REFRANERO DEL QUIJOTE

El Quijote II, 5

Sancho expresa a su mujer Teresa Panza, estar muy contento porque de nuevo acompañará como escudero a don Quijote en la tercera salida de éste en busca de aventuras. Su regocijo obedece a que podrá hallar nuevamente, como en la ocasión anterior, otra bolsa con cien escudos; aunque dice que su alegría va mezclada con la tristeza que le produce dejar en la aldea por un tiempo a su mujer y a sus hijos.

Agrega Sancho que tal vez dé con "algún gobierno provechoso que nos saque el pie del lodo", o bien llegue a ser conde. Que con ello todo habrá de cambiar en beneficio de él, de su esposa y su par de hijos, Sanchico y Mari Sancha. De esta última dice que podrá casarse "con quien yo quisiere" y llegar así a ser una gran señora, como también lo será la propia Teresa, su madre, como esposa de Sancho gobernador.

Teresa opina diferente y le dice a Sancho: "Si Dios me guarda mis siete, o mis cinco sentidos, o los que tengo, no pienso dar ocasión de verme en tal aprieto; vos, hermano, idos a ser gobernador o ínsulo, y entonaos a vuestro gusto, que mi hija ni yo por el siglo de mi madre que nos hemos de mudar un paso de nuestra aldea: la mujer honrada, la pierna quebrada, y en casa".

Este refrán, invocado por Teresa Panza, recomienda en la mujer recato y prudencia y no dejarse deslumbrar por las apariencias del gran mundo: "La mujer honrada, la pierna quebrada, y en casa".

J.A García Villa

@jagarciavilla