Quijote sobre el tema de su conversación, Sancho reconoce que él es un asno, lo cual le trae el recuerdo del suyo que le han robado y por eso dice que equivale a "mentar la soga en casa del ahorcado", expresión que se utiliza cuando se dice algo que hace recordar la desgracia que alguien ha sufrido.

Este mismo refrán se lee también en el capítulo 28 de la segunda parte de la novela.

J.A García Villa

@jagarciavilla